Gatos que marcaron a los genios de la ciencia

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Foto: Archivo

En la historia de la ciencia, los gatos tienen un lugar peculiar, acompañando a algunos de los científicos más influyentes de todos los tiempos.

La ciencia y los felinos están conectados de formas inesperadas: mientras los laboratorios buscan descifrar los misterios de la genética gatuna o comprender su comportamiento, algunos de los grandes genios de la humanidad encontraron en los gatos una fuente de compañía, consuelo y hasta inspiración. La relación entre ciencia y gatos va más allá de lo empírico: es también una historia de afecto y admiración mutua.

Desde inspiraciones inesperadas hasta compañeros de trabajo en los momentos más cruciales, estos felinos pusieron su huella en la vida de figuras como Albert Einstein, Edwin Hubble, Isaac Newton, Erwin Schrödinger y Nikola Tesla. Estos animales no solo ofrecieron compañía, sino que en ocasiones se convirtieron en catalizadores de ideas que revolucionaron la ciencia y la vida cotidiana de millones de personas en la actualidad.

Albert Einstein y Tiger

Albert Einstein , conocido por sus teorías de la relatividad, se encontró consuelo en su gato Tiger. Este felino, descrito como un compañero cercano, era especialmente sensible a los cambios de humor y al clima, algo que Einstein observaba con atención. Según consignado el medio, el científico notaba que Tiger se deprimía durante los días lluviosos, lo que lo llevó a reflexionar sobre la conexión emocional entre humanos y animales.

Einstein, quien era un amante declarado de los animales, llegó a expresar: “Hay dos medios de refugio de la miseria de la vida: la música y los gatos”.

Además, en una analogía para explicar el funcionamiento del telégrafo, comparó la tecnología con un gato alargado, diciendo: “Le tiras de la cola en Nueva York y maúlla con la cabeza en Los Ángeles”. Aunque los gatos no jugaron un papel directo en sus teorías científicas, Tiger fue un apoyo emocional en los momentos más oscuros de su vida y carrera.

Edwin Hubble y Copérnico, el dueño de la casa

El astrónomo Edwin Hubble , famoso por descubrir galaxias más allá de la Vía Láctea y por su trabajo sobre la expansión del universo, compartió su vida con un gato negro llamado Nicolás Copérnico. Según detalló la Biblioteca Huntington, donde se conservan los documentos personales de Hubble, Nicolás era una presencia constante en su hogar y en su estudio.

Hubble solía referirse a su casa como “la propiedad de Nicolás”, destacando el lugar privilegiado que ocupaba el felino en su vida. Su esposa, Grace, documentó en su diario cómo el gato se acomodaba sobre los papeles de trabajo de Edwin, quien justificaba su comportamiento diciendo: “Me está ayudando”. Nicolás, mitad persa, no solo era un compañero fiel, sino también una figura que marcó la rutina diaria de los Hubble, desde sus hábitos nocturnos hasta sus interacciones con los visitantes, a quienes evaluaba con su particular carácter.

Cuando Hubble falleció en 1953, Nicolás permaneció junto a la ventana de la casa, como si esperara el regreso de su dueño. Este vínculo especial quedó inmortalizado en fotografías y relatos que muestran a un hombre que, aunque reservado, se encontraba alegría en la compañía de su gato.

Isaac Newton y la leyenda de la puerta para gatos

La relación entre Isaac Newton y los gatos está envuelta en una mezcla de hechos y mitos. Según la leyenda, Newton habría inventado la puerta para gatos para facilitar la entrada y salida de su mascota, Spithead, mientras trabajaba en Cambridge.

Aunque esta historia es cuestionada por historiadores, refleja la fascinación que los grandes hombres de ciencia tienen en torno a sus vínculos con los animales. Si bien no hay pruebas concluyentes de que Newton tenía un gato, la anécdota de la gatera ha perdurado como parte del folclore asociado al científico.

Erwin Schrödinger y el enigma del gato

El famoso experimento mental del “gato de Schrödinger” ha trascendido la física cuántica para convertirse en un ícono de la cultura popular. Sin embargo, la existencia de un gato real llamado Milton, que supuestamente habría inspirado al físico Erwin Schrödinger , es un tema rodeado de incertidumbre.

Según publicó el medio, la idea de Milton surgió de una entrada errónea en Wikipedia que afirmaba que Schrödinger tenía un gato durante su estancia en Oxford. Aunque esta información fue eliminada, la leyenda persiste en numerosos artículos y foros. Los diarios del físico, recuperados por su hija Ruth Braunizer, no mencionan a ningún gato, pero sí a dos perros que lo acompañaron en diferentes etapas de su vida.

El verdadero origen del experimento mental del gato de Schrödinger se remonta a una correspondencia con Albert Einstein , en la que discutían escenarios hipotéticos para ilustrar las paradojas de la mecánica cuántica. Inicialmente, Schrödinger utilizó una pelota y un cartucho de pólvora antes de optar por un gato, debido a su tamaño práctico y su capacidad para captar la atención.

Tesla y Macak, el gato que inspiró la electricidad

El inventor Nikola Tesla , conocido por sus contribuciones al desarrollo del suministro eléctrico moderno, tuvo una experiencia reveladora con su gato de la infancia, Macak. Según relató Tesla en una carta escrita en 1939, mientras acariciaba el lomo de Macak durante una tormenta de nieve, observó cómo el pelaje del animal emitía chispas visibles y audibles.

Este fenómeno despertó en Tesla una curiosidad que lo llevó a preguntarse si la naturaleza era como “un gato gigantesco” que alguien acariciaba con la mano de Dios. Este episodio marcó el inicio de su fascinación por la electricidad, un tema que exploró durante toda su vida.

Tesla describió a Macak como “el gato más precioso del mundo” y recordó con cariño cómo este animal lo acompañó en su infancia. La experiencia con Macak no solo influyó en su interés científico, sino que también dejó una huella emocional que perduró hasta sus últimos años.

La relación entre los gatos y estos grandes científicos va más allá de solo compañía. Desde inspiraciones científicas hasta consuelo emocional, estos felinos fueron testigos y, en algunos casos, participantes indirectos de descubrimientos que cambiaron el curso de la historia.

Con información de Infobae