La llegada de la adolescencia se presenta con muchos cambios, no solo físicos, sino también emocionales, incluido el malhumor. Según diferentes estudios, esas transformaciones que se presentan entre los 12 y 17 años pueden ser los responsables de las modificaciones en sus sentimientos y emociones, y hasta en la manera de expresarse, comunicarse e interactuar con el entorno.
Todo lo que va ocurriendo en esta etapa de la vida puede desencadenar el distanciamiento de amistades y la búsqueda de nuevas personas con las que relacionarse.
Además, también provoca inestabilidad emocional y hace sentir al adolescente como un ser en situación de vulnerabilidad, lo que origina que se sientan perdidos o crean que nadie los entiende. Esto, en muchos de los casos, puede suponer hostilidad o irritabilidad en el trato. Pero como padres, qué se puede hacer.
La internacionalista Koralia Gámez, con diplomado en atención psicosocial y derechos del niño, destaca que lo primero es enseñarles a reconocer que todas las emociones son válidas y que lo que llamamos negativo es aquello que como padres no se sabe manejar; pero es exactamente eso en lo que se debe trabajar.
¿Cómo abordar el malhumor en la adolescencia?
La especialista indica que cuando se reconoce que algo está pasando se puede trabajar. En el caso de los adolescentes viven una etapa de muchos cambios, de buscar su lugar entre sus iguales, de definir parte de lo que será su proyecto de vida y todo esto puede llegar a ser muy estresante, si no cuentan con el acompañamiento apropiado.
Cuando se presenta el malhumor, ese síntoma de insatisfacción con lo que están pasando, la mejor forma de manejarlo es lograr identificar una resolución del problema; pero no es que los padres lo solucionen, sino que los ayuden y les brinden herramientas para que lo logren adecuadamente.
Es decir, la presencia de los padres es clave para que se formen una identidad segura y firme. La neuropsicóloga pediátrica Carina Castro Fumero afirma que el cerebro termina de desarrollarse por completo a la edad de 25 años, por lo que la etapa de la adolescencia es crítica para la estructura de pensamiento y también para que la corteza prefrontal asimile la toma de decisiones.
¿Qué se puede hacer para que no se frustren?
El manejo de la frustración es precisamente una de las fortalezas más grandes que se le puede enseñar y modelar a los niños y adolescentes. A veces se cree que los padres siempre tienen la razón, pero la verdad es que los hijos también se vuelven profesores al reflejar las actitudes que como adultos aún no se logran manejar de forma adecuada. Desde niños, como lo enseña la psiquiatra Marian Rojas Estape, se modela con el ejemplo a los hijos a través de lo que se conoce como neuronas espejos, entonces por lo general esa actitud que refleja el adolescente suele ser proyección de los estímulos que recibe de sus padres.
En tal sentido, los padres pueden hacerle entender a sus hijos con el ejemplo, que el malhumor es normal y que varias veces en su vida tendrán que lidiar con eso. La experta indica que, no se puede enseñar algo que el adulto no ha aprendido, el ser ejemplo y acompañarlo en la validación de sus emociones es el camino que se debe seguir.
Con información de 2001