Un estudio vincula el sistema inmunitario con el desarrollo de la ELA

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Un equipo de investigadores del Instituto de Investigación Sant Pau (IR Sant Pau) de Barcelona, en España, ha realizado un estudio que detalla por primera vez la implicación del sistema inmunitario periférico en la enfermedad de la Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA) a escala celular.

El estudio, realizado por el IR Sant Pau y publicado en la revista Journal of Neuroinflammation, es el primero en el que se ha llevado a cabo un análisis celular exhaustivo de la ELA, mediante single-cell RNA sequencing -una técnica que permite analizar, de forma individual, la expresión de los genes en cada célula—.

Dicho análisis ha sido efectuado en 14 pacientes y 14 controles y revela, según indican los autores del estudio, alteraciones específicas en diferentes subpoblaciones del sistema inmunitario.

Los resultados indican el papel decisivo de las células Natural Killer (NK), que aparecen hiperactivadas en los pacientes con ELA, y esto podría contribuir directamente al proceso de degeneración neuronal.

La detección de cambios en monocitos y linfocitos T pone de manifiesto un desequilibrio global del sistema inmune, que favorece la inflamación y el deterioro progresivo de las neuronas motoras.

Según el IR Sant Pau, perteneciente a la fundación del Hospital de Sant Pau de Barcelona, los hallazgos de este estudio «abren la puerta al desarrollo de biomarcadores para un diagnóstico más precoz y nuevas estrategias terapéuticas centradas en subpoblaciones celulares específicas».

Sus hallazgos apuntan a que las células del sistema inmunitario, especialmente dos subpoblaciones de células Natural Killer (NK), podrían jugar un papel clave en el desarrollo y la progresión de esta enfermedad neurodegenerativa.

La ELA es una patología que provoca la degeneración progresiva de las neuronas motoras, y que desemboca en una pérdida de la capacidad muscular y, posteriormente, afecta a funciones vitales como la respiración.

Hoy en día, sigue sin existir un tratamiento curativo ni una terapia suficientemente eficaz que detenga su avance, y se estima que la supervivencia media después del diagnóstico se sitúa entre 3 y 5 años.

Análisis detallado del sistema inmunitario en la ELA

Aunque en enfermedades como el alzhéimer ya se había demostrado el papel del sistema inmunitario en su desarrollo, en el caso de la ELA no existía hasta ahora un estudio tan detallado que confirmara este protagonismo.

El estudio ha sido coordinado por el doctor Oriol Dols, investigador del grupo de neurobiología de las demencias y de la unidad de memoria en el IR Sant Pau.

Según Dols, «hasta ahora se intuía que podía haber un componente inmunitario relacionado con la enfermedad, pero no se había demostrado en profundidad a escala celular».

Para abordar este reto, se reclutaron a 14 pacientes con ELA de tipo esporádico —es decir, sin mutaciones genéticas conocidas que justificaran su aparición (aproximadamente el 90 % de los casos de esta patología)— y se comparó su perfil inmunitario con el de 14 personas sanas que sirvieron como grupo de control.

Mediante técnicas de single-cell RNA sequencing, los científicos pudieron analizar más de 100.000 células inmunitarias de sangre periférica de manera individual, lo que permitió detectar alteraciones celulares, especialmente en las células Natural Killer (NK).

Subpoblaciones de células NK alteradas

Las células NK se conocen principalmente por su actividad en la defensa contra infecciones víricas o contra células tumorales, pero sin embargo, en este estudio se ha observado un aumento anómalo en ciertas subpoblaciones concretas de NK en los pacientes con ELA, que además presentaban un estado de hiperactivación.

Esther Álvarez-Sánchez, investigadora también de este estudio, explica que «saber que el sistema inmune periférico interviene en la ELA abre nuevas líneas de investigación», desde los biomarcadores sanguíneos que faciliten un diagnóstico más precoz, hasta posibles terapias dirigidas a las subpoblaciones concretas».

En la actualidad, no existe ningún fármaco aprobado que module específicamente las células NK o los linfocitos T en el contexto de la ELA, por lo que estos datos representan un primer paso hacia el desarrollo de tratamientos más específicos y combinados.

Próximos pasos y repercusión

Aunque las conclusiones de este trabajo no suponen un tratamiento inmediato, el hallazgo de subpoblaciones inmunitarias clave en la ELA representa un avance esperanzador.

Oriol Dols concluye: «De la misma forma que en el cáncer se ha aprendido a regular la respuesta inmune para combatir los tumores, en la ELA nos dirigimos hacia la idea de combinar terapias que aborden tanto la neurodegeneración como la respuesta inmunitaria alterada».

Vía: EFE