De aquellas grandes salas de cine que había en la ciudad, hoy, solo quedan ruinas, escombros y gratos recuerdos en la memoria de las personas que la pudieron disfrutar años atrás. Otras han sido tomadas como iglesias cristianas, pero la mayoría solo quedaron para la historia.
«Recuerdo en mi colegio nos llevaban al cine. Disfrutaba mucho», expresó un señor que se encontraba en un carro estacionado. Al parecer esperaba a alguien del otro lado de la calle.
La ciudad Maracaibo contaba con más de treinta salas de cine a lo ancho y largo en la década de los 30, donde papas, mamas, hermanos, primos, tíos, abuelos y enamorados iban a disfrutar de las películas del aquel entonces. Sin embargo, la actualidad es otra y hoy solo quedan escombros, ruinas y suciedad, y en el mayor de los casos son el hábitat de los indigentes que buscan un sitio donde pasar la noche.
Ir al cine era asistir a una fiesta de etiqueta, las personas se vestían con sus mejores atuendos, zapatos y carteras, era de esa forma, ya que Maracaibo se encontraba en completo auge de evolución.
Los cines competían entre sí, por ver quién ofrecía mayor comodidad, las mejores películas, bebidas, comidas, pero sobre todo la pantalla más grande.
«Yo siempre veía que a donde iban más era al cine Metro», afirmó un señor de aproximadamente 70 años.
¿Por qué desaparecieron los cines?
Maracaibo fue evolucionando y con ello llegaron los «Mall» y las salas múltiples que ofrecían opciones más entretenidas a la población, además de mayor seguridad y la posibilidad de hacer compras o pasear por las tiendas antes o después de la función.
El cine llegó a una nueva era que terminó de enterrar las tradicionales, a pesar de que estos se negaban a cerrar y trataron de mantener sus puertas, abiertas, pero a medida que pasaba el tiempo la ciudad evolucionó y estos fueron sepultados.
Con información de Noticia Al Día