En la búsqueda continuada de cuidar nuestra piel y el cabello de una forma respetuosa, natural y sostenible, la cosmética orgánica se ha convertido en una alternativa a la que acuden cada vez más mujeres, independientemente de la edad o de las necesidades de su piel.
Este enfoque hacia una belleza más consciente parte de la necesidad de promover la salud a largo plazo y no únicamente de resaltar la apariencia exterior, siendo ésta última la finalidad de muchas firmas cosméticas que después no resultan ser tan eficaces como pensábamos. Sin embargo, cuando hablamos de cosmética orgánica –un terreno aún desconocido para muchas–, no siempre ahondamos en lo que realmente es y por ello hemos hablado con varias especialistas para conocerla de primera mano.
¿Qué es la cosmética orgánica?
Como su nombre indica, la cosmética orgánica se define principalmente por el uso de activos e ingredientes de origen natural en la fabricación de cosméticos tanto para el cuidado de la piel como para el cuidado capilar. Y es que cuando hablamos de cosmética orgánica, debemos saber que «los cosméticos orgánicos son productos sin aditivos de síntesis innecesarios (como colorantes, conservantes, perfumes sintéticos, siliconas ni sustancias animales); y su proceso de transformación no contamina el medioambiente», explica Olga Puig-La Calle, cofundadora de la firma de cosmética natural y orgánica Labeau Organic. Por lo tanto, la cosmética orgánica se convierte en una opción ideal para pieles sensibles que sufren de rosácea, sequedad, dermatitis u otra afección.
¿En qué se diferencia la cosmética orgánica de la cosmética sintética?
Aunque la principal diferencia de la cosmética orgánica frente a la sintética esté en el uso de ingredientes naturales para la formulación de los cosméticos, cabe destacar que este hecho tiene múltiples beneficios para la salud a corto y largo plazo, pero también reduce la exposición a productos químicos potencialmente perjudiciales.
Asimismo, al no contener químicos agresivos, resultan ser más suaves y menos propensos a causar irritaciones y reacciones alérgicas. Por otro lado, al utilizar ingredientes naturales ricos en antioxidantes, vitaminas y naturales, como la vitamina C, la manteca de karité, el aceite de lavanda, el aloe vera, la caléndula o el aceite de coco, conseguimos nutrir la piel en mayor profundidad, promoviendo la regeneración celular y consiguiendo una piel visiblemente más saludable y brillante.
«Al cultivar las plantas de forma natural estos productos buscan ser respetuosos con el medio ambiente y la salud humana, favoreciendo la biodiversidad y promoviendo prácticas agrícolas sostenibles, valorando tradiciones locales y proporcionando cosméticos únicos y auténticos. Los ingredientes comunes incluyen aceites esenciales, extractos de plantas y minerales naturales. Lo más fascinante de una cosmética orgánica es el resultado de nueva fabricación, cada lote es único, el producto cosmético varía desde el color hasta su aroma, y ahí es cuando realmente conectas con la verdadera naturaleza», explica Caro Castrejon, fundadora de Meer & Forst
Pero, además de estos beneficios tan característicos de la cosmética orgánica, hay otro del que queremos hablar: la contribución a la preservación del medio ambiente. Cada vez podemos encontrar un abanico más amplio de marcas de cosmética orgánica y éstas destacan principalmente por las prácticas respetuosas que llevan a cabo con el medio ambiente, desde el cultivo de ingredientes hasta el empaquetado de los cosméticos. De esta forma, se reduce el impacto negativo en los ecosistemas circundantes.
«En comparación con el cultivo intensivo, el cultivo silvestre generalmente requiere menos intervención humana y menos insumos, lo que puede reducir el impacto ambiental asociado con la agricultura convencional. Esto es especialmente importante en el contexto de la cosmética natural, donde se valora la pureza y la sostenibilidad de los ingredientes», concluye Castrejon.
Con información de Cosmopolitan