Violencia contra la Mujer: ¿Cuáles son las señales de alerta en la vida diaria?

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María* tenía un novio que la alejaba de su familia y la perseguía a todos los lugares que iba, desde la universidad hasta el trabajo, e incluso cuando ella visitaba a su familia. A este caso se suman los celos descontrolados, la acusaba constantemente de serle infiel. Él la acompañaba a la casa de su madre y no les permitía estar a solas para que ella no contara que estaba siendo víctima de violencia, pero además le decía que si lo dejaba, se quitaría la vida. En la actualidad tiene una orden de alejamiento, pero María vive con temor a que la vigile desde lejos.

*Carmen vive con un esposo que le deja todas las tareas del hogar, se queja de su comida, la regaña por cómo hace las labores y siempre tiene un pretexto para pelear. En la casa de esta pareja se debe comer lo que a él le guste y hacer lo que disponga su humor.

*Sofía mantuvo una relación de casi dos años con un hombre que la trataba mal, se burlaba de su cuerpo, le reclamaba si salía a trabajar, le decía groserías para referirse a ella y la obligaba a tener sexo aún cuando no había consentimiento.

*Valentina recién cumplió 18 años y tiene un novio que la maltrata públicamente, la toma a la fuerza de los brazos, le grita y la envía a su casa si ella está en la calle.

*Mariana es una joven trabajadora y hasta hace unos meses estuvo en una relación donde su pareja la miraba mal si la encontraba solo hablando con algún vecino, no le gustaba que saliera sola ni que compartiera con sus amistades.

*Daniela ha soportado durante todo su matrimonio que su esposo llegue borracho cada fin de semana, lo que incluye una actitud agresiva al reclamarle por estar en ese estado. No ha llegado a la violencia física, pero los gritos y tirar todo a su paso ha sido una constante en este hogar.

Todas estas mujeres, a quienes les cambiamos la identidad para resguardar su integridad, tienen algo en común: sufren de maltrato y violencia.

Están inmersas en conductas machistas que se han normalizado en todo el mundo, razón por la que casi 89.000 (entre ellas niñas) fueron asesinadas en 2022 a nivel global, la cifra anual más alta en dos décadas, “y la mayoría por motivos de género”, según un estudio de Naciones Unidas difundido esta misma semana.

Se calcula que, a nivel global, 736 millones de mujeres – casi una de cada tres- han sido víctimas de violencia física y/o sexual al menos una vez en su vida.

ONUAunque en la actualidad las mujeres tienen más acceso a la información y existen diversas organizaciones encargadas de difundir investigaciones sobre la violencia contra la mujer, esta problemática persiste y se extiende con consecuencias como el femicidio.

Señales de alerta

“Las primeras señales de la violencia basada en género son bastante difíciles de identificar para la mayoría de las personas”, señaló la Red Naranja, una red de observación y acción, y un espacio de trabajo conjunto, articulado y colaborativo, donde participan diversas organizaciones y personas que trabajan por el derecho de las mujeres, adolescentes y niñas a una vida libre de violencia.

Red Naranja explicó que cuando se está en un contexto de violencia es complicado para la víctima identificar las alertas, no solo por estar inmersas en ese ciclo sino porque las conductas llamadas machistas se han normalizado en la sociedad.

“Por ejemplo, los celos y el control hacia la otra persona, el control sobre las relaciones que tiene con su familia, sobre los espacios en los que participa y la ropa que usa. Los celos y el control están romantizados en la narrativa de las novelas, de las películas, incluso de los cuentos infantiles”, comentó Karol Moreno, integrante de la red y una de las directoras regionales.

Este 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, se inicia la campaña de 16 días de activismo contra la violencia de género. En Caracas la Red Naranja organiza un primer acto a partir de las 5 de la tarde en el obelisco de Altamira, Chacao, con apoyo de la Alcaldía.

Expertas y organizaciones afirman que la violencia se puede medir y la doctora Martha Alicia Tronco Rosas, directora de la «Unidad politécnica de gestión con perspectiva de género del IPN» (Instituto Politécnico Nacional) de la Ciudad de México, lo comprobó con una herramienta que se maneja hoy en día tras una investigación que comenzó en 2009 y que funciona como un patrón para aprender didácticamente a identificar ciertas alertas: El violentómetro, que puede tener diversas presentaciones, pero siempre tiene el mismo objetivo.

Violencia contra la Mujer

Esta herramienta es una especie de regla que marca los niveles de violencia, muchas veces por color, para buscar mostrar actitudes que van desde revisar el celular de la pareja a no dejarla salir con amigos, y que enmascaradas en la vida diaria pueden pasar desapercibidas.

Celar, vigilar, gritar, están en el primer renglón de alerta; aislar, empujar, prohibir, chantaje económico, forman parte de la segunda parte; obligar a mantener relaciones sexuales, herir, amenazar de muerte, están en el último escalón y determina que la vida de la mujer podría estar en peligro.

A los comentarios de la Red Naranja, Victoria Romero, directora de Método WOM, dice que la identificación es un paso complicado porque “a veces se dificulta que la violencia se presente tal y como es: como una violencia”.

“El violentómetro es una herramienta muy buena porque permite identificar desde los niveles, por decirlo, más básicos en que se presenta la violencia, hasta las formas más graves, por ejemplo, la violencia sexual e incluso llegar al femicidio”.

Tipos de violencia

Romero indicó que la violencia contra la mujer no solo ocurre entre la pareja íntima, sino que también se da en otros contextos: “En la calle, cuando vas caminando y te piropean (el mal llamado piropo) realmente es acoso sexual callejero, o alguien que te persigue, te está intimidando por el hecho de ser mujer. Ocurre también en el entorno laboral, cuando te ofrecen un ascenso a partir de la llamada operación colchón (…) En la universidad cuando un profesor te hace propuestas sexuales, todo eso son formas de violencia que con el tiempo hemos normalizado, pero es importante hablarlo y definirlas tal y como son porque no podemos corregir algo si no sabemos que existe”.

“Muchas veces creemos que no estamos siendo víctimas de violencia si no nos dan un golpe o una manifestación de violencia física. Es muy importante entender que existen otras formas, como la psicológica, que básicamente acompaña todas las formas de violencia. Un tipo de violencia no viene sola, casi siempre viene acompañada de varias manifestaciones”.

Victoria Romero.

En la actualidad encontramos en el artículo 19 de la Ley Orgánica sobre el derecho de las mujeres a una vida libre de violencia, al menos 25 tipos:

Violencia psicológica

Acoso u hostigamiento

Violencia sexual en la pareja

Amenaza

Violencia física

Familiar

Violencia Sexual

Prostitución forzada

Esclavitud sexual

Ofensa pública por razones de género

Violencia laboral

Violencia patrimonial y económica

Trata de mujeres

Violencia obstétrica,

Esterilización forzada

Violencia mediática

Violencia institucional

Violencia simbólica

Violencia informática

Violencia política

Violencia ginecológica

Violencia multicausal

Tráfico de mujeres, niñas y adolescentes

Feminicidio

Inducción o ayuda al suicidio.

Ofelia Alvaréz, directora de Fundamujer, explica que en Venezuela existen buenas leyes para ayudar a la mujer en este tipo de situaciones, como la Ley Orgánica sobre el derecho de las mujeres a una vida libre de violencia, pero esto es en la teoría, porque no se aplica como debería.

Una mujer puede denunciar algunos de los 25 tipos de violencia y los funcionarios las pueden desestimar porque no están capacitados para atender a las víctimas.

Etapas

Las expertas detallaron que las etapas en estos contextos pueden variar, pero teóricamente se habla del ciclo de la violencia y este pasa por tres etapas: Tensión (acumulación), explosión y la luna de miel.

“La etapa de acumulación es básicamente el momento en el que todavía el agresor no ha cometido el acto de violencia, sino que se van sumando situaciones que pueden ser como un preámbulo y la mujer ya empieza a ver que en cualquier momento va a pasar a la segunda etapa. Luego llega el estallido o la explosión, propiamente el acto de violencia y finalmente la tercera etapa, la luna de miel, cuando el perpetrador nuevamente pretende endulzar a la sobreviviente, diciéndole que la ama, que él va a cambiar y que ella se lo buscó”, explicaron desde Método WOM.

Romero indicó que este ciclo puede pasar porque está presente “la idea del amor romántico que todo lo soporta y el qué dirán”.

“Está el tema familiar, que el amor todo lo puede o cosas relacionadas a qué va a decir la sociedad de mí. No me siento capaz de afrontar esto sola, no tengo redes de apoyo, dónde voy a vivir, tengo tantos niñes a mi cargo, no trabajo. Romper con el círculo de la violencia puede ser algo muy difícil”.

Las consecuencias

Moreno alertó que la violencia contra la mujer puede tener consecuencias negativas sobre la víctima porque incide directamente sobre su autoestima, autonomía y seguridad, ocasionando trastornos psicológicos o psiquiátricos, como: ansiedad, depresión e incluso ideas suicidas.

A escala social, comentó que en Venezuela han observado un aumento de los casos de violencia contra la mujer.

“Han aumentado no solamente los femicidios, sino los casos de abuso sexual y especialmente los casos de abuso sexual infantil, en el que incluso los agresores son adolescentes del entorno familiar de las víctimas más pequeñas. Entonces, por esto es importante la prevención desde ámbitos educativos, comunitarios, familiares y desde el sector de salud. Todos los sectores sociales deben estar involucrados en la prevención de violencia de género”.

Victoria Romero añadió a las consecuencias la parte física: moretones, hematomas, fracturas, quemaduras, pero también puede ir avanzando desde el punto de vista de la violencia sexual, como el embarazo no deseado, VIH u otras enfermedades de transmisión sexual.

“La violencia contra la mujer es un problema de salud pública que afecta a la sociedad y al igual que una enfermedad hay que trabajarla con prevención y atención. Este es un problema que incluso desde el punto de vista del femicidio se convirtió en otra pandemia. Están muriendo mujeres a causa de la violencia”.

Si se buscan cifras oficiales de casos de violencia contra la mujer en Venezuela, en cualquiera de sus tipos, solo están disponibles las cifras sobre femicidio, pero este es solo uno de los 25 tipos de violencia tipificados en la Ley y existen gracias a las organizaciones porque el Estado no brinda información precisa.

Otras consecuencia destacada por Red Naranja es la pobreza porque esto puede llevar a la mujer a la deserción escolar, universitaria o laboral y esto promueve la pobreza en los distintos países.

Victoria Romero de Método Wom, al igual que la directora de Fundamujer, Ofelia Alvaréz, afirman que la violencia contra la mujer “es un mal con el que se puede acabar”.

“La clave de esto está en la deconstrucción y en la sensibilización continua”, aseguró Romero.

Redes de apoyo

“Actualmente en Venezuela somos diversas organizaciones las que estamos impulsando acciones y programas de prevención y sensibilización en materia de violencia contra la mujer. Sin embargo, la responsabilidad principal es del Estado, quien no ha impulsado políticas públicas que respalden el marco jurídico que tenemos. Por lo tanto, no existen acciones realmente articuladas a nivel nacional y esto se refleja en el aumento que hemos visto desde las estadísticas que se llevan de la sociedad civil, el aumento de los femicidios, de los casos de abuso sexual infantil. Aunque las organizaciones de la sociedad civil ponemos todo nuestro empeño en llegar a las comunidades, a los sectores educativos, la realidad es que los recursos con los que contamos y el personal que tenemos es insuficiente para abarcar todo el territorio nacional”, denunció Moreno.

Existen organizaciones como Método WOM que no solo trabaja en la prevención, sino que ayuda a las mujeres a través de la escucha activa, el apoyo psicosocial y de la remisión de casos si la sobreviviente lo requiere, ayuda psicológica, la gestión de casos, los medios de vida y el apoyo legal.

Otra opción es el servicio de atención psicolegal de Unidas por ti, impulsado por la Unión Europea en Venezuela en conjunto con el Centro de Justicia y Paz (Cepaz) o la Red de acompañamiento territorial de Tinta Violeta que agrupa a distintos colectivos.

Con información de El Estímulo