Alimentación infantil: 8 claves para un crecimiento saludable

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Foto: Archivo

Los primeros dos años de vida de un niño son determinantes en su desarrollo cognitivo, físico, y rendimiento escolar. Durante este periodo de constante crecimiento y desarrollo, se establecen también las bases de sus preferencias gustativas. Por ello, es fundamental que padres y cuidadores fomenten hábitos de alimentación infantil saludables desde temprana edad.

Proporcionar una dieta balanceada es un medio de prevención y control, a corto y largo plazo, de dolencias comunes de esta edad como la anemia, la desnutrición, la obesidad y el estreñimiento. También es un factor primordial para reforzar el sistema inmunológico y prevenir a los pequeños de resfriados, gripes y otras infecciones que con facilidad se contagian en las guarderías y colegios.

En una entrevista para Bienmesabe, el médico pediatra intensivista Huníades Urbina, MD, PhD y actual presidente de la Academia Nacional de Medicina en Venezuela, comparte algunos consejos básicos acerca de las necesidades energéticas y nutricionales en los primeros años de vida de un niño.

Los primeros 1000 días

El pediatra resalta la importancia crucial de los primeros 1000 días de vida (desde la concepción hasta los dos años), una etapa donde se forman órganos, tejidos y las conexiones neuronales esenciales para el futuro del niño y su potencial como adulto.

“La prevención es fundamental”, advierte el doctor, “ya que las deficiencias o errores nutricionales en estos primeros 1000 días pueden acarrear consecuencias irreversibles para el individuo.”

El especialista recomienda lo siguiente:

1.- Lactancia materna exclusiva de 0 a 6 meses

Es considerada un alimento único e insustituible, un derecho infantil, así como una responsabilidad materna.

El especialista enfatiza su rol primordial en los primeros seis meses para asegurar nutrientes vitales, un desarrollo saludable, la prevención de infecciones y el fortalecimiento del lazo materno-filial. La lactancia materna satisface plenamente las necesidades de hidratación del bebé.

2- Ni sal ni azúcar hasta los dos años

No se recomienda la adición de sal ni azúcares (blanca, morena, jarabes, miel), siendo preferible optar por la azúcar natural de las frutas enteras.

El experto destaca que la ingesta temprana de azúcares puede reprogramar células grasas, favoreciendo el sobrepeso y la preferencia por alimentos no saludables a largo plazo.

3.- Frutas enteras, no jugos

Es preferible ofrecer frutas en trozos o trituradas con un poco de agua, preservando así sus componentes nutritivos.

Como complemento a la leche materna, se sugiere incluir una fruta en la comida y otra como merienda.

4.-Alimentación complementaria

Se debe iniciar a partir de los seis meses de edad con la introducción de algunos alimentos; primero líquidos, después en papilla o triturados para que el niño vaya adaptándose a nuevas características.

Al año de edad, ya el niño debe tener una dieta adecuada a su edad y lo que coma el grupo familiar.

5.- Un toque de creatividad y colores

Si la comida entra por los ojos, como dicen, la presentación del plato es clave para despertar el apetito infantil.

Deben elegirse frutas y verduras de diferentes colores, texturas y sabores, tanto crudos como cocinados.

6.- Incluir vegetales (y trucos para que los coman)

Cuando los niños tienen una dieta alta en proteína animal (carnes, huevos y quesos) se incrementa la producción de ácidos en el organismo. Para contrarrestar esto y prevenir la acidosis metabólica, es fundamental incorporar vegetales en las comidas, aportando el equilibrio alcalino necesario.

Los signos de acidosis se presentan en pérdida de apetito, saciedad temprana, niños que comen cada vez menos y tienen dificultad para ganar peso.

¿Cómo incluir vegetales? El especialista insiste es ser creativos en la cocina: añadir queso gratinado al brócoli o la coliflor; rallar zanahoria en las hamburguesas; preparar arepas coloridas con chía, semillas, remolacha o zanahoria.

Estos cambios no solo hacen los platos más atractivos, sino que también fomentan el hábito de consumir vegetales

7.- Cuidado con las calorías vacías

A partir del primer año de edad, se recomienda que los niños consuman entre 800 a 1200 kilocalorías al día, ajustándose a su nivel de actividad física. Esta ingesta calórica debe distribuirse en tres comidas principales (desayuno, almuerzo y cena) y dos meriendas, priorizando alimentos que aporten nutrientes esenciales para su crecimiento y desarrollo.

Sin embargo, el pediatra advierte sobre una problemática común en familias con acceso limitado a alimentos suficientes y nutritivos: el consumo frecuente de espagueti, arroz, pan, dulces, refrescos e incluso arepas no enriquecidas. Estos alimentos, denominados de «calorías vacías», generan saciedad pero carecen de los nutrientes vitales para el crecimiento, convirtiéndose principalmente en grasa corporal.

8.- No olvidar tomar agua

La recomendación para los niños, dependiendo de la edad, es tomar entre 4 a 6 vasos de agua diarios. Esta cantidad debe distribuirse a lo largo del día, durante o después de las comidas, para asegurar una hidratación óptima, esencial para el correcto funcionamiento de todo el organismo.

En el caso de niños que practican deportes requerirán una ingesta adicional de agua para compensar la pérdida de líquidos.

3 indispensables de la alimentación infantil

Durante la infancia las necesidades energéticas y nutricionales son esencialmente elevadas. Es importante, enfatiza el doctor Urbina, que las madres conozcan e incorporen los tres grupos básicos de alimentos que son imprescindibles en la dieta diaria del niño: proteínas, carbohidratos y vegetales.

Un plato equilibrado y variado debe incluir una porción de proteínas que son esenciales para el desarrollo muscular y el crecimiento (presentes en carnes, pescados, lácteos, huevos, legumbres y frutos secos).

Además, carbohidratos, como fuente de energía (como la avena, el arroz, pasta y panes, preferiblemente integrales, las papas, batatas, yuca, frijoles y lentejas). Y por último, los vegetales, un tesoro de fibras, vitaminas y minerales (desde las hojas verdes de espinacas, acelgas, brócoli y coliflor, también el tomate, zanahoria, pepino, cebolla, remolacha, apio, auyama).

En cuanto a la porción de proteína recomendada, debe ser de 90 gramos aproximadamente (del tamaño de la palma de la mano), detalla, el doctor Urbina. Es importante destacar, añade el experto, que los granos también son una fuente valiosa de proteínas, ofreciendo una alternativa para diversificar la dieta y compensar posibles limitaciones en el consumo de otras fuentes proteicas.

Una vez que el niño tenga el año, se puede empezar a complementar la alimentación con leche completa, preferiblemente pasteurizada. “Antes de ese tiempo puede causar daños en las vellosidades intestinales y micros sangrados”, advierte el especialista.

Finalmente, para potenciar los beneficios de estos alimentos, se sugiere priorizar métodos de cocción saludables como hervir, hornear o asar, dejando de lado los alimentos fritos y ultraprocesados.

¿Hay que suministrar complementos vitamínicos?

El doctor Urbina insiste que una dieta diaria equilibrada, que incluya proteínas (tanto vegetales como animales), carbohidratos y hortalizas, proporciona la mayoría de las vitaminas y minerales necesarios para el niño.

La suplementación solo se justifica ante la detección de un déficit específico en un paciente, confirmado mediante estudios de laboratorio o evaluación médica. El especialista alerta acerca del peligro de la automedicación, señalando que administrar suplementos vitamínicos sin una deficiencia diagnosticada es innecesario, ya que el organismo eliminará el exceso a través de la orina o las heces.

Para cerrar, el doctor Huníades Urbina hace llamado a las futuras madres para que procuren una nutrición adecuada durante el embarazo y que cumplan con los controles prenatales que garantizará una buena salud del recién nacido.

Asimismo, subraya, la importancia de acudir regularmente al pediatra o especialista en Puericultura para recibir orientación y acompañamiento profesional en el proceso de crecimiento y desarrollo adecuado del niño.

Con información de El Estimulo