Muchos de los encuentros sociales que realizamos a lo largo de nuestra vida giran en torno a las comidas. Uno de los acompañantes favoritos para estas reuniones es la cerveza, ya sea en una terraza al aire libre, celebraciones con amigos o familia. Debido a su polivalencia, esta bebida se ha integrado en todo tipo de eventos.
Un consumo moderado puede tener beneficios para la salud, como la mejora de la salud cardiovascular, debido a su contenido en polifenoles, o la ósea por su contenido en silicio. Asimismo, también es una fuente de vitaminas o minerales como el potasio, fósforo y magnesio, relacionado con la salud el sistema inmunológico.
Algunos estudios también han sugerido que el consumo moderado de cerveza podría estar asociado con una menor incidencia de cálculos renales, así como podría estar asociado a un menor riesgo de desarrollar diabetes o a contribuir al bienestar por sus efectos relajantes.
Riesgos de beber cerveza diariamente
Sin embargo, como pasa con casi todos los alimentos, un consumo excesivo y crónico de cerveza, unido a tener estilos de vida poco saludables, puede conllevar al empeoramiento de la salud, provocando una serie de consecuencias negativas.
- Aumento de peso. Debido a su alto aporte calórico y en carbohidratos, beber cerveza todos los días puede conllevar subir de peso de manera no deseada.
- Enfermedades hepáticas. Como bebida alcohólica, si se consume de manera crónica esta bebida puede traer efectos negativos en el hígado y, por lo tanto, podría aumentar el riesgo de desarrollar patologías en este órgano, tales como esteatosis hepática o hepatitis alcohólica.
- Adicción e interacción con medicamentos. El alcohol genera efectos en el cerebro, como producir sentimientos placenteros y atenuar los sentimientos negativos y, en conclusión, genera dependencia. Asimismo, la cerveza puede afectar a la efectividad de los medicamentos, en caso de aquellos usuarios que tengan que necesitarlos.
- Problemas digestivos, tales como gastritis, úlceras y síndromes del intestino irritable. Asimismo, tiene un efecto diurético, lo que aumenta la necesidad de orinar y provocar deshidratación.
- Trastornos mentales y emocionales. El alcohol es una sustancia depresora del sistema nervioso central, lo que influye en la salud mental y estado de ánimo, provocando depresión, ansiedad, dificultades cognitivas y de memoria.
- Empeorar la calidad del sueño. El alcohol, así como pueda ayudar a dormir, puede interrumpir los patrones normales de sueño, aumentando la sensación de cansancio.
Por ello, es importante seguir estilos de vida saludables, realizar ejercicio frecuentemente y consumir una dieta equilibrada y moderada de todos los alimentos, no solamente para evitar los riesgos mencionados, sino problemas de salud en otros puntos del organismo en el futuro.
Con información de La Razón