Hernando Aguilera y su esposa Ángela Romero son dos jóvenes de 25 y 26 años de edad respectivamente que, pese a que tienen profesión universitaria, no ejercen ya que, desde hace unos tres años, se ganan la vida con un trabajo remoto desde su hogar.
Él es licenciado en informática y ella comunicadora social, pero ninguno desempeña labores en su área profesional, puesto que ambos aprendieron a dibujar digitalmente e hicieron una cartera de clientes que les permite obtener recursos suficientes para adquirir las cosas que necesitan, vivir sin privaciones y ahorrar para su proyecto más próximo: comprar una casa.
Cada vez son más las personas que optan por ingresar al mercado laboral en remoto, una posibilidad de trabajo que se acentuó durante la pandemia y que, pese a la “vuelta a la normalidad” del trabajo presencial, ha permanecido como una opción viable en el país.
Esto, según indica Susana Chu, profesora del Instituto de Estudios Superiores de Administración (IESA) ha cambiado la configuración del mercado laboral en el país y ha puesto a las empresas nacionales a competir con compañías extranjeras por la mano de obra local.
También ha puesto en el tapete la necesidad de adquirir habilidades y destrezas digitales para ser elegibles como trabajadores de este tipo de empresas.
“Aunque no hay estudios formales al respecto, todo parece apuntar a que los trabajos remotos que se están dando son con empresas fuera de Venezuela, porque al final nosotros seguimos bajo una cultura bastante tradicional del trabajo”, apunta la académica, al indicar que hay muchos mitos que quedan desmontados en torno a este tema.
¿En Venezuela hay mano de obra barata?
Susana Chu, quien es profesora Adjunta del Centro de Innovación y Emprendimiento del IESA y docente en recursos humanos, organizaciones, emprendimientos y empresas familiares, apunta que atrás quedó el mito de que las empresas foráneas optan por buscar mano de obra barata en Venezuela.
Al respecto, indica que en la actualidad el empleado venezolano es tenido en alta estima por empresas foráneas debido a la preparación académica y la adquisición de habilidades que son necesarias en el entorno digital.
Chu subraya que también queda desmontado el tema de las remuneraciones y salarios, debido a las distorsiones que existen en el mercado laboral nacional y el trabajo remoto, ya que no siempre ofrecen los sueldos más altos.
“Es difícil comparar los salarios entre el trabajo local y el remoto porque al final hay mucha distorsión de lo que se consideran los ingresos, salarios y todos esos elementos (…) Si revisamos un poco el paquete salarial de muchas organizaciones, muchas empresas ofrecen beneficios directos como pago de colegios, seguros y otros elementos”, explica la académica.
En ese sentido, indica que en Venezuela los salarios ya no son tan baratos para las empresas por temas legales y a esto añade que en el mercado laboral se ha vuelto más complicado competir por el talento local.
“Entonces es un mito eso de que somos muy baratos, porque cuando tú le incluyes todo, digamos, las obligaciones contractuales estipuladas en la ley, ya no somos la mano de obra barata”, apunta.
Por ello, Chu indica que las empresas venezolanas están en competencia para captar el mismo talento humano que también tiene disponibilidad para trabajar en una empresa extranjera y que se siente atraído hacia esa opción por elementos que van más allá del sueldo.
“No necesariamente sea que le paguen mucho más, sino que tal vez pueda tener mayor flexibilidad en términos de horarios. Si una empresa local me pide cumplimiento de horario y una foránea me da flexibilidad de trabajo desde el hogar, dependiendo de la necesidad del aspirante a empleado, va a preferir trabajar desde casa y administrar de mejor forma su tiempo”, explica.
País proveedor de capital humano
De esta forma, la académica del IESA indica que con esta nueva configuración laboral generó que el país se convirtiera también en proveedor de capital humano para el exterior y que las empresas nacionales también podrían iniciar un proceso de captación de empleados fuera de nuestras fronteras.
“Así como las empresas venezolanas están compitiendo por el personal local, también pueden ir a otras localidades para contratar servicios, manos de obra que sea más competitiva en otras localidades a escala global”, resalta.
Hasta ahora no hay estudios en Venezuela que indiquen el comportamiento del empleo remoto, aunque se trate de un mercado laboral que está en ascenso; ya que empresas e instituciones nacionales optaron por volver al esquema tradicional presencial, dejando incluso de lado el formato híbrido de conjugar el trabajo remoto con la asistencia a los sitios de trabajo.
La académica Susana Chu indica que, a través del conocimiento empírico y por el contacto con otras empresas, ha podido determinar en primera instancia que la mayor oferta laboral remota se centra en trabajos de tipo administrativo, como asistentes administrativos, traductores, realización de reviews de productos.
Tras la revisión de ofertas de empleo remoto en plataformas digitales y redes sociales, se pudo determinar también que otras ofertas se refieren al área de marketing digital, ventas online, revisión y redacción de textos, programación, entre otros.
Ante esto, Chu refiere que los aspirantes que cuenten con habilidades como conocimientos en idiomas, programación, diseño, manejo de plataformas digitales, incluyendo las de comunicación como Zoom u otras relacionadas al Meeting.
“También es importante tener habilidades para compartir y subir archivos, manejo de PDF, fotografía y edición, traductores. Yo creo que son herramientas que, en estos momentos, son indispensables de manejar, así como el Excel”.
Adicionalmente indica que también es importante disponer de buena conexión a Internet y de un wallet o medios para recibir pagos cuyo funcionamiento sea compatible en el país.
En cuanto al rango etario de personas que optan por este tipo de oportunidades laborales, refiere que en su mayoría se trata de generaciones más jóvenes, que tienen mayores habilidades en el manejo de herramientas digitales y son las que se inclinan más por este tipo de empleo.
Sin embargo, advierte que aspirantes, entre los 35 y 40 años de edad, también buscan ingresar a este mercado. “Muchas veces se trata de personas que tienen una realidad familiar que requiere mayor atención y por ello se pueden inclinar por el trabajo remoto”, explica.
Con información de Banca y Negocios