Los gatos son una de las mascotas preferidas por los amantes de los animales y por eso un reciente hallazgo podría ser una mala noticia para aquellos que desean convivir con un felino, ya que una revisión de estudios que analizan la conexión entre tener y un gato y presentar trastornos relacionados con la esquizofrenia ha encontrado que el contacto habitual con este animal podría potencialmente duplicar el riesgo de que una persona desarrolle este tipo de trastornos.
La investigación ha sido realizada por científicos de The Park Center for Mental Health (Australia) que, no obstante, han destacado que es necesario continuar estudiando esta potencial relación. Los investigadores llevaron a cabo el análisis de 17 estudios publicados desde el 1 de enero de 1980 hasta el 30 de mayo de 2023, que procedían de 11 países diferentes –algunos de los cuales abarcaron más de 44 años– y que proporcionaban datos originales sobre la tenencia de gatos y los resultados relacionados con la esquizofrenia.
Los resultados del trabajo se han publicado en la revista Schizophrenia y revelan que tener un gato se asoció con un mayor riesgo de trastornos relacionados con la esquizofrenia. En concreto, encontraron un aumento de más del doble en las probabilidades de desarrollar trastornos relacionados con la esquizofrenia entre todos los individuos expuestos a gatos.
Exposición infantil a los gatos y problemas mentales
Aunque algunos estudios sugieren que la exposición a los gatos durante la infancia podría estar asociada con un mayor riesgo de desarrollar trastornos relacionados con la esquizofrenia, la edad exacta o el período de exposición específico no están claramente definidos en todos los estudios.
Uno de los estudios analizados, que era de Finlandia, mostró inicialmente puntuaciones más altas en las escalas de aberración perceptual, esquizoide y anhedonia social para aquellos niños expuestos a gatos antes de los siete años, aunque limitaron su conclusión a la aberración perceptual. Otro estudio del Reino Unido encontró asociaciones entre la exposición a los gatos durante la infancia (a los 4 y 10 años) y mayores experiencias psicóticas a los 13 años.
Los hallazgos sugieren que es necesario identificar con precisión cuál es el periodo específico de exposición que podría constituir el mayor riesgo de desarrollar trastornos relacionados con la esquizofrenia asociados con la exposición a los gatos durante la juventud. La tendencia general del riesgo se centra en la interacción entre el cerebro en desarrollo y la exposición felina.
Toxoplasmosis y riesgo de esquizofrenia
Pero, por supuesto, estar en contacto con gatos no es el factor de mayor riesgo, sino que existe un agente causal que actúa sin ser visto en el entorno de estos animales y que probablemente sea el verdadero culpable del problema: el Toxoplasma gondii, un parásito que provoca la infección por toxoplasma o toxoplasmosis.
Toxoplasma gondii (T. gondii) es un parásito protozoario intracelular que desencadena toxoplasmosis, una infección que se estima ha pasado alrededor del 25% de la población mundial en algún momento de su vida y que es especialmente peligrosa para las mujeres embarazadas porque puede dañar al feto en desarrollo y provocar desde un aborto, hasta ceguera neonatal o pérdida de visión posterior, discapacidad mental y convulsiones.
Con información de 800 Noticias