El caso de Ryan Borgwardt, un residente de Watertown, Wisconsin, capturó la atención pública por los inesperados giros de una aparente tragedia que se transformó en un misterio internacional. Este hombre de 44 años fue reportado como desaparecido el pasado 12 de agosto luego de no regresar de un viaje de pesca en el Lago Green, donde inicialmente se creyó que había sufrido un accidente fatal. Sin embargo, las investigaciones posteriores revelaron un plan elaborado para fingir su muerte y huir a Europa, dejando atrás a su esposa y sus tres hijos.
La alarma inicial comenzó cuando Borgwardt envió un mensaje de texto a su pareja la noche del 11 de agosto, indicando que estaba en camino de regreso a casa luego de una jornada de pesca en el lago. A la mañana siguiente, al no recibir noticias suyas, la mujer notificó a las autoridades. Equipos de búsqueda se movilizaron rápidamente y encontraron su kayak volcado en una de las zonas más profundas del lago, junto con su caña de pescar, una caja de herramientas y un chaleco salvavidas flotando en el agua. Su vehículo, remolque, llaves y billetera también fueron hallados en un parque cercano.
Durante 54 días, el Condado de Green Lake, en colaboración con organizaciones como Bruce’s Legacy, desplegó drones, tecnología de sonar y perros rastreadores para inspeccionar las profundidades del lago, sin resultados concluyentes. La organización, especializada en la búsqueda de víctimas de ahogamiento, invirtió semanas recorriendo el lago, que alcanza profundidades de más de 60 metros. “Es emocionalmente devastador no encontrar respuestas después de tanto esfuerzo”, comentó Keith Cormican, líder del grupo.
Sin embargo, las sospechas comenzaron a surgir en octubre, cuando los investigadores recibieron información clave: el nombre de Borgwardt había sido registrado por las autoridades fronterizas canadienses el 13 de agosto, apenas un día después de que se reportara su desaparición. Este hallazgo marcó un giro en la investigación, alejando la atención de las aguas del lago hacia su historial personal.
Durante 54 días, el Condado de Green Lake, en colaboración con organizaciones como Bruce’s Legacy, desplegó drones, tecnología de sonar y perros rastreadores para inspeccionar las profundidades del lago, sin resultados concluyentes. La organización, especializada en la búsqueda de víctimas de ahogamiento, invirtió semanas recorriendo el lago, que alcanza profundidades de más de 60 metros. “Es emocionalmente devastador no encontrar respuestas después de tanto esfuerzo”, comentó Keith Cormican, líder del grupo.
Sin embargo, las sospechas comenzaron a surgir en octubre, cuando los investigadores recibieron información clave: el nombre de Borgwardt había sido registrado por las autoridades fronterizas canadienses el 13 de agosto, apenas un día después de que se reportara su desaparición. Este hallazgo marcó un giro en la investigación, alejando la atención de las aguas del lago hacia su historial personal.
Con información de La Patilla