Una pregunta que ha despertado el interés de muchos es el origen de los gatos. Aunque ya hemos abordado un tema similar en el pasado, centrado en los perros, es momento de profundizar en la historia de nuestros amigos felinos, que han estado a nuestro lado durante siglos, aunque no tanto como los caninos.
Independientemente de la raza, todos los gatos domésticos descienden de una misma especie: Felis catus. Sin embargo, existen múltiples clasificaciones y géneros. Los genetistas Stephen O’Brien y Warren Johnson analizaron el ADN de 30 genes de diversas especies felinas y lo compararon con datos fósiles y estudios moleculares. Su objetivo fue delinear la conexión entre todas las especies de felinos en los cinco continentes.
Su investigación reveló que hay 37 especies de felinos organizadas en 8 linajes distintos, cada uno con características moleculares, biológicas y morfológicas únicas. Por ejemplo, uno de estos linajes incluye a los felinos rugientes, como leones y tigres.
Durante el oligoceno, los félidos se dividieron en dos subfamilias: Nimravidae y Felidae. En esta última, se encuentra el Proailurus, del cual deriva el Pseudaelurus, que se alimentaba de herbívoros en estepas y sabanas. A partir de registros fósiles, los científicos coinciden en que el gato Pseudaelurus es el ancestro común de los felinos actuales. Este felino vivió en Asia hace aproximadamente 11 millones de años, emigrando a Europa hace 9 millones y luego a América a través del estrecho de Bering.
Con la llegada de la agricultura, los humanos comenzaron a establecerse y a construir ciudades, lo que trajo consigo la necesidad de almacenar alimentos. Esto, a su vez, atrajo a roedores que se alimentaban de los granos, generando problemas para los agricultores. En este contexto, los gatos ancestrales se acercaron a los silos, buscando los roedores, y esta relación resultó beneficiosa tanto para los humanos como para los felinos.
Recientes hallazgos, como un estudio de la Universidad de Washington publicado en PNAS, proporcionan la primera evidencia directa de la domesticación de los gatos, a partir de restos óseos hallados en Quanhucun, China. Este estudio sugiere que la relación entre humanos y gatos se estableció entre 19,000 y 32,000 años atrás, 14,000 años después de la domesticación de los perros.
Se pensaba que los primeros gatos domesticados eran del antiguo Egipto, aproximadamente hace 4,000 años, pero el descubrimiento de fósiles en China del año 3500 a.C. cambia esta percepción. Además, en 2004, National Geographic reportó el hallazgo de un enterramiento en Chipre que incluía a un humano y a un gato de hace alrededor de 9,500 años.
Los hallazgos indican que el proceso de domesticación de los gatos ocurrió de manera independiente en el Cercano Oriente, Egipto y China, a raíz del surgimiento de la agricultura. Los fósiles encontrados en China pertenecen al gato leopardo (Prionailurus bengalensis), que hoy es común en Asia Oriental, y es un pariente lejano del gato salvaje occidental (Felis silvestris lybica), del cual descienden los gatos en Egipto.
El gato doméstico actual en China es resultado de la mezcla entre ambas especies, lo que sugiere que F. silvestris lybica pudo haber reemplazado al gato leopardo hacia el final del Neolítico en China, posiblemente a través de la Ruta de la Seda.
Se especula que, en la Antigüedad, los egipcios, reacios a vender gatos debido a su afecto hacia ellos, llevaron a que un grupo de griegos robara varios ejemplares y los trasladara a Occidente para controlar las plagas de roedores en sus cosechas. A pesar de que los grecorromanos usaban otros animales para proteger sus cultivos, ningún otro era tan eficaz como el gato.
Hoy en día, descendientes de aquellos primeros Felis catus conforman una población de aproximadamente 600 millones de gatos alrededor del mundo.
Con información de Super Curioso