Para dormir, una silla de plástico. Para comer, pan y arroz. Una espera de varias horas para poder ir al baño. A medida que los rehenes regresan a Israel luego de siete semanas en cautiverio de Hamas, han comenzado a salir a la luz detalles sobre las condiciones de su confinamiento.
Los 58 rehenes puestos en libertad en virtud a un acuerdo de cese del fuego durante los últimos tres días, en buena medida se han mantenido lejos de la luz pública y la mayoría sigue en hospitales en distintos puntos del país.
Casi dos meses después que los combatientes de Hamas los llevaron por la fuerza a Gaza durante una sangrienta incursión a Israel que dejó 1.200 muertos, la mayoría de los rehenes luce en estado físico estable.
La información sobre las condiciones de su cautiverio ha estado sumamente controlada, pero familiares de los rehenes liberados han empezado a compartir algunos detalles sobre las experiencias de sus seres queridos.
Merav Raviv, cuyos tres familiares fueron liberados por Hamas el viernes, dijo que recibían alimento de forma irregular y que principalmente comieron arroz y pan. Señaló que su prima y su tía, Keren y Ruth Munder, perdieron cada una alrededor de siete kilos (15 libras) en apenas 50 días.
Raviv dijo que sus familiares liberados relataron que tuvieron que dormir en sillas de plástico acomodadas en una habitación que lucía como una recepción. Detalló que en ocasiones tenían que esperar varias horas para poder ir al baño.
Adva Adar, nieta de Yaffa Adar —una rehén liberada de 85 años— dijo que su abuela también había perdido peso.
“Contaba los días de su cautiverio”, relató Adar. “Regresó y dijo: ‘sé que he estado allá por 50 días’”.
Adar explicó que su abuela fue tomada como rehén convencida de que sus familiares estaban muertos, pero después se enteró que habían sobrevivido. De cualquier forma, su liberación fue agridulce: También supo que su casa había sido saqueada por los milicianos.
“Para una mujer de 85 años, por lo general tienes la casa en que criaste a tus hijos, tienes tus recuerdos, tus álbumes de fotografías, tu ropa”, comentó Adar. “Ella no tiene nada, y a su edad necesita empezar de cero. Contó que eso le resulta muy difícil”.
En los 50 días que han pasado desde que los rehenes fueron secuestrados, Israel ha devastado la Franja de Gaza con una ofensiva aérea y terrestre que ha cobrado la vida de al menos 13.300 palestinos, según el Ministerio de Salud del territorio gobernado por Hamas. En virtud de la actual tregua de cuatro días, Hamás ha accedido a liberar a 50 rehenes israelíes a cambio de que Israel deje en libertad a 150 prisioneros palestinos y se intensifique el ingreso de ayuda para el asediado enclave.
Además, también se ha liberado a 18 extranjeros, la mayoría de ellos tailandeses.
Está planeado que otros 11 rehenes sean liberados el lunes, el último día del cese del fuego, por lo que quedarán alrededor de 180 rehenes en la Franja de Gaza. Las autoridades israelíes han reiterado que están dispuestas a prolongar la tregua un día más por cada 10 rehenes adicionales que libere Hamás.
El panorama más completo con que se cuenta hasta el momento de la vida en cautiverio de Hamas fue relatado por Yocheved Lipschitz, una rehén de 85 años que fue liberada antes de la tregua actual. Luego de quedar en libertad, Lipschitz dijo que había sido retenida en túneles que se extendían “como una telaraña” por debajo de Gaza. Narró que sus captores “nos dijeron que eran personas que creían en el Corán y no nos lastimarían”.
Lipschitz dijo que a los rehenes se les trató bien y recibieron atención médica, incluidos medicamentos. Los guardias mantenían limpio el lugar, relató. A los cautivos se les daba una comida diaria con queso, pepino y pita, contó, y añadió que sus captores comían lo mismo que ellos.
También hay indicios de que los rehenes liberados más recientemente también estuvieron retenidos bajo tierra. Eyal Nouri, sobrino de Adina Moshe, de 72 años y que fue liberada el viernes, dijo que su tía “tuvo que adaptarse a la luz del sol” debido a que pasó varias semanas en la oscuridad.
“Estaba en una oscuridad absoluta”, comentó Nouri. “Caminaba viendo al suelo porque estaba en un túnel. No estaba acostumbrada a la luz del día. Y durante su cautiverio, estuvo desconectada de todo el mundo exterior”.
Nouri dijo que Moshe no supo que sería liberada sino hasta el último momento.
“Hasta que vio a la Cruz Roja”, relató. “Ese fue el momento en que se dio cuenta que estas horrendas siete semanas llegaban a su fin”.
Cuando salió, se enteró de la noticia de que su esposo había sido asesinado por los milicianos y que la familia de su hijo había sobrevivido de milagro.
Los médicos le advirtieron del alto costo psicológico de su cautiverio. Israel ha puesto a disposición terapeutas y otras formas de apoyo para todos los que han sido liberados.
Con información de La Patilla