Cinzia Menezes acudió dos veces a una consulta psicológica en línea cuando se dio cuenta que las finanzas no le daban y que apenas le alcanzaría para acudir una vez al mes, si acaso, para recibir terapias que la ayudaran a mejorar su salud mental.
Fue entonces cuando se enteró que el Departamento de Salud Mental y Psiquiatría de la Universidad de Carabobo (UC) había reabierto sus puertas.
“Me enteré porque un amigo me pasó la publicación de Instagram. Me quedaba cerca de casa y además es gratuito”. contó.
Antes de esto, Menezes debía pagar $20 por una consulta en línea. No es que le disgustara la modalidad de atención virtual, pero por experiencias pasadas le quedaba claro que la presencialidad era necesaria. Al menos, en su caso.
La directora del Departamento de Salud Mental de la UC, Vivián Farfán, explicó a Crónica Uno que la reapertura del servicio responde a una necesidad imperante de la población, a quien califica como “desasistida, muy vulnerable y con una necesidad de atención por equilibrar su salud mental”.
Esta reactivación se dio gracias los convenios entre la casa de estudios y la Gobernación de Carabobo, los cuales fueron firmados por la rectora Jessy Divo y Rafael Lacava en febrero de 2022, precisó Farfán. Desde entonces, una de las facultades más beneficiadas por los subsidios económicos de la Gobernación ha sido la Facultad de Ciencias de la Salud
Un desequilibrio real
Farfán es profesora de la Universidad de Carabobo y ha sido justo en las aulas donde el equipo de trabajo del departamento ha observado con preocupación cómo ha cambiado la conducta de la población.
La psicóloga destaca que, si bien el rol del profesor no es ejercer una función terapéutica, todos los docentes coinciden en que se necesitaba de la creación de un espacio seguro. El objetivo es brindar ayuda no solo al estudiante, sino a los segmentos más vulnerabilizados de la población.
Para la especialista, los problemas de cada individuo reflejan una cadena compleja que habría que abordar para entender por qué se llega a ese estado.
No obstante, el Departamento de Salud Mental no es un espacio nuevo en la Universidad de Carabobo, sino que se trata de un servicio que estaba cerrado de hace más de siete años. La forzada clausura fue resultado del declive universitario, una consecuencia directa del recorte presupuestario que se ha sostenido padecido esa casa de estudios y el resto de las universidades públicas del país desde 2010. También como daño colateral del auge delincuencia, que en años anteriores desvalijó el edificio.
Ante esto, el vicerrector administrativo, José Ángel Ferreira dijo a Crónica Uno que para el año 2024 menos del 3% del presupuesto había sido aprobado. El monto se destina casi en su totalidad al pago de nómina. El prolongado déficit presupuestario ha condenado a la UC dependiente a depender de las dádivas gubernamentales.
En este sentido, la cooperación es notoria en el Departamento de Salud Mental. En toda el área se pueden varias placas de identificación en las que se lee “Convenio Gobernación-UC”, como constancia del origen de los fondos con los que se logró la recuperación del espacio.
De momento, el servicio cuenta con 17 profesionales, entre psicólogos y psiquiatras, que podrán atender en ocho remozados cubículos de lunes a jueves.
La nueva pandemia
A Menezes la atendió precisamente Vivián Farfán, quien es una especialista en terapia cognitivo conductual, con maestría en terapia sexual, especialista en neuropsicología clínica y terapia existencial en crisis. La terapeuta acumula más de 30 años de experiencia. Farfán, ademá, es investigadora de la Universidad de Carabobo con un asiento dentro del Consejo la Facultad de Ciencias de la Salud.
Desde hace años habían articulado estrategias para reiniciar actividades. Explica que la pandemia propició el desarrollo de muchas patologías mentales, psicológicas y emocionales. Sin embargo, concluido el período de cuarentena, aislamiento y prevención de la COVID-19, llegó a una nueva conclusión: “La nueva pandemia será por salud mental”.
Este aumento en patologías de salud mental no fue una sorpresa para Farfán, pues sabía que un contexto como el derivado de la pandemia podría presentarse y empeorar con el paso del tiempo.
La ejemplificación del grave problema de salud mental que atraviesan los venezolanos y los carabobeños quedó plasmado en febrero de 2024 cuando en menos de 24 horas dos jóvenes se quitaron la vida. Este es el caso de David Brandt, de 26 años, quien practicaba jiujitsu, un arte marcial japonés clásico. El 14 de febrero pasado, el joven se arrojó del piso 10 del edificio en el que residía.
Fuentes cercanas al fallecido indicaron a Crónica Uno que Brandt llevaba tiempo conflictuado y que en los últimos días no salía de su habitación. “Tenía problemas con su novia”, añadió la fuente.
El segundo caso fue el de un adolescente de 15 años quien se ahorcó. El hecho ocurrió en el municipio San Diego.
Carabobo en alerta
Pero estos no son los únicos casos. El 18 de mayo un médico cayó del octavo piso de su apartamento en el municipio Naguanagua. El 9 de marzo, se lanzó del piso 11 una abogada y profesora universitaria. El 20 de diciembre de 2023 una funcionaria de la Policía Nacional Bolívariana se suicidó en la parroquia Miguel Peña al sur de Valencia. Asimismo, el 10 de febrero fue un hombre en el municipio Carlos Arvelo quien se colgó debajo de un puente. Mientras que el 8 de abril un joven se arrojó del piso número 16 en el norte de Valencia.
Si bien, Carabobo no entra en los cinco estados con mayor incidencia de suicidios, si está en el grupo de regiones en las que aumentó el índice de suicidios en comparación con el año 2022, de acuerdo con el más reciente informe del Observatorio Venezolano de Violencia (OVV), correspondiente al año 2023.
“En el contexto de entidades federales, 17 experimentaron aumentos en sus tasas entre 2022-2023 (Amazonas, Barinas, Bolívar, Carabobo, Cojedes, Delta Amacuro, Falcón, Guárico, Lara, Mérida, Monagas, Nueva Esparta, Portuguesa, Sucre, Táchira, Trujillo y Zulia) en comparación con 2021-2022 donde sólo 11 incrementaron sus valores”, reseña el informe.
El alza coincide con el aumento del promedio nacional de casos, que la ONG reportó para el año pasado. Una tendencia que se mantuvo, debido a que la tasa de suicidios en Venezuela pasó a ser de 7,7 muertes por suicidio por cada 100.000 habitantes en 2022: a 8,2 muertes por suicidio por cada 100.000 habitantes en 2023, lo que equivale a un incremento de 6,5 %.
En las estadísticas destaca un caso de intento de suicidio ocurrido en Valencia, en donde un niño intentó lanzarse de la azotea del colegio en donde estudia. Por suerte las autoridades llegaron a tiempo para impedirlo.
Hombres a la cabeza
Otro elemento que resulta llamativo para los expertos es que la mayoría de los casos reportados fueron del cometidos por personas del género masculino. Este dato coincide con las estadísticas del OVV, que indica que 80 % de los casos fueron protagonizados por hombres en estados graves de depresión.
A Farfán le preocupa el alto índice de tentativas y suicidios en la población carabobeña y venezolana, particularmente en niños y adolescentes de colegios privados. “Son niños que llegan a consulta con graves problemas y alto consumo de información no apto para su edad. Esto los lleva a tomar decisiones desacertadas”.
Dos psicólogas que trabajan en el Departamento de Salud Mental de la UC comparten la preocupación por el aumento de tentativas de suicidio en la niñez y adolescencia. “Hace unos días me llegó un paciente con las marcas en los brazos. Eso era como un rayo y cuando lo ves nunca deja de preocuparte”, recuerda una de las terapeutas.
El aspecto más preocupante es que este paciente es menor de edad. En esta etapa y factores como el bullying, la presión social y el contacto con la familia tienen influencia determinante en el desarrollo de estas conductas y de desenlaces trágicos, coinciden las especialistas.
Herramientas para todos
El silencio gubernamental es igual de preocupante, reprochan los especialistas. La poca o nula priorización de este tema en las discusiones legislativas en los ámbitos municipal, regional y nacional confirma la idea de que la salud mental no es prioridad para las autoridades. Mientras tanto, el Instituto Nacional de Estadística sigue sin emitir nuevos boletines sobre el problema desde el años 2015.
Dentro del proyecto del Departamento de Salud Mental de la UC destaca el programa de charlas y talleres de prevención. “La idea es capacitar a cualquiera que quiera obtener herramientas para tener una buena salud mental”, detalla Farfán.
La psicóloga especifica que en la actualidad solo se pueden solicitar citas los martes de 8:00 a. m. a 12:00 p. m.
Con información de Crónica Uno