Académicos piden a las comunidades proteger las cuencas hidrográficas

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La Academia Nacional de la Ingeniería y el Hábitat (ANIH) propuso incorporar las comunidades en planes de protección de las cuencas hidrográficas, preocupada por la degradación del medio ambiente, deterioro de los embalses y la mala calidad de las aguas.

La iniciativa fue expuesta durante un conversatorio que reunió en línea a profesionales de la ingeniería ambiental, preocupados por el deterioro de los embalses y calidad de las aguas en Venezuela.

La degradación de las cuencas hidrográficas, erosión y calidad de las aguas fue el tema de una mesa técnica, organizada por las comisiones de Agricultura y Ambiente de la ANIH.

Carlos Espinosa, del Centro Interamericano de Desarrollo Integral de Aguas y Tierras de la Universidad de los Andes, coincidió con otros expositores en la necesidad de actualizar los planes de ordenamiento territorial.

El ingeniero civil hacía referencia al decreto presidencial 883, dictado en octubre de 1995 por el entonces presidente Rafael Caldera, sobre la calidad del agua en el país.

“El sector científico tiene una deuda con la legislación venezolana y desde la Comisión de Ambiente de la ANIH existe el interés por darle impulso a esta necesidad”, dijo Espinosa.

En Venezuela, existen siete cuencas hidrográficas principales: Orinoco, Lago de Maracaibo, río Negro, Lago de Valencia, Cuyuní, Caribe y río San Juan.

Conservar los embalses

Wilder Rivas, docente e ingeniero forestal, expuso sobre el manejo de cuencas hidrográficas frente a la degradación de tierras en Venezuela.

Los botaderos de basura, crecimiento urbano no planificado, quema, deforestación, derrames petroleros, sedimentación y agroquímicos entre otros factores afectan el ambiente y ponen en peligro la vida útil de los embalses, dijo.

Rivas considera que la afectación de las cuencas debe manejarse como uno de los objetivos del desarrollo nacional para garantizar la seguridad alimentaria del país.

Propuso aplicar prácticas de conservación de los embalses, suelos y agua para revertir la degradación ambiental.

El especialista coincidió con sus colegas en una nueva legislación en el manejo de las cuencas hidrográficas con financiamiento permanente y con la participación de las comunidades.

Escasez de agua y baja calidad

Aníbal Rosales, profesor de la Facultad de Agronomía de la UCV, especialista en suelos y recursos naturales, comentó que en 13 ciudades importantes de Venezuela se concentra el 94 por ciento de la población urbana.

Indicó que en esos centros urbanos existen sectores donde a menudo falta el agua y la que es suministrada es de muy baja calidad y contaminada.

“El 90 por ciento de la población venezolana sufre por la falta de agua”, afirmó.

Rosales habló sobre la necesidad de planificar el uso de las tierras, crear un sistema de información geográfica que facilite el estudio sobre el impacto de las cuencas hidrográficas.

“No es un problema puramente hidrológico sino cultural y social que requiere de una institución apropiada, asociada a la agricultura y ganadería”, agregó.

Información ambiental engavetada

El ingeniero agrónomo Ausberto Quero, comisionado de Agricultura y Ambiente de la ANIH, comentó que en el país existen muchos estudios de impacto ambiental por instituciones que trabajan en investigación “pero engavetadas”.

Coincidió con sus colegas de actualizar los planes de ordenamiento territorial para regular las prácticas sobre la tala, deforestación, explotación de minería, gas y petróleo, uso de fertilizantes y agroquímicos.

“Establecer áreas de reservas, programas de fiscalización y control y programas que incluyan a las comunidades”, agregó.

Con información de La Patilla