La ola de calor que ya afecta desde mediados de la semana a una parte del sur y el sureste de Francia, y que se va extendiendo también hacia el norte, se va a seguir intensificando hasta el martes o el miércoles próximos, con temperaturas que podrán superar puntualmente los 40 grados.
El servicio meteorológico francés tiene este viernes 19 departamentos del interior, en la mitad sur, en alerta naranja por calor, prácticamente una quinta parte del país.
En muchas ciudades de esos departamentos las temperaturas de la pasada noche no han bajado de los 20 grados (como en Lyon o Grenoble) y a media tarde las máximas pueden alcanzar los 38 grados. Hay que tener en cuenta que el jueves el termómetro ya subió, por ejemplo, hasta 36,6 grados en Lyon.
A partir de su previsión para los próximos días, Météo France anticipa que este será “el episodio más caluroso del verano de 2023” y además podría alcanzar niveles récord por su intensidad y duración a estas fechas del año.
Hasta ahora, el récord histórico de una ola de calor después del 15 de agosto data de 2012: entonces se prolongó durante cinco días (del 17 al 21 de agosto), con temperaturas de hasta 41 grados.
Para comienzos de la próxima semana, Météo France espera máximas en torno a los 40 grados en el suroeste, en Languedoc-Rosellón, en la parte baja del valle del Ródano y en Provenza, con el pico entre el martes y el miércoles. Aunque el fenómeno podría prolongarse hasta el final de la semana.
Las temperaturas estarán hasta entre 8 y 14 grados por encima de las normales a esa altura del año, con mínimas que en buena parte de Francia no bajarán de los 20 grados por la noche.
La eléctrica estatal EDF ha prevenido sobre la posibilidad de reducir la producción de electricidad desde este fin de semana en dos grandes centrales nucleares a orillas del Ródano que utilizan el agua del río para la refrigeración de sus circuitos para evitar así un calentamiento todavía mayor, dado que la temperatura de esas aguas ya se va a situar entre 26 y 29 grados.
En el norte de Francia, la situación será contrastada, ya que mientras en diferentes ciudades del interior se alcanzarán los 35 grados (como en Orleans) o estarán cerca (33 en París), en la costa de Bretaña o de Normandía no se llegará siquiera a los 25.
Francia ha vivido dos periodos de canícula este verano, con consecuencias sanitarias. En la primera, del 7 al 13 de julio en la veintena de departamentos afectados se constató una mortalidad más alta que la esperada, con al menos 80 fallecimientos adicionales. En la segunda, del 17 al 26 de julio, se contabilizaron al menos 30 muertos más de lo normal.
El ministro de Sanidad, Aurélien Rousseau, se esfuerza en advertir en su cuenta de X de esos efectos: “No activamos nunca las alertas a la ligera. La canícula prevista en los próximos días va a ser inhabitual por su duración y su intensidad. Adaptemos en consecuencia todos nuestros comportamientos”.
Vía EFE