El exceso de comida nocturna es un fenómeno común que muchas personas enfrentan, especialmente después de días agotadores. Este comportamiento no solo genera frustración y culpa, sino que también puede impactar negativamente la salud física y emocional. Comprender las causas de este hábito es esencial para implementar cambios efectivos, según un artículo publicado por la revista dirigida a personas que viven con diabetes y sus familias en India, “Diabetic Living”.
De este modo, el artículo resalta que el hambre es un impulso natural que asegura el funcionamiento adecuado del cuerpo; puede dividirse en dos categorías, como física y emocional. El hambre física surge gradualmente y puede satisfacerse con cualquier alimento, mientras que el hambre emocional es un impulso repentino que busca consuelo en alimentos específicos, muchas veces poco saludables.
Ocasionalmente recurrir a la comida como respuesta emocional no es preocupante, pero convertirlo en una práctica recurrente puede revelar la necesidad de un abordaje más profundo. Los factores desencadenantes de este tipo de alimentación son variados. Por ejemplo, el estrés puede incrementar el apetito en algunas personas. Un estudio de la Sociedad Psicológica Australiana evidencia que un 75 % de los encuestados reconoció recurrir a la comida como una vía para manejar tensiones.
La privación de sueño es otro elemento crucial. La falta de descanso adecuado altera el equilibrio hormonal, elevando los niveles de grelina, la hormona que estimula el hambre, y reduciendo la leptina, encargada de señalar saciedad al cerebro. Este desbalance no solo incrementa el apetito, sino que también fomenta la elección de alimentos ricos en azúcar y grasas para obtener energía rápida. Para mejorar la calidad del sueño, adoptar hábitos como reducir el tiempo frente a pantallas y mantener horarios constantes para dormir puede ser un paso clave para regular estos impulsos.
Otra causa común de los atracones nocturnos es la restricción calórica severa durante el día. Dietas extremas que eliminan grupos alimenticios o limitan las calorías pueden desencadenar un fuerte impulso de compensación en las horas nocturnas. Este comportamiento, conocido como ciclo «binge-restrict», se debe a la respuesta natural del cuerpo frente a una aparente escasez y prioriza el consumo de alimentos densos en energía para reponer reservas.
En conclusión, la clave para abordar el exceso de comida nocturna radica en identificar las causas subyacentes y adoptar estrategias saludables para gestionarlas. Establecer un equilibrio en la dieta diaria, manejar el estrés y mejorar la calidad del sueño son pasos fundamentales hacia una mejor salud física y emocional.
Con información de VTV