La potabilización es un proceso diseñado por el hombre para asegurar que el consumo del agua no cause enfermedades. Para que el agua sea potable es necesario aplicar dos procesos: filtración y desinfección. Aplicados de forma correcta eliminan bacterias, virus, hongos, lombrices y protozoos. Se puede desinfectar el agua en casa utilizando métodos como cloración, ebullición o exposición solar.
- Tratamiento por ebullición. Permite matar los gérmenes y microorganismos presentes en el agua. Para ello, debe filtrarse previamente y después hervirse en grandes cantidades (no basta con que rompa a hervir) durante un minuto en altitudes bajas. El agua tratada por ebullición tiene un sabor insípido. Este problema puede solucionarse agitándola enérgicamente para reoxigenarla o añadiéndole un poco de sal.
- Ventajas:
- Sencillez de aplicación
- Mata los gérmenes patógenos.
- Desventajas:
- Necesita madera (alrededor de 1 kg por cada litro de agua, lo cual lo hacer malo para los árboles) y un recipiente resistente al calor.
- Tratamiento por coloración. Consiste en introducir productos clorados (pastillas de cloro, lejía, etc.) en el agua para matar los microorganismos en ella. Tras un tiempo de actuación de unos 30 minutos, el agua pasa a ser potable. Gracias al efecto remanente del cloro, continúa siéndolo algunos días.
- Ventajas:
- El agua lodosa puede hacerse potable. Si el tratamiento se hace correctamente, se eliminan todos los gérmenes patógenos.
- Efecto duradero de la cloración.
- Desventajas:
- En la mayoría de los casos, estos productos deben transportarte desde el exterior. Riesgos derivados desde su manipulación.
- Coste nada barato.
Con información de Ecofiltro