Chuao, un pueblo de cacao, cultura y tradición: Diablos danzantes, una mezcla de folclor y religión

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Chuao es un pueblo de cultura, religión y tradición; de allí que grandes y chicos participan con algarabía y orgullo en cada una de sus manifestaciones, siendo una de las más relevante los Diablos Danzantes, una cofradía basada en las características religiosas y folclóricas que definen a los chuaeños.

Esta cofradía tiene sus orígenes en el año 1582 y hoy por hoy forma parte de las once cofradías de diablos danzantes venezolanos que están incluidas en la lista de la Unesco como Patrimonio Cultural e Inmaterial de la Humanidad.

Cada año durante el Corpus Christi, que se celebra el noveno viernes después del Jueves Santo, los niños, adolescentes y adultos de la población, perteneciente a la Cofradía, se visten con prendas coloridas y brillantes para, durante tres días, rendirle culto al Santísimo Sacramento del Altar, ante el cual se rinden.

“Hay algo que hay aclarar, no nos disfrazamos nos vestimos de diablos danzantes para rendirle culto al Santísimo Sacramento del Altar, eso es todo un proceso religioso donde nos postramos a la hora de la caída ante el Santísimo en son de rendición, porque por encima del Santísimo, nadie”, explicó Antonio Montiel, Primer Capitán de estos diablos danzantes a los cuales pertenece desde 1965, “actualmente tengo 58 años danzando”, dice con orgullo.

Es importante destacar que, aunque no se visten de diablos ni danzan, las mujeres tienen un papel fundamental en la Cofradía de los diablos danzantes, pues son ellas las que elaboran los coloridos trajes y lideran las oraciones que se realizan durante toda la celebración.

Origen de los Diablos Danzantes

Actualmente la Cofradía de los Diablos Danzantes de Chuao cuenta con 230 danzantes activos, la mayoría de los cuales danzan todos los años.

Montiel contó que la tradición llegó al pueblo provenientes de Santa Ana de Coro, donde se celebró por primera vez el Corpus Chrsti “de allí se dispersó por todo el país haciendo mayor arraigo en aquellas comunidades aisladas o de difícil acceso, donde todos lo danzantes y todas las personas de las comunidades se hicieron dueños de esos bailes enmascarados».

La tradición, ha pasado de generación a generación, “aprendimos de nuestros abuelos y bisabuelos y hemos tratado de conservarla y mantenerla tal cual como ellos nos las enseñaron», puntualizó el Capitán.

Un estructura jerárquica

Para su funcionamiento, esta Cofradía está organizada de una manera jerárquica con cargos que son vitalicios. A la cabeza se encuentra el Primer Capitán, luego el Segundo y el Tercer Capitán. Hay un capataz, que es uno de los más viejo del grupo, una sayona (que es un hombre que se viste de mujer) y los capitanes cajeros.

La diferencia entre ellos radica en su forma de vestir y en las funciones que cumplen durante la celebración. Es así como, desde el Primer al Tercer Capitán utilizan pantalón largo con un bombache en la parte baja del mismo y una camisa con bombache en las mangas. Mientras que el resto de la diablada usa pantalón corto hasta la rodilla, medias largas y alpargatas adornadas.

Asimismo, la jerarquía se nota en el bigote de la máscara que usan, ya que el Primer Capitán es el que tiene el bigote más largo, el Segundo Capitán lo tiene un poco más corto y el Tercer Capitán, más corto aún. El capataz, además del bigote tiene una chiva larga

Diferencias con otras cofradías

Existen muchas características que diferencia esta Cofradía de Diablos Danzantes, de las otras 10 que le rinden culto al Altísimo Sacramento del Altar. Una de ellas es que en vez de usar el cuatro como la mayoría, en Chuao utilizan un tambor o redoblante rústico para las danzas, un instrumento al que llaman caja.

Además, salen a danzar única y exclusivamente en Corpus Christi, mientras que otras Cofradías lo hacen durante el Carnaval.

 

Antonio Montiel, Primer Capitán los Diablos Danzantes de Chuao.