Al menos 20 recién nacidos en 11 días fallecieron en la Maternidad del Sur

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Foto: Archivo

Familiares denunciaron condiciones de insalubridad con pisos manchados de sangre, envases de basura repletos de desecho biológico y gatos y perros sobre las camillas

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Maternidad del Sur de Valencia (Foto: Archivo El Carabobeño)

La bebé nació el 17 de diciembre y falleció el 28, luego de una serie de irregularidades desde el momento de la llegada de Saraí a la emergencia a la 1:00 a.m. de ese martes. Tenía dolores de parto y rotura prematura de membrana con 34 semanas y cinco días de embarazo y, aunque llevó un kit de obstetricia que le entregaron en la alcaldía de Guacara, le dijeron a su esposo que eso no era suficiente. Le entregaron una lista larga de insumos sin los que no le harían la cesárea.

A las 10:00 a.m. la familia ya había conseguido todo, incluyendo un equipo de presión positiva continua en la vía aérea (CPAP) más FIO2, porque se esperaba que la bebé naciera con dificultad respiratoria. Les costó 150 dólares.

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Lista de insumos solicitados para la cesárea en la Maternidad del Sur (Foto: Cortesía)

Después de la cesárea, Saraí apenas pudo ver por segundos a su hija. Mientras estaba en el pasillo destinado para la recuperación en la Maternidad del Sur, preguntó varias veces por Isabella al personal de salud que pasaba a su lado, pero nadie le respondía.

Fue a las 2:00 p.m. que, al ser trasladada a hospitalización, una enfermera le dijo que la niña tenía distrés respiratorio y por eso se mantendría en quirófano a la espera de cupo en la Unidad de Cuidados Intermedios. Esta información la repitieron a su esposo, luego de preguntar de forma insistente por la bebé hasta en dirección.

Falta de empatía

Aún con el dolor normal de la cesárea, Saraí fue al quirófano a las 11:30 p.m. para preguntar por Isabella. “Había dos médicos y me dijeron que debía esperar que una enfermera saliera. Estuve ahí parada por 20 minutos y me di cuenta de la falta de humanidad y empatía”.

En ese momento le indicaron que la niña ya estaba en cuidados intermedios. Al llegar a ese servicio, Saraí vio a su hija con una cámara de oxígeno. Pese a que tenía una dificultad respiratoria bien marcada, no le habían puesto el CPAC.

Al día siguiente volvió a la hora de la visita, pero no había doctor o especialista que le informara sobre el estado de salud de la recién nacida. Lo que sí le dieron fue una larga lista de insumos que debía entregar a diario, como de 10 a 12 inyectadoras, guantes estériles, macrogoteros, cuentagotas y llaves de tres pasos.

El problema de las bacterias en la Maternidad del Sur

Sin tener mayores datos del estado real de la bebé, a través de órdenes médicas vio la cantidad de antibióticos que le administraban, entre ellos Amicacina, Fluconazol, Meropenem, Vancomicina y Ciprofloxacina, como parte del protocolo que aplican a todos los neonatos por la magnitud de bacterias a las que se enfrentan en el lugar.

Ese mismo día le indicaron una serie de estudios de laboratorio para realizarlos en clínicas privadas que el personal de la Maternidad del Sur recomienda. El 19 de diciembre en la mañana les entregaron los resultados, a excepción del hemocultivo que llegó a la 1:00 p.m.  La pediatra de guardia dijo que la niña estaba séptica.

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Resultados de laboratorio de la recién nacida (Foto: Cortesía)

Saraí recordó cada una de las palabras que escuchó en ese momento: “Esa niña no se pudo contaminar aquí, esa niña se contaminó en tu vientre”, pero lo desestimó al hablar con otras madres que habían recibido la misma información. “Eso es lo que les dicen a todas, ellos quieren tapar el sol con un dedo”.

Esperar una muerte para un respirador mecánico

El 20 de diciembre durante la visita en la Maternidad del Sur, les dijeron a los padres de Isabella que la recién nacida había desmejorado y que el jefe de pediatría había dado la orden de intubar, por lo que fue trasladada a la unidad de Terapia Intensiva Neonatal (UTIN) pero estaba en lista de espera por un respirador mecánico.

“El médico, en pocas palabras, nos dijo que había que esperar que uno de los niños muriera para desocupar uno de los ventiladores”.

A Isabella debían colocarle un catéter para una vía central para lo que tuvieron que pagar 70 dólares en insumos más 30 al cirujano por su servicio. Y para que el cardiólogo pudiera evaluarla pagaron 40 dólares por esa interconsulta. Además, le indicaron inmunoglobulina que tiene un costo de entre 360 y 400 dólares.

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Catéter adquirido por la familia de la bebé (Foto: Cortesía)

Seis bebés había en UTIN y solo quedaban dos vivos cuando Isabella falleció por un paro respiratorio la madrugada del 28 de diciembre, luego de haber sangrado por las vías respiratorias y digestivas. Nunca le pusieron el respirador porque, cuando se desocupaban, ella mantenía estable la saturación de oxígeno.

Desidia y lágrimas

Varias madres desconsoladas y familias llorando vieron Saraí y su esposo en esos 11 días sin saber que pasarían por la misma situación.

Eso ocurrió mientras las heridas de las cesáreas eran curadas en las camillas de emergencia, llenas de sangre y líquido amniótico, y mientras una importante cantidad de perros y gatos se paseaban por la parte externa e interna de la maternidad, incluso, sobre los colchones de las pacientes.

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Los gatos están en diferentes áreas de la Maternidad del Sur (Foto: Cortesía)

“Hacen sus necesidades en los pasillos y habitaciones, el olor es insoportable”, narró Saraí. Además, la limpieza en la Maternidad del Sur es deficiente, hay sangre en los pisos y los envases de basura siempre están rebosados con desechos biológicos.

También se refirió a las condiciones de los baños de las pacientes como inhumanas. Tienen poca iluminación e higiene y las duchas están dañadas.

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Los recipientes de basura suelen estar rebosados (Foto: Cortesía)

A poco más de una semana de la muerte de su hija, Saraí pide a los organismos pertinentes que se resuelvan todas las irregularidades que se presentan en la Maternidad del Sur. Allí no solo fallecen recién nacidos, sino madres tras situaciones, en su mayoría, evitables. “Hay que hacer algo para no sigan falleciendo más en la maternidad de la muerte”.

Con información de El Carabobeño