Científicos estudian los mecanismos responsables del avance del alzheimer en el cerebro

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Un equipo de científicos de la Universidad de Málaga, en el sur de España, ha identificado factores implicados en la propagación del alzheimer en el cerebro, en una investigación cuyos resultados podrían tener interés clínico para el desarrollo de potenciales terapias que modulen el curso de esta enfermedad.

«Aunque se sabe que el alzheimer puede comenzar hasta veinte años antes de que aparezcan los primeros síntomas, la falta de conocimiento en torno a cómo avanza impide la generación de tratamientos efectivos, así como de un diagnóstico claro que haga frente a esta enfermedad neurodegenerativa», ha explicado el investigador de la Universidad de Málaga David Baglietto.

En el estudio se han comparado muestras cerebrales postmortem de pacientes de alzhéimer -proporcionadas por la Universidad de Irvine (California, EEUU)- con muestras de modelos transgénicos de la enfermedad, mostrando que el progreso de la patología cursa de forma diferente en ambos casos, ya que las células no responden igual en cada modelo.

«Las especies de beta-amiloide (semillas) que se generan son diferentes y poseen distintas propiedades patogénicas», ha afirmado Baglietto en un comunicado de la Universidad de Málaga.

En este sentido, el investigador ha explicado que, por ejemplo, la respuesta inmune es diferente, al igual que la aparición de daños sinápticos o la forma en la que se potencia la enfermedad de Alzheimer.

«Este hallazgo aporta nueva luz al hecho de que muchas de las terapias que funcionan con éxito en los modelos preclínicos luego no lo hacen en humanos», ha aclarado.

Según el investigador, una de las características fundamentales de esta enfermedad es la importante acumulación de agregados proteicos tóxicos en el cerebro de los pacientes.

«Estos acúmulos cerebrales se forman como consecuencia de un plegamiento anómalo de proteínas solubles y su posterior agregación, que puede ocurrir debido a múltiples causas que aún no se conocen y siguiendo distintos mecanismos patogénicos», ha señalado.

Ha precisado que, una vez que se inician, dichas conformaciones anómalas son capaces de propagarse e inducir estos mismos plegamientos aberrantes en otras proteínas solubles, diseminando la enfermedad hacia distintas regiones cerebrales.

«Por ese motivo, es sumamente importante conocer cuáles son las isoformas o plegamientos proteicos más patogénicos y determinar cómo se produce esa propagación».

Con este estudio se ha constatado que las muestras cerebrales de pacientes de alzheimer contienen unas isoformas patogénicas del péptido beta-amiloide que favorecen en mayor medida la formación de placas seniles -los agregados proteicos tóxicos-, en comparación con los modelos animales de la enfermedad que se emplearon para esta investigación.

Los especialistas han asegurado que estos estudios son «muy importantes», ya que un mayor conocimiento de los factores, tipos celulares e isoformas proteicas (semillas) encargadas de favorecer los procesos agregativos puede suponer una «excelente» diana terapéutica que permita ralentizar o detener el progreso patogénico de la enfermedad de Alzheimer.

Como próximos pasos, han señalado la mejora de los modelos experimentales que reproducen la enfermedad, así como «humanizar» ciertos genes para ser capaz de reproducir mejor la patología humana.

Vía: EFE