La higiene del dormitorio es un aspecto muy importante del bienestar que a menudo se pasa por alto. Dentro de este ámbito, el lavado de las sábanas juega un papel importante. Aunque es una tarea rutinaria en todos los hogares, muchas personas no tienen claro con qué frecuencia deben llevarla a cabo.
El contacto directo y prolongado de nuestra piel con las sábanas durante el sueño hace que estas acumulen una variedad de elementos no deseados, tales como células muertas, sudor y polvo. Esta acumulación puede tener un impacto negativo no solo en la apariencia de la ropa de cama, sino también en la salud y la calidad del sueño.
Las recomendaciones sobre la frecuencia de lavado pueden variar considerablemente, a menudo influenciadas por factores personales y ambientales. Aspectos como la transpiración nocturna, alergias, enfermedades, así como la presencia de mascotas, son importantes en la decisión de cuándo es el momento adecuado para lavar las sábanas.
Cuándo deben lavarse las sábanas
Parece tentador posponer la tarea de lavar la ropa de cama, pero mientras uno duerme, sus sábanas acumulan suciedad, sudor y aceite que pueden ser dañinos para la salud. De acuerdo con una encuesta realizada por Mattress Advisory, el estadounidense promedio cambia sus sábanas una vez cada veinticuatro días. Sin embargo, “desde un punto de vista médico e higiénico, debería hacerse una vez a la semana”, explica Jason Singh, médico en Ashburn, Virginia.
Cuando no se lavan las sábanas con la frecuencia adecuada, se facilita la proliferación de microorganismos como bacterias, hongos y ácaros del polvo. Durante la noche, el cuerpo suda y desprende células muertas de la piel, creando un caldo de cultivo perfecto para estos organismos. Si no se realiza esta tarea semanalmente, “puedes experimentar irritaciones en la piel, infecciones o incluso desencadenar reacciones alérgicas”, agrega Singh.
Para aquellos que padecen asma u otros problemas respiratorios, o tienen piel sensible o propensa al acné, “podrían considerar lavar sus sábanas aún más frecuentemente que cada siete días”, sugiere Singh. Una recomendación adicional es no olvidarse de lavar también las fundas de almohada y el resto de la ropa de cama. “Muchas personas lavan sus sábanas, pero a menudo olvidan las fundas de almohada u otros elementos de la cama”, añade Singh.
Para minimizar la transferencia de suciedad y aceite a la ropa de cama, Singh sugiere ducharse por la noche, especialmente si se hace ejercicio en la tarde. “Si te duchas más seguido por la noche, muchos de los contaminantes en tu piel a lo largo del día se eliminan antes de irte a la cama”, dice Singh.
Mantener la habitación a una temperatura más fresca es otro consejo útil para limitar el sudor mientras se duerme. Esto también puede contribuir a reducir el entorno favorable para los microorganismos. En cuanto al cuidado de otros accesorios de cama, Singh recomienda “simplemente lavar toda la ropa de cama en el mismo horario”.
El hábito de cambiar las sábanas regularmente se convierte en una práctica esencial no solo para mantener la higiene, sino también para evitar problemas de salud asociados. Sin embargo, muchos parecen no seguir esta recomendación a pesar de los riesgos. El estudio realizado por Mattress Advisory revela un comportamiento contrario a las indicaciones médicas, dejando claro que la mayoría de las personas subestima la importancia de este simple pero esencial hábito.
La limpieza y el mantenimiento adecuados de la ropa de cama no solo mejoran el descanso, sino que también previenen una serie de problemas de salud. Una mejora en estos hábitos podría representar una mejora notable en la calidad de vida diaria, tanto en términos de salud física como de bienestar general.
Con información de Infobae