No es fácil “parar la máquina” y ponerse en modo vacaciones. Muchas veces, el cerebro sigue conectado con el trabajo. Pero, ¿por qué cuesta tanto a veces desconectarnos de la rutina en vacaciones?
La doctora Ingrid Brunke (MN 73720), médica del Instituto de Neurociencias del Hospital Alemán, psiquiatra y legista, miembro y expresidente del capítulo de Psiquiatría de enlace y psicosomática de la Asociación de Psiquiatras Argentinos (APSA), expresó a Infobae: “El estrés cotidiano provoca un bombardeo permanente a nivel cerebral, que puede culminar en alteraciones de los neurotransmisores, y llevar, si no tenemos las herramientas para enfrentarlo, a desencadenar enfermedades metabólicas y/o cardiológicas, además de síntomas ansiosos o depresivos, a nivel psíquico”, detalló.
Incluso, hay un término para describir este estado, que es el estrés vacacional.
Síntomas del estrés vacacional
Silvia Sumell Canalda, psicóloga y profesora de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la Universidad Oberta de Catalunya (UOC) expresó en un artículo de esa casa de estudios: “Los síntomas abarcan todos los relacionados con la ansiedad y el estrés y afectan en el aspecto cognitivo, emocional, físico y de conducta”.
Y añadió: “Pueden aparecer dificultades para pensar con claridad, problemas de atención, concentración y memoria, sensación de que no se habla con la misma fluidez y necesidad de comprobar las tareas una y otra vez. También aparecen cansancio, problemas para dormir, sensación de no haber descansado lo suficiente, de estar sin energía, y sintomatología relacionada con la depresión o el bajo estado de ánimo», comentó la profesora de la UOC.
Además, la experta explicó que en estos casos son frecuentes las alteraciones del apetito, por exceso o defecto; el aumento del consumo de tabaco, alcohol o dulces, dolores de cabeza, musculares y de estómago y pérdida del deseo sexual. Por último, agregó que los periodos de elevado estrés prolongado en el tiempo pueden generar sentimientos de tristeza, desmotivación e irritabilidad.
Por su parte, la doctora Brunke afirmó: “El cerebro ‘quiere’, pero el cuerpo ‘no puede’. Y añadió que algunas personas trasladan ese alto monto de ansiedad laboral a las vacaciones: “Se proponen mil actividades, con grandes esquemas de horarios, transformando el período de descanso en otra nueva carga laboral, con el costo psíquico, físico y emocional que conlleva”, describió.
Y concluyó: “Lo ideal es encontrar el equilibrio entre la planificación y el dejar que el día a día nos sorprenda durante el descanso”. La experta explicó: “A medida que nos relajamos, se modifican los niveles de aquellas hormonas y neurotransmisores que se alteran cuando estamos expuestos a un estrés crónico (serotonina, noradrenalina, dopamina, melatonina y cortisol)”.
“Esto permite que nuestro cerebro, de algún modo, se ‘resetee’, y podamos además reconstruir nuestro sistema inmune, destacó la médica del Hospital Alemán, y añadió: “Si a esto agregamos un mejor descanso y una alimentación variada, armónica y saludable, vamos a poder reducir niveles de glucemia, colesterol, y mejorar todo aquello que lleve a alteraciones metabólicas, como diabetes y enfermedad cardiovascular”.
Consejos antiestrés para las vacaciones
En primer lugar, una ayuda tecnológica. Los expertos recomiendan poner el modo vacaciones en WhatsApp para desconectar y disfrutar de un verdadero descanso.
Esta función permite a los usuarios silenciar conversaciones específicas, como las relacionadas con el trabajo, para evitar interrupciones durante sus momentos libres.
Lo ideal es descansar en profundidad los primeros días, dijo Brunke: “Sin despertador, sin horarios. Dejar que el cerebro, la mente y el cuerpo se reencuentren y reacomoden. Los días siguientes, organizar actividades, pero dejando espacios de descanso, también sin horarios. Tener en cuenta todo tipo de actividades que estimulen el cuerpo o la mente: juegos grupales, lectura, actividad física o deportiva”.
Las recomendaciones son:
- Desconectarse de las redes. Utilizarlas con horarios determinados y breves.
- Evitar los excesos, tanto de determinados alimentos hipercalóricos como del alcohol.
- Buscar actividades placenteras. No hacer cosas por obligación.
- Modificar el “Tengo que hacer / debería…” por el “Me gustaría…”
- Hacer algo de ejercicio para dormir mejor y descargar adrenalina.
- Reservarse un tiempo para sí. Puede ser una pequeña caminata, una lectura, etc.
- Hacer ejercicios de respiración y atención plena, que puedan utilizarse el resto del año.
- Detenerse a pensar en algún proyecto o pasatiempo para realizar en el año, fuera de la jornada laboral o de las actividades familiares.
- Practicar la higiene del sueño: dormir con la luz apagada, sin estímulos electrónicos (televisión, tablet, celular). No usar la cama para comer o ver la televisión. “Si a pesar de ello no se logra conciliar o mantener el sueño, realizar la consulta con un profesional al regreso de las vacaciones”.
- Descansar todo lo posible. Evita madrugar y realizar pequeñas siestas.
Con información de Infobae