Conoce diez lecciones de inversión y finanzas de un Premio Nobel de Economía

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Foto: Archivo

El psicólogo israelí y Premio Nobel de Economía en 2002, Daniel Kahneman, transformó la manera en cómo se toman las decisiones, al retar la visión tradicional de la racionalidad económica.

No obstante, Kahneman falleció en marzo de este año, lo que significó una pérdida para las áreas de la economía y psicología a escala mundial, según publicó Forbes México.

Ante ello, el Grupo Bolsa Mexicana de Valores rescató 10 importantes lecciones de inversión y finanzas del libro «Pensar rápido, Pensar Despacio», escrito por el Premio Nobel de Economía 2002.

A continuación, las 10 lecciones de inversión y finanzas dejadas por Daniel Kahneman a tomar en consideración:

1.- Nuestro cerebro utiliza dos sistemas para funcionar

Daniel Kahneman propone que nuestro cerebro tiene dos sistemas para procesar información:

– Sistema 1: Rápido, intuitivo y automático, pero propenso a errores y sesgos.

– Sistema 2: Lento, analítico y deliberativo, pero requiere esfuerzo y atención.

Por ejemplo, un inversor que toma decisiones impulsivas basadas en corazonadas o rumores del mercado, probablemente está utilizando el Sistema 1.

En cambio, un inversor que analiza cuidadosamente la información financiera y diversifica su cartera, estaría utilizando el Sistema 2.

2.- Somos irracionales

Daniel Kahneman recuerda que los seres humanos no somos siempre racionales, por lo que cometen errores sistemáticos debido a nuestros sesgos.

3.- El efecto Halo

Se trata de un sesgo cognitivo en que nuestra impresión general sobre una persona influye sobre nuestra percepción de sus rasgos y cualidades. Es decir, si te agrada alguien, sobreestimarás sus capacidades y viceversa.

Por ejemplo, una persona que compra acciones de una empresa solo porque le cae bien el CEO, está siendo víctima del «efecto halo».

4.- La falacia del costo hundido

Esta se manifiesta cuando, por ejemplo, sigues invirtiendo en algo que no vale la pena, simplemente porque has invertido recursos en ello.

Esto se aprecia con personas que siguen invirtiendo en una empresa que está en bancarrota porque ya han invertido mucho dinero, la famosa práctica de promediar a la baja esperando que su posición suba para salir con el mismo capital que entraron.

5.- El sesgo retrospectivo

Esta es la tendencia, luego que ocurre algún evento, de creer que nosotros pudimos haber predicho o esperado los resultados.

Un ejemplo es cuando al ver las cotizaciones históricas de alguna acción o activo financiero que creció significativamente los últimos meses, nuestra mente nos lleva a pensar que sabríamos que el evento ocurriría, cuando en realidad no tuvimos la información al momento de invertir.

6.- La teoría de prospectos

Daniel Kahneman y su colaborador Amos Tversky desarrollaron la teoría de prospectos, que explica cómo las personas toman decisiones bajo riesgo.

Esta teoría sugiere que las personas son más sensibles a las pérdidas que a las ganancias. En otras palabras, que vender una posición con una minusvalía del 10% se estimará como más dolorosa que una venta con una plusvalía del 10%.

7.- Disponibilidad heurística

Se trata de un sesgo cognitivo en el cual se juzga la posibilidad de un evento con base en la facilidad en que nos viene a la mente.

Por ejemplo, alguien que ha tenido éxito invirtiendo en un sector como el tecnológico, podría mostrarse más dispuesto a invertir en una nueva empresa tecnológica, sin considerar con cuidado sus riesgos específicos.

8.- Sesgo de confirmación

Este es un sesgo cognitivo que confirma nuestras creencias existentes e ignora la información que las contradice. Es decir, los inversionistas deben evitar encerrarse en cámaras de eco donde se hable positivamente sobre sus tesis de inversión y abrirse a escuchar puntos de vista opuestos.

De este modo, podrá estar alerta a las señales de advertencia.

9.- El efecto de encuadre

Cuando la forma en que se presenta la información influye sobre nuestras decisiones y percepciones, estando frente al efecto de encuadre.

Es decir, podemos estar más dispuestos a invertir en un activo que se presenta como “oportunidad única” que si se presentara como un “riesgo elevado”.

10.- El sesgo de ancla

Consiste en creer fuertemente en la primera pieza de información que recibimos al tomar una decisión. Este sesgo lo podemos observar entre las personas que se dejan llevar por las cotizaciones de los activos de renta variable y los “precios objetivo” que ofrecen los analistas.

Estos cálculos de probabilidad pueden convertirse en una referencia que lleve a los inversionistas a comprar acciones a un precio elevado, incluso si el precio objetivo cambia cuando se mueven las preferencias del mercado.

Es importante resaltar que el libro de Daniel Kahneman puede ayudar a que las personas tomen mejores decisiones en el área financiera, así como también aumentar las probabilidades de tener éxitos.

Con información de Banca y Negocios