Dormir bien es esencial para la salud física y mental. Sin embargo, muchas personas tienen dificultades para conciliar el sueño o mantener un descanso reparador. Para mejorar la calidad de tu sueño, puedes incorporar algunos hábitos simples en tu rutina diaria.
Cuida tu alimentación
Evita las comidas pesadas, el café y las bebidas energéticas en las horas previas al descanso. En su lugar, opta por cenas ligeras y alimentos ricos en triptófano, como plátanos, nueces o leche tibia, que favorecen la relajación.
Realiza actividad física
Hacer ejercicio regularmente puede ayudarte a dormir mejor. Sin embargo, evita entrenar intensamente justo antes de acostarte, ya que esto puede activarte demasiado y dificultar el sueño.
Reduce la exposición a pantallas antes de dormir
La luz azul de dispositivos electrónicos como teléfonos, tabletas y televisores puede interferir con la producción de melatonina, la hormona del sueño. Intenta evitar estas pantallas al menos una hora antes de acostarte.
Evita las siestas largas
Dormir siestas prolongadas durante el día puede dificultar el descanso nocturno. Si necesitas descansar, intenta que la siesta no supere los 20-30 minutos.
Crea un ambiente propicio para dormir
Mantén tu habitación oscura, fresca y libre de ruidos. Usar cortinas gruesas, tapones para los oídos o una máquina de ruido blanco puede ser útil. También es recomendable contar con un colchón y almohadas cómodas.
Relájate antes de acostarte
Establece una rutina de relajación, como leer un libro, tomar un baño caliente o practicar respiración profunda. Estas actividades pueden indicarle a tu cuerpo que es hora de dormir.
Mantén un horario regular
Ir a la cama y despertar a la misma hora todos los días, incluso los fines de semana, ayuda a regular tu reloj biológico. Esto facilita que tu cuerpo se acostumbre a una rutina y logres dormir mejor.
Con información de 2001