Inundaciones, sequías, incendios… Los fenómenos meteorológicos y climáticos extremos se están agudizando en América Latina y el Caribe a medida que se acelera la tendencia al calentamiento a largo plazo y el aumento de nivel del mar, revela un reciente informe de la Organización Meteorológica Mundial (OMM).
Según se desprende de El estado del clima en América Latina y el Caribe 2022, entre 1991 y 2022 las temperaturas han aumentado un promedio de 0.2° Celsius por década, la tasa más alta de la que se tenga constancia. La suba es superior en México y el Caribe.
«Muchos de los fenómenos extremos estuvieron influidos por el episodio de larga duración de La Niña, pero también fueron característicos del cambio climático debido a la actividad humana”, reconoce Petteri Taalas, Secretario General de la OMM.
Tal como destaca el documento, el calentamiento global altera la intensidad y la frecuencia de muchos fenómenos meteorológicos extremos, lo que provoca o exacerba otros eventos de gran impacto como inundaciones, deslizamientos de tierra, incendios forestales y avalanchas.
En ocasión del Día internacional contra el Cambio Climático, celebrado el 24 de octubre, conoce algunos de los fenómenos que se registraron en la región en 2022 como consecuencia de las alteraciones en el clima.
1. Tormentas tropicales
La temporada de huracanes atlánticos de 2022 tuvo un número de tormentas cercano al promedio: concluyó con 14 tormentas con nombre. No obstante, 9 de ellas afectaron a zonas continentales de la región y dejaron graves consecuencias para la población local. Entre ellos, el huracán Fiona fue el tercer ciclón tropical que más pérdidas económicas provocó en Puerto Rico desde 1980.
Entre otros, el huracán Ian produjo entre 785 milímetros (mm) y 1500 mm de precipitaciones y mareas de tempestad que condujeron a inundaciones localizadas y la pérdida de más de 20 000 hectáreas de tierras destinadas a la producción de alimentos en el Caribe occidental y Cuba.
2. Aumento del nivel del mar
El incremento del mar siguió creciendo a un ritmo mayor en el Atlántico Sur y el Atlántico Norte subtropical con respecto a la media mundial. Esto amenaza a una gran parte de la población de América Latina y el Caribe que vive en zonas costeras, ya que contamina los acuíferos de agua dulce, erosiona las costas, inunda las zonas de baja altitud y aumenta el riesgo de inundaciones costeras, advierte el organismo mundial.
3. Deshielo de glaciares
El deshielo de los glaciares ha empeorado, asegura el informe. Esto amenaza a los ecosistemas y la futura seguridad hídrica de millones de personas.
Concretamente, en el verano de 2022 se produjo una pérdida casi total del manto de nieve en los glaciares de los Andes centrales, de modo que capas más sucias y oscuras de los glaciares absorbieron más radiación solar, lo cual a su vez aceleró el deshielo.
4. Crecidas y deslizamientos de tierra
En 2022, las lluvias intensas y superiores a la media provocaron crecidas y deslizamientos de tierra. Este fenómeno devino en pérdidas humanas, además de efectos en la economía de toda la región.
Por ejemplo, en tan solo unas pocas semanas, del 15 de febrero al 20 de marzo, dos desastres relacionados con las lluvias arrasaron Petrópolis (estado de Río de Janeiro, Brasil) y provocaron 230 muertes. Tan solo en el primer día del desastre, se registró un total de 530 mm de lluvia en 24 horas, muy por encima de la media mensual de 210 mm.
5. Aumento de las sequías
Las condiciones prolongadas de sequía contribuyeron a efectos negativos en varios sectores económicos de la región como el agrícola, el de la energía, el del transporte y el del suministro de agua.
En Brasil, el índice de producción agrícola cayó un 5.2 % en el primer trimestre de 2022 respecto del mismo período de 2021 debido a una disminución de la producción de soja y maíz.
Al mismo tiempo, la sequía en la cuenca del Paraná-Plata en el sureste de América del Sur, uno de los principales graneros del mundo, fue la peor desde 1944.
A su vez, la falta de precipitaciones conllevó a un descenso de la producción hidroeléctrica en amplias zonas de América del Sur debido al bajo caudal de los ríos, lo que provocó un fuerte aumento de la demanda de combustibles fósiles en una región con un gran potencial sin explotar de energías renovables.
La sequedad, acompañada del calor extremo y la baja humedad del aire, dio lugar a períodos de incendios forestales sin precedentes en pleno verano de 2022.
Los incendios se declararon entre las ciudades de Miranda y Corumba, en el estado de Mato Grosso do Sul (Brasil), donde se encuentra parte del Pantanal brasileño.
Fotografía de Chico-Ribeiro Governo Mato Grosso, Agencia Brasil
Sumado a eso, las emisiones de dióxido de carbono (CO₂) provocadas por los incendios forestales de enero a marzo fueron las más altas de los últimos 20 años.
Ejemplo de esto fueron los incendios registrados en el sur del continente. Según informa la OMM, en enero y febrero tanto Argentina como Paraguay registraron un aumento del 283 % y el 258 %, respectivamente, en el número de focos detectados en comparación con el promedio del período comprendido de 2001 a 2021.
La inacción climática es costosa
Frente a este escenario, y en pos de adaptarse de forma más eficaz a las consecuencias del cambio climático y al consiguiente aumento de la intensidad y la frecuencia de los fenómenos meteorológicos extremos, es preciso que los sistemas de alerta temprana de la región se fortalezcan y lleguen a las comunidades que más los necesitan, señala la OMM.
Cabe destacar que se conocen muchas soluciones frente al cambio climático que pueden contribuir a mejorar la calidad de vida de las personas, proteger el medio ambiente, y reducir la incidencia de los desastres, señala la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Según el organismo, “la acción climática requiere importantes inversiones financieras por parte de gobiernos y empresas. Pero la inacción es mucho más cara”.