Con el inicio de las clases, muchos padres consideran adquirir un dispositivo móvil para sus hijos para que puedan estar en contacto con amigos y familiares, hacer sus deberes y acceder a contenidos educativos y de ocio.
No obstante, a los padres les preocupa que sus hijos se vuelvan adictos a los juegos (60%), cómo los dispositivos digitales les afectarán mental, física y socialmente (60%), así como cómo podrían afectar su privacidad y seguridad (60%), según un estudio de Kaspersky sobre hábitos digitales.
Los países de América Latina están entre los principales objetivos de ciberataques a estos dispositivos pues entre agosto de 2022 y agosto de 2023, se registraron cinco ataques por minuto a smartphones y tabletas.
Por ello, las siguientes recomendaciones ayudarían a limitar el mal uso de los celulares para los niños.
1. Una cuenta para niños
Las cuentas diseñadas para niños funcionan como una barrera de seguridad en los dispositivos electrónicos, bloqueando la descarga de contenido inapropiado para su edad, como videos para adultos o música con letras explícitas.
No es necesario que los niños conozcan la contraseña de estas cuentas. Se aconseja activar la verificación en dos pasos, si está disponible, y enlazarla con el dispositivo de un adulto responsable, en lugar del aparato del niño.
2. Instalar aplicaciones básicas
Se recomienda instalar las aplicaciones esenciales en los dispositivos de los niños, especialmente las que permiten comunicarse o determinar la ubicación geográfica, como servicios de mensajería y aplicaciones de mapas, así como programas educativos.
Es importante ajustar la privacidad y seguridad en cada una de estas aplicaciones para evitar que personas desconocidas contacten a los niños a través de su número de teléfono. Herramientas como revisores de privacidad pueden ser útiles para seleccionar las mejores opciones de seguridad en diversos dispositivos y plataformas.
3. Limitar el tiempo de uso
Es importante limitar el tiempo que los niños pasan frente a las pantallas de sus dispositivos. Para promover hábitos saludables, se puede decidir que ciertos lugares y momentos del día sean libres de tecnología, como durante las cenas o antes de irse a la cama.
Existen programas que ayudan a controlar el tiempo de uso, permitiendo establecer un límite, que puede variar desde 15 minutos hasta 1-2 horas. Tras alcanzar ese límite, las aplicaciones se bloquearán automáticamente. También se puede asignar tiempo específico para juegos o apps educativas y ajustar estas restricciones a medida que los niños crecen y cambian sus rutinas.
4. Controlar el uso de internet
Para evitar que los niños naveguen por internet sin control, es recomendable deshabilitar los datos móviles en sus dispositivos y solo permitirles acceso a la red WiFi de la casa. De esta manera, se limita su uso de internet a cuando están en el hogar.
Aunque hay redes WiFi públicas gratuitas en muchos lugares, es clave recordar que a menudo no tienen protecciones adecuadas, lo que las hace vulnerables a ataques de ciberdelincuentes que pueden capturar información sensible, como contraseñas, sitios web que se visitan y datos de contacto.
5. Usar herramientas de control parental
Las herramientas de control parental son recomendables porque permiten a los padres supervisar y gestionar el uso que sus hijos hacen de Internet y de los dispositivos tecnológicos. Por ejemplo, algunas redes sociales permiten que los padres tengan acceso a los contactos y mensajes de los menores.
Con información de Infobae