Descubren una posible razón de la resistencia a los antibióticos

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Foto: Archivo

A medida que las bacterias evolucionan y se adaptan, parece que siempre van encontrando nuevas formas de sobrevivir incluso a los antibióticos más potentes, lo que amenaza con sumergirnos de nuevo en una era en la que la infección más simple podría ser mortal, tal y como sucede en la ficción de Herbert George Wells “La guerra de los mundos”, con los imponentes alienígenas que van a conquistar el planeta Tierra y acaban sucumbiendo por un sistema inmunológico muy pobre no habituado a virus como el de la gripe.

Recientemente, los científicos han descubierto una nueva capa de complejidad en esta batalla de la increíble resistencia de las bacterias a los antibióticos: un fenómeno conocido como heterorresistencia, que puede ser la clave para entender por qué algunas bacterias consiguen resistir a los antibióticos a pesar de parecer susceptibles en las pruebas estándar.

Un interruptor secreto en las bacterias

Según los expertos, se trata de una especie de arma secreta, que permite a las bacterias sobrevivir en entornos hostiles y potencialmente conducir a fracasos de los tratamientos. Y es que la heterorresistencia involucra una pequeña fracción de células bacterianas dentro de una población que, aunque inicialmente parecen susceptibles a los antibióticos, pueden cambiar rápidamente a un estado resistente cuando se exponen a los medicamentos. Este interruptor secreto posibilita la supervivencia de la bacteria como si de un superpoder escondido se tratara.

Durante décadas, la comunidad científica ha investigador y estudiado bajo el supuesto de que la resistencia a los antibióticos es un rasgo genético, una característica clara que existe o no dentro de una especie bacteriana.

Por ello, las pruebas tradicionales se diseñaron para detectar estos marcadores genéticos de resistencia, pero este descubrimiento sugiere que este tradicional enfoque podría pasar por alto un aspecto crucial de la supervivencia bacteriana.

La heterorresistencia, como arma de última generación de una bacteria, es tan sutil que no deja una huella genética y puede pasar desapercibida para los métodos de detección convencionales. Y de ahí su éxito en medrar y resistir el ataque de nuestros antibióticos.

Curiosamente, la heterorresistencia no implica las mutaciones genéticas habituales que confieren resistencia a los medicamentos, sino que se basa en cambios temporales y reversibles dentro de un pequeño subconjunto de células bacterianas que les permiten resistir los antibióticos.

A diferencia de la resistencia típica, que se propaga a medida que las bacterias se replican, la heterorresistencia permanece confinada a unas pocas células, de ahí que a pesar de décadas de estudio, haya sido tan increíblemente difícil detectarla mediante pruebas de laboratorio estándar.

Su naturaleza es absolutamente sigilosa y ha conseguido que muchos pacientes sucumban a una infección grave, como el caso ocurrido en el Hospital Universitario Emory de Atlanta ante un paciente que sufría una infección grave causada por Klebsiella pneumoniae y que, a pesar de someterle a tratamientos realmente agresivos, el paciente acabó muriendo por dicha infección. Ahora sabemos por qué.

Con información de Muy Interesante