La insatisfacción con la calidad del servicio eléctrico en Venezuela ha alcanzado proporciones alarmantes, según el reciente informe del Observatorio Venezolano de Servicios Públicos (OVSP). Un significativo 76,7% de la población, especialmente en la región occidental del país, cataloga de manera negativa la fiabilidad del servicio, evidenciando un drástico aumento del 33,5% en comparación con la medición de marzo de este año.
Esta percepción adversa encuentra su raíz en las «frecuentes fluctuaciones e interrupciones» en el suministro eléctrico, según explica la organización. Estas interrupciones han trascendido la mera incomodidad, resultando en daños tangibles para el 7,8% de los ciudadanos, quienes informaron la afectación de sus dispositivos eléctricos.
La medición, realizada en noviembre en diversas ciudades clave, incluida Caracas, refleja una realidad palpable de descontento y afectación en la vida cotidiana.
Los problemas persistentes en el sector eléctrico venezolano plantean desafíos significativos que van más allá de la percepción pública. El impacto real en los electrodomésticos de los ciudadanos resalta la urgencia de abordar las deficiencias fundamentales en la infraestructura eléctrica del país.
La necesidad imperativa de mejoras sustanciales se vuelve evidente, no solo para restaurar la confianza de la población, sino también para garantizar un suministro eléctrico más estable y confiable en el futuro.
El aumento considerable en el descontento señala una crisis que requiere una atención inmediata. La situación actual no solo afecta la calidad de vida de los ciudadanos, sino que también resalta la necesidad crítica de reformas en el sector eléctrico para superar los desafíos estructurales y proporcionar soluciones efectivas a largo plazo.
Con información de Doble Llave