El programa nacional de VIH aseguró para enero de 2023 que en Venezuela existían unas 110.000 personas con el virus, de las cuales un poco más de 74.000 habían sido diagnosticadas, pero de esos, solo 57.000 seguían su tratamiento.
Para diciembre la cifra subió a 120.000, según el presidente de la Organización Solidaria en VIH/Sida, Feliciano Reyna, quien apuntó en una entrevista de radio que lo más preocupante es que apenas 60.000 personas saben que padecen el virus.
El Zulia no escapa de esta realidad, que ha llevado a organizaciones como Azul Positivo a abrir un abanico de posibilidades para la atención global dentro de las comunidades en más de cinco municipios del estado fronterizo e históricamente rico en petróleo.
Aunque 2023 ha significado un paso gigante en acción para la Organización Acción Zuliana por la Vida (Azul Positivo), también ha representado un reto enorme debido a las características, enfoques y alcances que el VIH tiene a escala local.
Johan León, director general de la organización, reveló que los diagnósticos mensuales que hacen van de seis a 12 personas con resultados positivos, de las cuales un poco más de la mitad está en fase Sida. Hizo énfasis en el vacío que hay a nivel de estado en referencia a que desde 2016, el Gobierno no asume la compra de antirretrovirales.
Para los pacientes con VIH/Sida los años 2017, 2018 y 2019 fueron mortales debido a los altos índices de desabastecimiento. Según el censo que realizó el programa regional de VIH, en 2019 había 11.000 pacientes recibiendo el tratamiento, una vez que purgaron la lista, había menos de 6000.
Ahí hubo gente que se fue del país, murió y otra que no podía seguir viajando desde zonas foráneas a ver si había llegado o no la medicina, estos últimos casos pudieran estar relacionados con la muerte por Sida”, dijo León.
Sin embargo, actualmente hay una leve mejoría en lo que a entrega de antirretrovirales se refiere, gracias a las donaciones que hacen organizaciones internacionales al país como el Fondo Mundial para VIH, Tuberculosis y Malaria.
Anteriormente, Venezuela no era tomada en cuenta por el Fondo Mundial por ser considerado un país de ingresos medios.
Costó mucho que entendieran la situación de Venezuela, que a pesar del ingreso que se pueda tener, en salud no hay inversión. Entonces una vez que se dio a conocer a través de ONU/Sida el desabastecimiento que teníamos, entendieron que era grave. Hubo una primera donación por tres años y hace poco nos avisaron que estaba aprobada la ayuda para tres años más”, reveló el vocero.
Sistema deprimido
Pese a que en el mercado hay una gran variedad de antirretrovirales, a Venezuela solo llega un tipo y aunque su efectividad está garantizada en 90 %, el mismo no sirve para todos los casos.
Es una situación africanizada. En este caso, hay algunas organizaciones que han manifestado tener evidencia de pacientes con consecuencias renales y aunque no es nuestro caso, lo cierto es que el país no tiene alternativas de tratamiento, pero después de haber pasado episodios de desabastecimientos tan fuertes, esto se considera la gloria”, afirma León.
Otro punto en contra fue la pandemia que, como explicó León, vino a agravar el programa regional de VIH que ya venía deprimido y deteriorado. El nombramiento de hospitales centinela para la atención exclusiva de pacientes con COVID-19 trajo como consecuencia que los servicios de atención a personas con VIH/Sida cerraran, cuestión que se fue complicando con la migración de los profesionales de la salud.
Actualmente, de los nueve hospitales que tenían consulta en esta área: Machiques, Maracaibo, Ciudad Ojeda, Santa Bárbara del Zulia, Mene Grande, Cabimas y Maracaibo —con cuatro centros de atención— solo hay atención en el Hospital de Cabimas, Universitario y la sanidad en Maracaibo. Los demás mantienen cerrado el programa de atención para VIH.
Otro detalle es que dentro de la medicina hay estigmatizaciones que siguen vigentes, pues según el representante de Azul Positivo “a muy pocos médicos les gusta trabajar con VIH, es difícil que un médico asuma el programa porque dentro de todo existe mucho estigma”, recalcó.
Seis proyectos globales
Quedarse de brazos cruzados ante una realidad tan compleja no fue una opción para los voluntarios de Azul este año, por el contrario, ampliaron los servicios con atención enfocada en género y para menores.
Las personas tienen la gran necesidad de ser atendidas y cada vez son más deficientes los servicios a nivel de Estado, tienen más limitaciones, por eso las personas buscan alternativas que muchas veces son organizaciones como Azul Positivo. Este año fue para nosotros un reto bastante importante y más aún lograr las metas”, dijo León.
Azul Positivo cierra este año con seis proyectos culminados, en ubicaciones geográficas que incluyen Falcón y Zulia, con más de 10.000 personas atendidas y un récord total de más de 100.000 en 19 años que tiene la organización. Pese a que los temas de abordaje parecen distintos, León explicó que todos se entrelazan con su objetivo principal que es la prevención y control del VIH.
“Llevamos a las comunidades servicios de atención en salud, pero también educación sobre trata de personas, violencia de género y protección infantil”.
Aunque Venezuela no tiene cifras oficiales, ONUSida reveló que actualmente las mujeres superan el 50 % de infecciones por VIH de manera global.
“Esto indica que los servicios de atención anteriormente no se estuvieron haciendo de una manera acertada, se seguía hablando de grupos clave, como personas trans, privados de libertad, población indígena, que no es mentira, pero se dejó a un lado la atención con enfoque de género a la mujer. Por esa razón Azul Positivo incorporó algunos programas”, explicó León.
Entrega de medicamentos
La única responsabilidad que mantiene el Estado venezolano, según reveló la directiva de Azul Positivo, es prestar las farmacias para la distribución de antirretrovirales, de esas en el estado Zulia solo hay una en el Ambulatorio Francisco Gómez Padrón, mejor conocido como la sanidad.
“Nosotros solicitamos medicamentos solamente para casos de abusos sexual que se incluyen en los kit de profilaxis. Ahorita estamos subsistiendo con unos que nos dieron hace tiempo, pero la relación del programa de VIH regional y las organizaciones no gubernamentales se ha reducido muchísimo”, dijo.
Una vez que la organización da un diagnostico positivo, luego de la intervención psicológica en el sitio, los pacientes son remitidos a médicos específicos que atienden en sanidad porque conocen su trabajo, esto a pesar de las condiciones precarias de ese centro de salud.
También adelantan esa atención con la solicitud de exámenes de laboratorio que los médicos piden para entregar el medicamento. León dijo que en algunos casos muy puntuales y de severa vulnerabilidad se apoyan con laboratorios aliados para que el paciente tenga acceso a los exámenes, porque generalmente deben hacérselos en centros privados en los que tienen un costo entre 14 y 25 dólares.
Una prueba rápida de VIH en consulta privada cuesta hasta 17 dólares, mientras que a nivel hospitalario el proceso es más engorroso debido a la fallas de atención. Sin embargo, ahí son las mismas que aplica la organización, las donadas.
Ellos no lo dicen porque tienen prohibido hablar de eso, pero son donadas por Agencias de Naciones Unidas como Unicef y ONUSida”, reveló.
Por un 2024 con mayor prevención
En Venezuela no hay una campaña masiva de despistaje temprano, situación que preocupa cada vez más a las organizaciones no gubernamentales que atienden estos casos en campo. Para Johan León, la atención temprana es garantía de actuar a tiempo.
Las últimas estadísticas de nuevos ingresos a las que tuvimos acceso revelaron que 90 % de las personas que ingresaban al programa ya estaban en fase Sida, 10 % son asintomáticos. Estos últimos lo descubrieron porque se iban a hacer alguna intervención quirúrgica o estaban embarazadas y se hacían la prueba. Los demás ya tenían síntomas fuertes, con enfermedades asociadas al Sida como diarreas o manchas en la piel. Lo que dificulta la recuperación porque es más lenta y compleja”.
2024 perfila ser un año mucho más fuerte, según la dirección de la organización, con un enfoque más local y con diferencial de género.
“Este año nos adaptamos a la realidad que tenemos. Azul Positivo tiene la capacidad de reinventarse, de explorar nuevas áreas y tomando en cuenta las necesidades locales”.
El dirigente indicó además que: “Este nuevo año viene una mayor focalización en violencia de género, enfoque en trata de personas, debido a la alta migración y para nosotros en lo particular, mayor atención para pacientes con VIH, queremos apoyar en nutrición y emprendimiento. Son proyectos que ya se solicitaron y esperamos que lo podamos lograr”.
Con información de Crónica Uno