Transcurridas 24 horas de la elección del nuevo papa de la Iglesia Católica, Apostólica y Romana, visita la sede de Últimas Noticias monseñor Benito Adán Méndez Bracamonte, asimilado a la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (Fanb). En esa circunstancia, el entonces papa Francisco lo nombró obispo castrense para Venezuela el 8 de junio de 2015, en reemplazo de Hernán Sánchez Porras, quien falleció en octubre de 2014.
Pero a la redacción de ÚN llegó sin el uniforme militar que suelen lucir los generales del Ejército, ascenso que le otorgó el presidente Nicolás Maduro en julio del 2023. Si no fuera por el alzacuello que cierra su camisa y la cruz plateada a nivel de su corazón, pasaría como un ejecutivo empresarial. Pero su momento de oración en la amplia sala de redacción, parado frente al logotipo de UN24, el canal televisivo de grupo editorial, dejó salir su aura sacerdotal al impartir la bendición a los presentes; mientras sus paisanos trujillanos Carmencita Briceño y Emir La Cruz repartían estampitas de San Expedito, el patrón de las causas justas y urgentes.
A estas alturas de su vida (Mene Grande 3/12/1962), Méndez Bracamonte no olvida las estampitas de santos que su abuelo colocaba en la pared de la casa ubicada en las montañas de Trujillo. ‘’Como buen campesino, no podía faltar la estampa de San Isidro Labrador’’, evocó Monseñor durante la entrevista, donde contó cómo se fue metiendo en los movimientos de la Iglesia hasta que emergió su vocación sacerdotal que concretó en el Seminario San José (El Hatillo, estado Miranda). Siendo seminarista acudió a la inauguración del Monumento a la Paz enclavado en la ciudad de Trujillo.
«Recuerdo que estuvo el arzobispo de Caracas, José Alí Lebrún Moratinos. Él se asustó cuando dijeron que se haría un recorrido por el interior del monumento. Tenía miedo a las alturas, pero aún así subió escaleras y ascensores’’, recordó Méndez Bracamonte.
—Monseñor, usted llega en un momento oportuno, a pocas horas de haberse anunciado Robert Prevost (León XIV) como nuevo pontífice de la Iglesia Católica. ¿Cuáles son sus impresiones sobre el nuevo Papa?
—El sucesor de Pedro nos ha dado una muestra de humildad, de sencillez; pero también en sus palabras iniciales nos ha dado motivos para continuar fortaleciendo nuestra esperanza porque habló precisamente de trabajar por la unidad en la Iglesia Católica, el diálogo interreligioso, igualmente el diálogo para alcanzar la paz entre las naciones y que podamos caminar juntos como hijos de Dios hacia el encuentro con nuestro Señor Jesucristo. Es decir, uno de los retos del Papa es mantener la unidad monolítica de la Iglesia.
—En su primer discurso el papa León XIV decía: ‘’Cristo nos precede’’. Pero también aseguró que ‘’el mal no prevalecerá’’.
Sí, el dijo que el mal no prevalecerá en la medida en que nosotros nos convirtamos en testigos del amor de Dios, en constructores, edificadores de la paz y de puentes, porque él hablaba justamente de tender puentes para el diálogo, el encuentro, para superar todas las diferencias que puedan existir en el mundo, entre los líderes políticos.
—El papa León XIV habló como pastor de la Iglesia Católica y jefe del Estado del Vaticano.
—Así es. Una de las cosas que pedíamos durante la sede vacante y luego en el Cónclave, y lo decía justamente el cardenal Giovanni Battista Re (decano del Colegio Cardenalicio), que pidiéramos que el Señor suscitara un sucesor de Pedro que pudiera guiar al mundo complejo en que vivimos, con muchas situaciones difíciles y complicadas.
—Entonces, León XIV es un hombre enviado por Dios para este mundo lleno de maldades; de allí que él proclamara en su primera comparecencia que ‘‘el mal no prevalecerá’’.
—Sí, claro, y una de las cosas que él decía es que Dios nos ama a todos. Y algo muy significativo es que él comienza sus palabras con las mismas palabras de nuestro Señor Jesucristo el primer día de la Resurrección, cuando se aparece a los apóstoles que estaban reunidos, encerrados por miedo a los judíos; se aparece y les dice que ‘’la paz esté con ustedes’’. Ese saludo del Domingo de Resurrección es una de las ideas del programa de León XIV que llevará adelante: trasmitir la paz del Señor, la paz que Jesús vino a traer, a reconciliar el cielo con la tierra, la humanidad toda.
—Es una continuación de la prédica del Papa Francisco, quien pedía en sus homilías por la paz en las regiones donde hay conflictos bélicos.
—Nunca hay ruptura entre el pontificado de Francisco con León XIV; porque si nosotros vamos atrás en la historia, ya Benedicto XIV, que le tocó vivir la Primera Guerra Mundial, era un continuo exhortador por la paz, lo mismo el papa Pío XXII, Juan XXIII y Pablo VI, este último estableció la jornada mundial de la paz. Es una continuidad en la búsqueda de la paz, en el encuentro, en la armonía, en la convivencia pacífica de todos los hombres y las naciones.
—En sus últimos días de vida, el papa Francisco firmó el decreto de canonización del doctor José Gregorio Hernández, pero no le dio tiempo de realizar el acto protocolar. ¿Qué va a pasar ahora?
—Esa canonización se va a materializar, solo esperamos que el papa León designe el día, la hora, en la cual se canonizará al doctor José Gregorio Hernández. Siempre se ha pensado que podría ser entre septiembre y octubre. Lo ha dicho el cardenal Porras (Baltazar).
—¿Por qué calculan que será entre septiembre y octubre el acto de canonización del doctor José Gregorio Hernández?
—Por los general, la canonización de los santos se hace el día de su fallecimiento, solo que José Gregorio fallece un 29 de junio y coincide con la solemnidad de los apóstoles Pedro y Pablo. San Juan Bautista, por ejemplo, se celebra justamente el día de su nacimiento, el 24 de junio, que es una prerrogativa que no todos los santos tienen.
—¿José Gregorio Hernández va a tener también esa prerrogativa?
—Nuestro santo, posiblemente va a tener esa prerrogativa, que probablemente sea (la canonización) con motivo de su nacimiento, porque por lo general se celebra es el día del fallecimiento. Porque el día en que fallecemos es que nacemos a la vida eterna. Entonces en el caso de José Gregorio su día sería el de su nacimiento (26 octubre).
—¿Qué significa que un médico venezolano haya llegado a los altares?; ¿qué vio la iglesia en José Gregorio Hernández, apartando los requisitos formales del proceso de canonización?
—En primer lugar recordemos que el llamado a la santidad lo hizo nuestro señor Jesucristo y es un llamado universal. A todo bautizado. Todo bautizado está llamado a ser santo. José Gregorio entendió esto desde muy niño: comenzó todo su proceso de crecimiento en la fe, de búsqueda de la santidad, de agradar a Dios con toda su vida. ¿Qué significa que a un médico se le reconozcan sus virtudes, su santidad? Bueno es un desafío para todos y cada uno de nosotros. En cualquier profesión que tu hayas optado en la vida, también tienes que optar por buscar la santidad.
—Como decía precisamente un santo de la Iglesia: hay que florecer donde Dios te siembre.
—Los santos que la Iglesia nos presenta, no son solamente para que intercedan por nosotros ante Dios por nuestras necesidades. También nos los presenta la Iglesia como un desafío, como un reto, para decirnos: ‘si el pudo ser santo, por qué tú no’.
—El padre Matías Camuñas solía decir en sus predicaciones aquí en Las Vegas de Petare que la santidad significaba la transparencia, la honestidad. ¿Qué es un santo para usted?
—Transparencia y honestidad delante de Dios, delante de ti mismo y delante de las personas, porque esa es la coherencia de vida. Y el Papa Francisco hablaba de los santos anónimos, de los santos de al lado. Nosotros conocemos tantas personas buenas, excelentes, honestas, transparentes, sinceras, que llevan una vida ética, moral, con principios y con valores.
—El Evangelio de Mateo, capítulo 25, nos describe esa dimensión de la santidad. Tuve hambre y me diste de comer, tuve sed y me diste de beber.
—Es que la santidad te lleva a servir, amar a las personas y a tenderles la mano. ¿Qué es lo que hacía José Gregorio Hernández?; fue excelente médico, excelente profesor universitario, exigente consigo mismo, exigente con sus alumnos, pero un hombre de un corazón inmenso que se ocupaba, no solo se preocupaba, porque a veces decimos, ‘estoy preocupado’, bueno, pero ocúpate. Y él se ocupaba por los pobres, por los necesitados, por atenderlos.
—¿Cómo se enroló Benito Méndez en el sacerdocio y en la vida militar?
— Yo provengo de una familia cristiana católica. Yo me crié en Mocoy, un campo de Trujillo, desde los 5 a los 11 años y todas las noches rezábamos el Santo Rosario. Mi abuelo tenía en la pared de su habitación muchos cuadritos de santos y como buen campesino pues tenía también a San Isidro Labrador. Y yo era muy curioso y le preguntaba, ‘¿Y este santo por qué es así?’; mi abuelo no solamente tenían los santitos allí, sino que se sabía la historia, la vida, el ejemplo y el testimonio de cada santo que tenía pegado a la pared. Luego una vez al mes iba el sacerdote a nuestra comunidad a celebrar la misa el dominical.
—¿Y usted iba a esa misa?
—Era una emoción grandísima saber que el cuarto domingo de cada mes había la misa. Uno se paraba temprano a bañarse, a vestirse con la mejor ropita para ir a la misa. Y cuando comencé a estudiar el bachillerato en la ciudad, (Trujillo) vivía con mis abuelos maternos a una cuadra de la catedral y todas las tardes iba a la misa. Después comencé asistir a la Legión de María, Renovación Carismática, leía la palabra de Dios en la misa, era parte del coro religioso de la catedral. El Señor me fue llevando hasta que ingreso en el seminario San José de El Hatillo (Miranda).
—¿A qué edad ingresó al seminario?
—Yo tenía 20 años cuando ingresé al seminario porque ya estudiaba en la Universidad de Los Andes, núcleo Rafael Rangel de Trujillo; estudiaba Ingeniería Mecánica. Me ordené de sacerdote de 27 años. Y en el año 1995 el obispo de Trujillo, monseñor Vicente Hernández Peña, me nombra párroco de la catedral con 5 años de ordenado. También tenía que atender el Batallón de Infantería ‘’Coronel Luis María Rivas Dávila’’ que tiene su sede en Trujillo.
—Y de esa manera entró en el mundo militar.
—Y comencé como empleado civil a ser capellán militar en el año 95 hasta el 97 cuando me asimilo con el grado de subteniente. Pero primero fui sacerdote. Se hace un curso de asimilación donde te dan el componente militar para que tú puedas desenvolverte. Y siendo capellán en Trujillo me visita el anterior obispo castrense de Venezuela, monseñor José Hernán Sánchez Porras, quien estaba recién nombrado. Él tomó posesión el 16 de febrero del 2001. Y me dijo que necesitaba un canciller-secretario, que si yo quería venirme a trabajar con él acá en Caracas.
—Y aceptó la propuesta de monseñor Hernán Sánchez Porras.
—Me trasladé aquí a Caracas, comencé a hacer capellán en el grupo Rivas, de artillería de defensa antiaérea. Y después del grupo Ayala, que es un grupo de tanques, caballería mecanizada. Y también estuve en la antigua División de Inteligencia Militar, en el Instituto de Altos Estudios de la Seguridad y Defensa de la Nación. Fui a Roma a hacer estudios, cuando regreso me nombra vicario general. Y cuando Sánchez Porras fallece en 2014, asumo como administrador diocesano del obispado castrense. Y en 2015 el papa Francisco me nombra el obispo castrense de Venezuela.
—¿Qué hace un obispo militar?
—Bueno lo que hace todo obispo, lo que hace todo sacerdote: evangelizar. Recordemos que la iglesia existe para evangelizar. La misión o la razón fundamental de la iglesia es evangelizar. Jesús, nuestro Señor Jesucristo, antes de ascender al cielo, se aparece a los 11 apóstoles y les dice, “se me ha dado plena autoridad en el cielo y en la tierra, vayan por todo el mundo y prediquen el evangelio, a los que crean, bautícenlos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Entonces nuestra misión es evangelizar a los hombres y mujeres de la Fuerza Armada. ¿Por qué?, porque nuestros hombres de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana vienen de familias cristianas católicas, han sido bautizados, han hecho la comunión, la confirmación, se casan, se enferman, se meten en problemas también. Yo debo recorrer todo el país visitando las unidades militares, animando en la fe, celebrando la Eucaristía, administrando el sacramento de la confirmación, entre otros.
—¿Cómo es la fe del militar? Lo pregunto no por presentarlos como un ente separado de esta sociedad, sino porque tienen la responsabilidad de las armas, por ejemplo.
—Bueno, justamente por tener esa grandísima responsabilidad son hombres de fe. Hombres y mujeres de fe que buscan a Dios, que le pide mucho a Dios, sobre todo cuando están en misión en frontera, que los libre de todo mal, de todo peligro. Y hay un dato muy interesante que a lo mejor se desconoce. Cada componente militar tiene como patrona a la Virgen María en sus diferentes advocaciones. El Ejército tiene como patrona a nuestra señora del Carmen; La Armada a la Virgen del Valle; La Aviación a nuestra señora de Loreto; la Guardia Nacional a la del Rosario de Chiquinquirá y La Milicia a la Divina Pastora.
—Voy con otro tema. En los últimos dos años se ha tensado la relación Venezuela-Guyana, por el territorio Guayana Esequiba. A veces se observa una provocación a la confrontación bélica.
¿Cómo lo ve usted?
—Recuerde que nuestro Presidente siempre ha hablado de la diplomacia de paz. Y desde esa perspectiva, pues también se ve desde el mundo militar. Quienes conocen el horror de un conflicto armado, son los militares. Y siempre, aunque se está preparado para un conflicto, son los que menos quieren el conflicto, pues son los que irían al frente. Por lo tanto desde el mundo militar se apoya la diplomacia de la paz. Que esto se resuelva de manera pacífica, que esto se resuelva respetando nuestros derechos constitucionales e históricos que tenemos sobre la Guayana Esequiba.
Al detal
- ”Los retos del nuevo Papa, en primer lugar, mantener la unidad monolítica de la Iglesia en medio de la diversidad de carismas y ministerios que en ella existen. Por otra parte, construir ese puente para el diálogo interreligioso, para la paz y, una Iglesia que sea cercana, que pueda atender a los pobres, a los necesitados, a los desposeídos, una Iglesia misionera, que pueda hacerse presente en la cultura, que pueda dar respuesta a las interrogantes que la humanidad hoy se plantea en todos los niveles’’
- ”Las Bienaventuranzas que planteó Jesús de Nazaret frente a aquella multitud que lo seguía, tienen plena vigencia porque la palabra de Dios da continua respuesta a las necesidades y a las exigencias de los hombres. Solo que nosotros tenemos que asumirlas. Tenemos que, digamos, ponerlas en práctica’’
- ”Será posible que los pobres sean bienaventurados porque nos mueven a nosotros a hacer algo por ellos, a tender la mano. Porque no es solamente decir, “oye, porque tú eres pobre, eres bienaventurado”. No. Yo tengo que hacer algo para ayudarte a salir de tu pobreza, no solo la material, sino también hoy día creo yo que tenemos que trabajar mucho en que las personas salgan de su pobreza espiritual’’
Con información de ÚN