La primera obra de arte pintada por un robot humanoide se subastará por 1 millón de dólares

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Foto: Archivo

En un acontecimiento que marca un hito en el mundo del arte y la tecnología, un retrato del matemático Alan Turing, pintado por el robot humanoide Ai-Da, se ha vendido por 1,08 millones de dólares en una subasta en Nueva York.

Esta obra, titulada AI God. Portrait of Alan Turing, no solo logró superar las expectativas de precio, sino que también abre un debate profundo sobre el papel de la inteligencia artificial en el arte y el valor de la creatividad robótica.

Ai-Da es mucho más que un robot: es uno de los humanoides más avanzados del mundo, diseñado para crear arte y, al mismo tiempo, invitar a la reflexión sobre los límites entre la creatividad humana y la inteligencia artificial.

La pintura de Alan Turing, de 2,2 metros de altura, fue concebida por este robot en colaboración con un equipo multidisciplinario de ingenieros, programadores y expertos en arte. El proceso de creación involucró cámaras en los ojos del robot para captar imágenes y plasmarlas en un lienzo, mientras que su sistema de IA decidió los colores, el estilo y la textura.

Alan Turing, pionero en informática y descifrando códigos durante la Segunda Guerra Mundial, planteó ya en la década de 1950 cuestiones éticas sobre el futuro de la inteligencia artificial, temas que cobran vigencia a medida que los robots como Ai-Da continúan evolucionando.

El impacto de la subasta y el futuro del arte con IA

La subasta, organizada por Sotheby’s, fue un éxito rotundo, con más de 27 ofertas para esta obra única. El precio alcanzado demuestra el interés y la fascinación del público por la convergencia entre tecnología y arte. Según la casa de subastas, el resultado de la venta marca un “momento histórico”, evidenciando la creciente importancia de la IA en el mercado mundial del arte.

Para Aidan Meller, el creador de Ai-Da, este proyecto refleja cómo el arte puede cuestionar y celebrar los cambios de nuestra sociedad. El propio robot, con apariencia humana, sostiene que su misión es ser un “catalizador para el diálogo sobre la tecnología emergente”, sugiriendo que la pintura de Turing simboliza el potencial y los riesgos de la IA.

La creación del robot, inspirada en figuras como Ada Lovelace, la primera programadora de la historia, y en debates sobre el uso ético de la IA, lleva a preguntarse qué tan cerca estamos de un futuro en el que los robots no solo ejecuten tareas, sino también expresen ideas a través del arte.

Ai-Da demostró en esta obra una capacidad impresionante para crear un retrato con matices y tonos que evocan la complejidad de la figura de Turing.

Sin embargo, aunque su obra pueda considerarse innovadora y desafiante, la IA sigue careciendo de conciencia y emociones. Ai-Da, al ser interrogada sobre su trabajo, respondió: “Pinto lo que veo, pero no tengo imaginación en el sentido humano de la palabra”.

Esto plantea una cuestión fundamental sobre la naturaleza de la creatividad y si, realmente, la tecnología podrá algún día igualar la profundidad y el sentido que los seres humanos aportan al arte.

Con información de Computer Hoy