Matt Damon, Mark Ruffalo y un puñado de conocidos actores se reunieron el jueves por la noche en una iglesia centenaria en Nueva York para intentar “salvarla” de un destino casi inexorable: su demolición para construir un edificio residencial más en la ciudad; alto, acristalado y sin carácter.
Damon se sumó a Ruffalo para participar de manera altruista en una lectura benéfica de la obra teatral «This is our youth», con la que el segundo lanzó en su carrera e inspirada en la vida en el barrio del Upper West Side, precisamente donde se ubica esa iglesia protestante, la West Park Presbyterian.
De estilo neorrománico, con fachada de ladrillo rojo y ventanas de arco de medio punto, el templo se yergue desde hace 133 años en la esquina de la avenida Amsterdam con la calle 86, pero desde hace dos décadas su imagen está ensombrecida por el deterioro y los andamios permanentes a su alrededor.
No obstante, ha pasado del olvido a estar en boca de todos desde que trascendió que su menguante congregación tenía unos problemas financieros sobre los que parecía cernirse, como un buitre, esa voracidad inmobiliaria que domina Nueva York; causa que transformó al actor de «Hulk» en conservacionista.
El interés culminó en un espectáculo en el interior del templo, donde los dos actores, vestidos de manera informal y sin más herramientas que su guion en un caballete, dieron una lección de actuación y amistad de más de dos horas: hubo alguna equivocación resuelta con una risa, un abrazo y vuelta a empezar.
Y más importante: sentados en las bancadas, unos 400 asistentes que donaron desde 500 hasta 25.000 dólares; algo no tan disparatado en una ciudad que tiene como vecinos a estrellas de Hollywood como Kevin Bacon, Kyra Sedgwick, Christian Slater, Sarah Jessica Parker o Jeffrey Wright, allí presentes.
Ruffalo lleva meses dedicado al activismo para evitar que el templo sea demolido y hoy, tras la actuación, se mostró satisfecho de la acogida e insistió ante varios periodistas en que es un «tesoro» histórico y «no se puede tirar abajo» por su potencial; otros colegas lo secundaron, exclamando: «‘¡Salven la iglesia!».
Los fondos iban destinados a Center at West Park, un centro cultural alojado en su interior, que ofrece una programación y espacios para artistas, y que se encarga del mantenimiento y la restauración del edificio, tarea draconiana frente a los 50 millones necesarios para que sobreviva, según los medios locales.
¿Quién es David y Quién es Goliat?
La historia de la West Park Presbyterian está lejos de ser un David contra Goliat, ya que no todo es lo que parece: los feligreses son quienes apoyan la venta del edificio a una empresa inmobiliaria para que se construya un condominio de lujo que albergue un nuevo templo y les permita cumplir sus metas.
Según explicó la directora ejecutiva del Center at West Park, Debby Hirshman, la congregación, de unas doce personas, tomó la decisión de la venta al agudizarse sus problemas tras la pandemia, pero las «adversidades» se están superando gracias a la filantropía y a eventos como el de hoy, que planea repetir.
A favor de los conservacionistas juega el título oficial de monumento del edificio, aunque eso no impide su venta, sino que la dificulta; otros gestores de lugares históricos han pactado con desarrolladoras inmobiliarias a lo largo y ancho de Nueva York.
El dramaturgo de la obra representada hoy, Kenneth Lonergan, aseguró que algunos ven la situación como que los feligreses no pueden permitirse seguir en su templo y quieren una solución y «un montón de celebridades están haciendo ruido» para impedírselo, pero es «al revés», dijo, ya que los artistas pretenden ser su fuente de ingresos.
Un apasionado Ruffalo, junto a él, lo explicó: «Tenemos actores, directores y escritores que están viniendo aquí, es un nuevo día para esta iglesia. Se lo prometo: haremos de este lugar una comunidad de artistas vibrante y con éxito, y un hogar para la oración en el Upper West Side, no hay nada así por aquí».
«Nadie habla de lo que podemos hacer con este espacio como lugar de arte y actuación, solo hablan de lo que se podría hacer si lo ofrecieran como oficinas. Broadway busca espacios para ensayar por todas partes y paga un extra por ello. Ahí lo dejo», apostilló.
Salvar instituciones de barrio parece estar convirtiéndose en una afición ocasional de los famosos, si bien efectiva, como ya se vio en 2021 con la centenaria librería especializada en teatro The Drama Book Shop, a la que lanzó un salvavidas el actor y productor Lin-Manuel Miranda.
En ese sentido, salvar la iglesia y su centro cultural ya es una afición colectiva, pues además de otras lecturas de obras teatrales habrá pronto un concierto del rapero Common, una sesión de comedia con Amy Schumer y una subasta de arte, señaló su directora ejecutiva.
Vía: EFE