El cambio climático y la situación ambiental que genera, traen consecuencias para la vida en el planeta por la escasez de recursos naturales o la extinción de especies animales.
Esto acarrea trastornos en la salud de las personas, por ejemplo a nivel respiratorio. Pero además, de un tiempo a esta parte, cada vez más evidencia científica asegura que las consecuencias del calentamiento global y la contaminación afectan la salud mental.
Al punto que un reciente estudio reveló que los suicidios se incrementaron un 5% en todo el mundo a causa del impacto del cambio climático a nivel emocional.
En la misma línea, un informe del Centro para la Naturaleza y el Clima del Foro Económico Mundial, dijo que “el aumento de las temperaturas como consecuencia del cambio climático puede tener efectos negativos en la salud mental, como el bajo estado de ánimo, mientras que los trastornos psiquiátricos tienden a aumentar durante las olas de calor”.
El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) declaró que existe una creencia muy alta de que el cambio climático ha afectado negativamente a la salud mental”. “Teniendo en cuenta que los problemas de salud mental frenan a millones de personas cada día, es crucial que comprendamos cómo puede afectar el cambio climático a nuestra salud mental”, destacaron los expertos.
Y si bien la doctora en Psicología, magister en Psicoanálisis y miembro titular en función didáctica de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA), Mabel Tripcevich Piovano, reconoció en diálogo con Infobae que “el tema del cambio climático no es un tópico frecuente en la agenda de los argentinos, y mucho menos en la actualidad”, los psicoanalistas sospechaban que está produciendo efectos en la salud mental.
De hecho, una encuesta realizada por el Departamento de Psicoanálisis y Sociedad de la APA arrojó que la mayoría de las personas (95%) percibía vivir actualmente bajo los efectos del cambio climático. “A diferencia de lo que pudiera inferirse de las políticas mundiales sobre la prevención, que mayormente lo toman como un dato más y no parecen advertir la gravedad del tema, la población tiene más registro del mismo y comienza a inquietarse, al menos en el segmento estudiado en la encuesta”, analizó la experta.
De qué manera los factores climáticos pueden afectar la salud mental
Consultada al respecto por este medio, la doctora en Psicología, especialista en clínica, docencia e Investigación en Psicoterapia orientada en Mindfulness Mariam Holmes (MP 20463) analizó que “el calentamiento global afecta la salud mental debido a la combinación de varios factores”.
“Los desastres naturales más frecuentes y severos, como huracanes, incendios forestales e inundaciones, pueden generar un estrés postraumático significativo en las personas afectadas —ahondó la experta—. Además, la inestabilidad ambiental puede provocar ansiedad y preocupación constante sobre el futuro, afectando el bienestar emocional y psicológico de las personas. La incertidumbre y la percepción de amenaza constante al entorno vital exacerban el estrés crónico, lo que puede llevar a trastornos de ansiedad y depresión”.
El cambio climático se hace evidente en las temperaturas extremas, inundaciones y cuando esto sucede —según Tripcevich Piovano— “se traduce en ansiedad, inestabilidad y depresión, aunque se manifieste a priori en una angustia difusa o en síntomas multideterminados”. “Algo sabemos todos acerca de que en eso que estamos percibiendo, también algo estamos haciendo mal —señaló—. Pero el silencio, la falta de concientización y políticas adecuadas que deberían estar a cargo del Estado, perpetúan el problema”.
Y en ese sentido, ensayó una explicación acerca de cuál es el mecanismo por el que los factores climáticos pueden afectar de esa manera el sentir de las personas.
“En principio tendemos a percibirnos en forma aislada del planeta. No percibimos que formamos parte de un todo y el entorno modifica nuestro psiquismo, y nosotros a él. Los psicoanalistas sabemos que esta disociación ha involucrado una pérdida, de la cual no se tiene noticia consciente, pero está instalada en el psiquismo y sin duelar —observó—. Si a eso le agregamos la responsabilidad no asumida por las modificaciones negativas que hemos hecho sobre el planeta, priorizando el valor económico por encima de su cuidado, o haciendo nada para evitarlo, esto necesariamente involucra el sentimiento de culpabilidad inconsciente que resulta abrumadora y difícil de elaborar como para provocar un cambio en la acción”.
Ecoansiedad y duelo ecológico, nuevos términos que reflejan una época
Los impactos directos e indirectos de los cambios ambientales en la salud mental son tan preocupantes, particularmente para las generaciones jóvenes, que llevaron a que se acuñen nuevas palabras o términos como evidencia de un tiempo nunca antes vivido por la humanidad.
Así, la ecoansiedad, entendida como la ansiedad relacionada con un entorno cambiante e incierto, y el duelo ecológico, es decir, el dolor por la pérdida ecológica, aparecen en el vocabulario de las nuevas generaciones.
Para Holmes, el fenómeno radica “en la conexión profunda que tienen las personas más jóvenes con su entorno natural”. “La ecoansiedad surge de la preocupación y el miedo sobre los impactos negativos del cambio climático y la sensación de impotencia para mitigarlos —sostuvo la especialista—. El duelo ecológico, por otro lado, se relaciona con el dolor y la tristeza por la pérdida de ecosistemas, especies y paisajes naturales que forman parte de la identidad y el sentido de lugar de las personas”.
—¿Es posible, como sugiere la revisión científica, que el aumento de las temperaturas provocó que crezcan un 5% las muertes por suicidio?
— Tripcevich Piovano: Es difícil adjudicar el aumento de un 5% de muertes por suicidio a un solo factor, y la simultaneidad de dos hechos, por sí sola, no lo confirma, pero en tanto y en cuanto admitimos la incidencia del cambio climático en el psiquismo, habría que investigar cada uno de esos casos y no descartarlo a priori.
De hecho, los cardiólogos reportaron aumentos de enfermedades de su especialidad, incluso muertes por infarto masivo en el 2001, en Argentina. Y las temperaturas excesivas, por ejemplo, suelen descompensar a muchas personas. Del mismo modo, perder todo en una inundación requiere una fortaleza psíquica que no todo el mundo tiene.
— Holmes: El aumento de las temperaturas puede influir en la salud mental de diversas maneras. Las temperaturas elevadas pueden incrementar el estrés físico y emocional, afectando el sueño y la calidad de vida. El estrés térmico prolongado puede llevar a un agotamiento mental, y cuando se combina con otros factores de vulnerabilidad, como problemas económicos o de salud, puede aumentar el riesgo de comportamientos suicidas.
Además, las altas temperaturas pueden agravar condiciones preexistentes de salud mental, como la depresión, lo que podría contribuir a un incremento en las tasas de suicidio.
Cuáles son las mejores estrategias para cuidar la salud mental en un entorno tan cambiante
Más allá de lo estrictamente climático, el mundo actual se vuelve por momentos un lugar inestable para desarrollarse y vivir.
En ese sentido, Tripcevich Piovano destacó que, para empezar “es importante sobre todo concientizar el problema, ya que mantenerlo en silencio y peor, negarlo, contribuye al sentimiento de orfandad de la población, que sigue padeciendo las consecuencias de un problema gravísimo existente, pero que el silencio vigente no permite a la mayoría de las personas, metabolizar, psiquisizar y proceder en consecuencia”.
A su turno, Holmes consideró que “para cuidar la salud mental en un entorno cambiante, es importante adoptar un enfoque holístico que incluya varias estrategias”.
Entre las que recomendó:
- Practicar mindfulness. La atención plena puede ayudar a las personas a mantenerse en el presente, reduciendo la ansiedad y mejorando el bienestar general.
- Fomentar la resiliencia. Desarrollar habilidades para manejar el estrés y adaptarse a los cambios puede fortalecer la salud mental. Esto incluye el establecimiento de rutinas saludables, mantener una red de apoyo social y buscar ayuda profesional cuando sea necesario.
- Promover la conexión con la naturaleza. Incluso en entornos urbanos, encontrar formas de interactuar con la naturaleza puede ser terapéutico. Actividades como caminar al aire libre, jardinería o simplemente pasar tiempo en un parque pueden reducir el estrés.
- Educación y concienciación. Informarse sobre el cambio climático y sus impactos, así como involucrarse en acciones comunitarias para mitigarlo, puede empoderar a las personas y reducir sentimientos de impotencia.
- Autocuidado. Priorizar el cuidado personal mediante el ejercicio regular, una dieta equilibrada, el sueño adecuado y la práctica de actividades que traigan alegría y relajación.
- Apoyo profesional. Buscar el apoyo de terapeutas y profesionales de la salud mental puede ser crucial para aquellos que experimentan niveles elevados de ansiedad o depresión. Terapias específicas, como la terapia cognitivo-conductual, pueden ser efectivas para manejar estos sentimientos.
Y remató: “Implementar estas estrategias puede ayudar a mitigar el impacto psicológico de un mundo en constante cambio, promoviendo una salud mental más robusta y resiliente”.
Con información de Infobae