La Comisión Europea estimó este jueves que una de cada cinco niñas y uno de cada diez niños en la Unión Europea (UE) son víctimas de abuso sexual y alertó del aumento de los casos registrados como ciberacoso sexual a menores (‘grooming’) en el club comunitario, que duplicaron sus cifras de 2022 a 2023.
“Estos datos quieren decir que todos conocemos a varios menores que ahora mismo están siendo víctimas, que conocemos a muchos adultos -y las cifras son aún mayores cuando hablamos de adultos- que han sufrido abusos cuando eran niños”, aseguró la comisaria europea de Interior, Ylva Johansson, durante una sesión pública en el consejo de ministros de Justicia de la UE.
Los ministros debatieron una directiva para combatir los abusos sexuales y la explotación sexual de los menores.
Johansson incidió en que el componente en línea del abuso sexual infantil ha crecido como una “epidemia” en los últimos años y recordó que, según el informe de la fundación Internet Watch de 2023, las imágenes de abuso sexual infantil presentes en internet en su categoría más grave (implican actividad sexual con penetración o sadismo) se duplicaron en tan solo dos años en el conjunto de la Unión.
Los datos son incluso peores cuando se trata de imágenes que implican a niños y niñas menores de dos años, ya que el 80 % de ese material incluye la violencia sexual más grave.
Por ello, la Comisión Europea presentó el pasado febrero una propuesta para actualizar la legislación penal contra el abuso sexual infantil, ampliando la definición de los delitos y los plazos para denunciarlos.
El objetivo es actualizar las normas vigentes, que son de 2011, y adaptarlas al entorno tecnológico, de manera que se incluya también la transmisión en vivo de abuso sexual infantil, la posesión e intercambio de manuales de pedofilia o los contenidos generados por inteligencia artificial o los ultrafalsos (o ‘deepfakes’).
Según explicó Johansson a los ministros de Justicia durante la reunión, los contenidos generados por la inteligencia artificial “se entrenan con violaciones reales de niños para que esta sea capaz de crear imágenes y vídeos artificiales”.
Aún así, consideró necesario que los reguladores de la Unión (el Parlamento Europeo y los Estados miembros) deben adoptar un “enfoque ambicioso” para que las nuevas normas sean tecnológicamente neutras, con el objetivo de abarcar todas las nuevas tecnologías que puedan desarrollarse.
Por otro lado, la propuesta de Bruselas aclara que cuando la noción de consentimiento está en juego -en el caso de los menores que están por encima de la edad de consentimiento sexual-, éste deberá interpretarse como un concepto que se da voluntariamente, que puede retirarse en cualquier momento y que no puede verse interpretado por el silencio del niño, su no resistencia verbal o física o su conducta sexual en el pasado.
Además, el Ejecutivo comunitario propone ampliar los plazos de prescripción de estos delitos para que sean suficientemente largos: “En la mayoría de los casos, las víctimas de abusos sexuales no pueden denunciar hasta bien entrada la edad adulta, pues tienen que superar un profundo trauma antes de poder hablar y esto puede llevar mucho tiempo”, explicó Johansson.
En algunos casos, cuando la víctima denuncia ya es tarde porque el delito ha prescrito, por lo que Bruselas propone ampliar estos plazos de denuncia y enjuiciamiento para “llevar a los autores ante la justicia. Una cuestión a la que, sin embargo, algunos Estados miembros se mostraron reticentes, entre ellos España.
“No necesitamos plazos específicos (…) Basta con una norma europea que permita a los países decidir el momento en el que comienza el plazo de prescripción del delito siempre y cuando éste sea posterior al momento en el que la víctima alcanza la mayoría de edad”, consideró el embajador permanente de España ante la UE, Marcos Alonso.
Con información de EFE