La diabetes es una enfermedad crónica que afecta a alrededor de 422 millones de personas en el mundo, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Se caracteriza por elevar los niveles de glucosa o azúcar en sangre y muchos de los afectados necesitan inyectarse insulina a diario para controlar esos niveles. Ahora, un equipo de científicos ha desarrollado una nueva forma de suministrar insulina inteligente a estos pacientes a través de una cápsula, o incluso introduciéndola en un trozo de chocolate.
“Esta forma de administrar insulina es más precisa porque la administra rápidamente a las áreas del cuerpo que más la necesitan. Cuando se administra insulina con una jeringa, se propaga por todo el cuerpo, donde puede provocar efectos secundarios no deseados”, ha señalado el profesor Peter McCourt de la Universidad Ártica UiT de Noruega, uno de los investigadores que han participado en el estudio.
Investigadores de la Universidad de Sydney y del Distrito de Salud Local de Sydney, en colaboración con UiT, descubrieron hace años que era posible administrar medicamentos al hígado mediante nanoportadores. Este método se mejoró posteriormente en Australia y Europa. McCourt explica que el problema de la insulina con nanoportador es que se descompone en el estómago y, por tanto, no llega a donde se necesita en el cuerpo, y este era el reto que debían superar para desarrollar un medicamento para diabetes que se pudiera tomar por vía oral.
Los resultados del nuevo estudio se han publicado en Nature Nanotechnology y demuestran que este desafío se ha superado con la creación de un fármaco en cuyo interior se encuentran diminutos nanoportadores en los que se encapsula la insulina. Las partículas son 1/10.000 del ancho de un cabello humano y son tan pequeñas que ni siquiera se pueden ver con un microscopio normal.
“Hemos creado una capa para proteger la insulina de ser descompuesta por el ácido del estómago y las enzimas digestivas en su camino a través del sistema digestivo, manteniéndola segura hasta que llegue a su destino, es decir, el hígado”, dice McCourt, que es biólogo hepático.
El recubrimiento se descompone en el hígado mediante enzimas que se activan únicamente cuando los niveles de azúcar en la sangre son altos, liberando insulina donde luego puede actuar en el hígado, los músculos y la grasa para eliminar el azúcar de la sangre. “Esto significa que cuando el nivel de azúcar en sangre es alto, hay una rápida liberación de insulina y, lo que es más importante, cuando el nivel de azúcar en sangre es bajo, no se libera insulina”, destaca Nicholas J. Hunt de la Universidad de Sydney, que lidera el proyecto junto con Victoria Cogger.
Un tratamiento para la diabetes con menos efectos secundarios
El investigador ha explicado que se trata de un método de controlar la diabetes más práctico y menos intrusivo para el paciente, que disminuye significativamente el riesgo de que se produzca una hipoglucemia (un brusco descenso del azúcar en sangre) y permite que la insulina se libere de manera controlada en función de las necesidades del paciente, mientras que con las inyecciones la insulina se libara de una sola vez.
Su funcionamiento es similar a cómo actúa la insulina en los individuos sanos, en los que el páncreas produce insulina que primero pasa por el hígado, donde se absorbe una gran parte y mantiene estables los niveles de azúcar en sangre. En este caso, el nanoportador libera insulina en el hígado, donde puede ser absorbida o introducirse en el torrente sanguíneo.
Con información de WebConsultas