Hallan el río más negro del mundo en una zona inexplorada de África

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Más que agua parece que lo que fluye es té negro o refresco de cola. Pero es un río. Al descubrir, en una zona hasta ahora inexplorada del interior del África, los investigadores quedaron desconcertados. Es incluso mucho más negro que el río Negro amazónico, llamado así por razones obvias. El Ruki es el río más negro de la Tierra, tanto que si se sumerge una mano no puede verse. Un equipo de investigadores de varios países ha averiguado el porqué de ese color.

“El Ruki es un prístino afluente de aguas negras en la cuenca del Congo que drena bosques tropicales de tierras bajas”. Es la primera frase del estudio titulado ‘La hidrología impulsa la exportación y la composición del carbono en un prístino río tropical’, que acaba de publicarse en la revista ‘Limnology and Oceanography’.

La intención original del equipo de investigación internacional era investigar el ciclo del carbono en la cuenca del río Congo. “Quedamos profundamente impresionados por el color del río”, subraya el investigador de la Escuela Politécnica Federal (ETH, por su nombre en alemán) de Zúrich, Travis Drake, autor principal del estudio.

El color de un río, además de por su profundidad y la cobertura del cielo, depende principalmente de lo que transporta. Los nutrientes, la materia en suspensión y las partículas de sedimentos pueden reflejar la luz solar incidente. Por el contrario, las sustancias orgánicas le dan al agua tonos más oscuros. Ahí está la clave del misterio.

La limnología (ciencia que estudia los ecosistemas acuáticos continentales) suele referirse a los ríos de color pardusco o negro como ríos de aguas negras. El agua de los ríos de aguas bravas presenta un color arcilloso. Los ríos de aguas claras tienen un color de amarillo a verde oliva. Esos tres tonos dominan los tipos de ríos de las áreas tropicales.

Bosques primarios vírgenes

En el caso del Ruki, el agua es negra porque contiene grandes cantidades de material orgánico disuelto, rico en carbono, pero muy pocos sedimentos debido a su baja pendiente. La mayor parte de las sustancias ricas en carbono son arrastradas al río por la lluvia, que al caer sobre la vegetación muerta de la selva filtra compuestos orgánicos de ese material en descomposición.

En época de lluvias el río inunda buena parte de la selva, y el agua, que a menudo se levanta un metro sobre el suelo, puede tardar semanas en retirarse y se escurre muy lentamente. Así que durante ese periodo de tiempo lixivia sustancias orgánicas. “El Ruki es, esencialmente, té de la jungla. Y un buen candidato para ser una de las grandes cuencas tropicales más prístinas y homogéneas de la tierra“, comenta Drake.

Pero el color del agua es solo una de las particularidades del Río Ruki, muy caudaloso (tiene un kilómetro de ancho) y afluente del Congo. Su cuenca de drenaje, que tiene cinco veces el tamaño de Cataluña, está todavía cubierta por bosques lluviosos primarios vírgenes de tierras bajas.

Más particularidades del Ruki: A lo largo del río, hay grandes turberas que contienen cantidades gigantescas de material vegetal muerto sin descomponer (turba). Las turberas son los más importantes sumideros de carbono terrestres. Parte de ese complejo turbero se encuentra en zonas que se clasifican según la Convención de Ramsar como ‘humedales de importancia internacional’.

Para descubrir por qué el Ruki es tan negro, los investigadores tomaron muestras durante un año y midieron los niveles de agua y las cantidades de descarga. El río, que se encuentra en medio de una selva virgen, se conoce desde hace casi un siglo, pero nunca había sido examinado científicamente y hasta ahora no se disponía de datos sobre su composición química.

Un río “lento y plácido”

Los análisis confirmaron la impresión visual: “El Ruki es uno de los sistemas fluviales más ricos en carbono orgánico disuelto del mundo“, afirma Matti Barthel, coautor del estudio. Su agua contiene cuatro veces más compuestos de carbono orgánico que las del Congo y una vez y media más que las del río Negro. Y aunque la cuenca del Ruki constituye sólo una vigésima parte de toda la del Congo, una quinta parte del carbono orgánico disuelto en este río proviene de este afluente.

Los investigadores observaron que en la actualidad se libera muy poca materia orgánica en el río Ruki, ya que los páramos están bajo el agua casi todo el año y, por lo tanto, no tienen contacto con el oxígeno.

El carbono orgánico disuelto suele presentarse en forma de ácidos orgánicos que aumentan la acidez del agua del río. Esta circunstancia estimula la liberación de dióxido de carbono a medida que los ácidos disuelven los carbonatos presentes en el agua.

“Las emisiones de CO2 son relativamente altas en toda la cuenca de drenaje del Ruki, pero no difieren de las de otros ríos tropicales”, explica Drake. Esto se debe a que el Ruki es un río “lento y plácido”, lo que dificulta que el CO2 del agua escape al aire. “En un río turbulento, veríamos mayores emisiones”, resalta.

El análisis de los isótopos de carbono mostró que la mayor parte del carbono proviene de la vegetación forestal, no de la turba. Sólo durante un corto período de tiempo, al final de la temporada de lluvias –entre marzo y abril–, después del flujo máximo, los investigadores encontraron evidencia de que las turberas liberaban carbono al agua.

El hecho de que se vea muy poca turba en el río ha sido calificado oportos investigadores como “muy positivo”, ya que significa que las turberas son estables y que, actualmente, no hay peligro de que se libere la materia orgánica que contienen, ya que están bajo el agua casi todo el año.

El peligro llega de las empresas que se han interesado por explotar los recursos naturales de la cuenca del Ruki. Los cambios en el uso del suelo y la deforestación podrían alterar el régimen fluvial y provocar que las turberas se sequen y sean descompuestas por bacterias, lo que liberaría una enorme cantidad de CO2 .

No es un asunto baladí: “Las turberas de la cuenca del Congo almacenan unos 29 mil millones de toneladas de carbono“, alerta Barthel. “Sería mejor para el clima si permanecieran mojadas”, advierte.

Con información de El Periódico