La Basílica de San Juan de Letrán, cuyos muros han resguardado a 233 Papas, han visto caer el Imperio Romano, han sobrevivido a atentados, bombardeos y saqueos y guardan en su interior reliquias de enorme valor para la tradición cristiana, cumple 1.700 años como la iglesia más antigua del mundo,
La «madre y guía» de todas las iglesias es la sede del obispo de Roma, el papa, y por ello la de mayor rango entre las cuatro basílicas mayores de la capital italiana, las que cualquier peregrino que se precie debe visitar para obtener el perdón, además de una fuente inagotable de riqueza artística con la impronta de su larguísima historia.
La Archibasílica del Santísimo Salvador del Mundo y de los Santos Juan Bautista y Juan Evangelista -su nombre completo- fue «la primera iglesia abierta al pueblo de Dios por el emperador Constantino tras la persecución» de los cristianos durante más de dos siglos, explica a EFE el sacerdote Marco Frisina, director del coro de la Diócesis de Roma que canta en las celebraciones de la basílica.
El abandono de la clandestinidad
Gracias a Constantino, que convirtió el cristianismo en la religión oficial del Imperio, los cristianos abandonaron la clandestinidad y gozaron de su primer lugar público para rezar, consagrado en el año 324 por el papa san Silvestre.
Hoy aún se respira su fuerte conexión con la Antigua Roma: desde la imponente puerta de bronce proveniente de la ‘Curia Giulia’, el Senado romano, a su propio nombre, Letrán, el de una noble familia romana caída en desgracia durante el mandato de Nerón (37-68 d.C).
Hasta el siglo XIV, cuando la sede del papado se trasladó a la localidad francesa de Aviñón, San Juan fue el corazón de la cristiandad, la residencia del papa en el Palacio Lateranense, hoy la sede de la Diócesis de Roma.
Además del templo, el recinto se completa con el imponente claustro de Pietro Vassaleto del siglo XIII y el baptisterio, el primero de forma octogonal y guía para los posteriores, como el de Florencia, construyendo así un puente artístico de la Antigua Roma al Barroco, pasando por el Renacimiento.
El secreto para seguir en pie durante 1.700 años reside en el uso de «unos materiales extraordinarios» y en que antes «todo se hacía sin prisa, para la eternidad», sin olvidar que «siempre ha habido un trabajo de restauración y protección. Esta catedral siempre ha estado custodiada, salvo durante el período de Aviñón», sostiene Frisina.
Crisol de reliquias
Centro neurálgico del cristianismo durante siglos, San Juan de Letrán guarda infinidad de valiosas reliquias reunidas en el «Tesoro del Sancta Sanctorum», en la que fuera la capilla privada de los papas hasta el Renacimiento.
Como la ‘Escalera Santa’, los peldaños del Pretorio de Jerusalén que, según la tradición, subió Jesús de Nazaret para su proceso y que fueron traídos a Roma por santa Elena, la madre del emperador Constantino, y que cientos de fieles suben cada día de rodillas como penitencia.
También el icono «aquiropoeta», una imagen de Jesucristo pintada sobre una tabla que la tradición asegura que no fue creada por la mano humana, así como una tabla sobre la que San Pedro ofició la primera ‘misa’ o parte de la mesa en la que se celebró la Última Cena.
Con información de EFE