La enfermedad celíaca no tratada daña irreversiblemente el intestino delgado, que causa desnutrición, osteoporosis y problemas neurológicos. Su diagnóstico requiere análisis de sangre y endoscopías mientras se consume gluten. «Eliminarlo antes de las pruebas distorsiona los resultados y retrasa el tratamiento», advirtieron gastroenterólogos.
La intolerancia al gluten, aunque menos grave, necesita evaluación médica para descartar otras condiciones. Los productos sin gluten suelen ser un 183 % más caros y contienen mayores niveles de azúcares y grasas. Nutricionistas alertaron que su consumo indiscriminado provoca deficiencias de fibra, hierro y vitaminas B. Expertos aseguran que la autodiagnóstico agrava problemas de salud y encubre condiciones subyacentes.
La enfermedad celíaca, también conocida como celiaquía, es una enfermedad autoinmune crónica que afecta al intestino delgado y se desencadena por la intolerancia al gluten, una proteína presente en el trigo, la cebada, el centeno y posiblemente la avena. El sistema inmunológico reacciona al gluten como si fuera una amenaza, por los que daña el intestino delgado. La enfermedad persiste a largo plazo y requiere un tratamiento continuo.
El síntoma típico es la diarrea. Otros síntomas incluyen distensión abdominal, fatiga, niveles bajos de hemoglobina (anemia) y osteoporosis. Muchas personas no presentan síntomas. El tratamiento principal consiste en una dieta estricta libre de gluten que pueda controlar los síntomas y promover la curación del intestino.