En las paradisíacas costas venezolanas, la lucha por preservar el ecosistema marino cada vez cobra más terreno destacando la importancia y el impacto del mismo en la sostenibilidad del planeta y la calidad de vida de las personas.
Específicamente en las costas aragüeñas, donde recientemente se localizaron bolas de alquitrán (petróleo) en pequeñas cantidades, las preocupaciones y afectaciones ambientales están a la orden del día con otras situaciones.
Más allá de los derrames de petróleo, los cuales son ocasionales y acaparan la atención mediática, una amenaza más persistente y perjudicial se cierne sobre estas aguas, y suele pasar desapercibido.
Para ello, el equipo de lapatilla.com conversó con Gustavo Carrasquel, presidente de la Fundación Azul Ambientalista, quien destacó que la contaminación generada por la actividad de los seres humanos se presenta como un desafío para la preservación del ecosistema marino.
El daño de los microplásticos
El turismo, aunque vital para la economía local, también ha contribuido a la contaminación. La falta de conciencia ambiental y el manejo inadecuado de los desechos por parte de los visitantes impactan negativamente las playas.
Por esta razón, la clasificación de “turismo depredador” salta a la palestra como una preocupación de los ambientalistas, evidenciando la necesidad de una regulación más estricta.
Colillas de cigarros, además de plástico y microplásticos, cada día abundan más en las diversas playas del país, perjudicando a diversas especies marinas.
En este sentido, Carrasquel explicó que los plásticos, aunque son un material de mayor durabilidad, en el contexto marino se debilitan más rápido por las mismas condiciones climáticas.
“Los plásticos, aunque tengan más durabilidad, con la misma erosión de la arena, el sol y los rayos ultravioletas, se van fragmentando en pedazos cada vez más pequeños hasta que se transforman en microplástico. Eso hace más daño, porque ya se incorporó en la cadena alimentaria tanto de la fauna marina como del ser humano”, señaló.
La playa no es tu cenicero
Asimismo, resaltó la falta de consciencia de los visitantes que dejan “montones” de colillas de cigarro donde están sentados. Por esta razón, en conjunto con el Ministerio de Turismo y las brigadas ambientales, llevan tres años eliminando estos residuos de las playas y sumando esfuerzos en materia de educación ambiental.
“Debería haber una ley que de obligatoriedad de retiro de los desechos. Aquí tenemos la colaboración de una empresa recicladora, que nos donó unas cestas de acero inoxidable con el que vas cerniendo la arena y vas dejando los desechos, eso nos permite retirar las chapas, los palitos de chupeta y las colillas de cigarro”, dijo.
De igual manera, el especialista comentó las consecuencias de la actividad insostenible del turismo, dejando como saldo partículas de microplásticos en la sal marina, incluso, en el agua.
Además, las aguas negras también surgen como otra problemática que afectan profundamente al ecosistema, pues Carrasquel detalló que existen quebradas que son alimentadas por aguas residuales, que a su vez arrastran basura y plásticos.
“En Choroní hay asentamiento humano hacia la montaña, que tiene un vertedero de basura mal manejado. Esos vertederos con la lluvia caen en la quebrada, esas quebradas van a parar al mar y arrastran cantidades enormes de plástico”, explicó el ambientalista.
Respuesta activa
Estas brigadas se han convertido en un modelo de acción comunitaria para abordar la contaminación costera, trabajando en la recolección de desechos y en programas educativos que deben ir acompañados con acciones legales por parte de las instituciones y autoridades.
Es por ello que el presidente de Azul Ambientalista mencionó la necesidad de una legislación más estricta para enfrentar estos desafíos, especialmente en estos tiempos donde la temporada turística está recuperando fuerzas. De esta manera, se garantiza un turismo sostenible y la preservación de las costas venezolanas.
Más que un derrame de hidrocarburos
Mientras los derrames de petróleo son situaciones de contingencia, no representan una amenaza continua en el caso puntual de las costas aragüeñas. Según la información brindada por el presidente de Azul Ambientalista, las corrientes marinas y modelos matemáticos indican que estos derrames tienden a dispersarse en el mar abierto y no representan un riesgo inminente para la costa.
Sin embargo, Gustavo Carrasquel, con más de 20 años de experiencia en el tema de derrames de petróleo, alertó sobre la presencia eventual de alquitrán en las playas de Aragua, producto de otras fuentes de contaminación como fugas o instalaciones petroleras en la zona del litoral central.
“La experiencia nos ha demostrado que o hay otra fuga, otra tubería, otra instalación petrolera en fuga en la zona del litoral central o fue el derrame de un barco que cayó en alta mar. Es cierto que llegó alquitrán de petróleo, pero llegó muy emulsionado, eso quiere decir que tenía muchos días. Para que llegue a esa condición a la arena, que fue donde la encontramos, el cuerpo acuático al tocar el agua se fue dispersando, se fue hundiendo hacia el lecho marino, se fue sedimentando, arrastrado por la corriente hasta que llegó a la arena. Es un proceso que tarda más de 6 semanas”, puntualizó el experto.
Con información de La Patilla