Tras catorce años de enigma, la goleta Octavius emergió de las brumas del océano Ártico en 1775, su presencia revelada por el ballenero Herald. Este encuentro desconcertante, en medio de las gélidas aguas del Atlántico Norte, dejó al descubierto una historia que se sumergió en el misterio y la tragedia.
La odisea del Octavius se remonta a 1761, cuando zarpó de Londres al mando del capitán Hendrick van der Heul, ex teniente general del capitán Kidd, con destino a China. Luego de una exitosa travesía hacia el este, la goleta se preparó para regresar a Gran Bretaña. Sin embargo, en algún punto del año 1762, el Octavius se perdió en alta mar, añadiendo un manto de misterio a su historia.
La narrativa toma un giro sombrío el 11 de octubre de 1775, cuando el ballenero Herald avistó los mástiles de una goleta detrás de un iceberg. Al aproximarse, descubrieron que la nave, identificada como Octavius, yacía en un estado helado bajo el sol, con su velamen hecho jirones y la cubierta desierta. La tripulación del Herald, con escalofríos recorriendo sus espinas, decidió abordar el barco abandonado.
El capitán Alex Warren, al frente del Herald, lideró la expedición hacia la goleta fantasma. La primera impresión fue desoladora: un Octavius cubierto de hielo, brillando como cristal, con un silencio sepulcral. La nave se encontraba en perfecto estado de conservación, pero la ausencia de vida indicaba una tragedia inexplicable.
La tripulación del Herald exploró los camarotes, encontrando a los veintiocho marineros del Octavius congelados en sus literas. El capitán del Octavius, como si estuviera atrapado en el tiempo, permanecía sentado con una pluma en la mano frente a su escritorio. Otros cuerpos, incluyendo una mujer y un niño con un muñeco de trapo, yacían en un macabro cuadro de la muerte.
El capitán Warren, sin embargo, no podía abandonar el Octavius sin respuestas. Al adentrarse en la bodega, descubrió la falta total de provisiones. Sorprendido, regresó a la cabina del capitán y encontró el cuaderno de bitácora. Mientras el Herald se alejaba, Warren examinó las páginas sobrevivientes y quedó perplejo por la revelación: el Octavius había quedado atrapado en el hielo del Ártico en 1762.
El último registro, fechado el 11 de noviembre de ese año, detallaba la agonía de la tripulación mientras intentaban mantenerse cálidos y sobrevivir en condiciones desesperadas. La nave, según el cuaderno, estaba atrapada en el hielo durante 17 días antes de extinguirse el fuego y la muerte se apoderara de la tripulación.
La historia del Octavius, un intento casi olvidado de encontrar el esquivo «paso del Noroeste», resurgió como una leyenda trágica. Aunque su veracidad permanece en la penumbra, la narrativa captura la esencia de la era de la exploración marítima, donde la búsqueda de rutas comerciales más cortas desafiaba a los navegantes a enfrentar las hostilidades de la naturaleza en busca de un paso hacia lo desconocido.
Con información de National Geographic