China oficializó esta semana la creación de la Asociación de la Liga de Fútbol Profesional de China (CFL, por sus siglas en inglés), un nuevo organismo destinado a transformar y revitalizar el deporte rey a nivel profesional en el país.
La CFL quedó constituida en su primera Asamblea General, celebrada hoy en Pekín, con el objetivo de resolver los problemas estructurales que han lastrado al balompié del país asiático en los últimos años.
Li Kemin fue elegido presidente de la CFL, organismo que será responsable de operar las ligas profesionales del país, gestionar los clubes, regular la participación de jugadores extranjeros y supervisar las transferencias, entre otras funciones.
La creación de la CFL forma parte de un esfuerzo nacional por reformar la gestión del fútbol en el país, inspirado en las mejores prácticas de ligas europeas y asiáticas como las de Japón y Corea del Sur, de acuerdo con la Administración Nacional de Deportes.
Una de las medidas más destacadas es la separación de la gestión operativa de las ligas de la Asociación China de Fútbol (CFA), que retendrá funciones regulatorias y de supervisión.
Según los estatutos del organismo, en el corto plazo, la CFL buscará rectificar las prácticas irregulares del sector y garantizar la estabilidad operativa de las ligas en 2025.
A mediano plazo, se enfocará en fortalecer el rendimiento competitivo y fomentar el desarrollo del fútbol juvenil, mientras que en el largo periodo planea consolidar una estructura sostenible y transparente que permita un crecimiento equilibrado.
Los clubes desempeñarán un papel central en esta nueva etapa, con mayoría en la junta directiva y participación activa en las decisiones estratégicas.
Además, la CFL aseguró que se establecerá un sistema “más justo” para distribuir ingresos, promoviendo la estabilidad y el crecimiento.
China espera que estas reformas permitan recuperar la confianza en el fútbol profesional del país, al que solo le quedan tres clubes fundadores en la actualidad, lastrado por crisis económicas y por innumerables casos de corrupción, como el que protagonizó el exseleccionador Li Tie, condenado a 20 años de prisión.
El país también busca fortalecer las bases para alcanzar sus ambiciosos objetivos deportivos a largo plazo, incluido el sueño del presidente del gigante asiático, Xi Jinping, de clasificar, ser anfitrión y ganar un Mundial antes de 2050.
Vía: EFE