Al inicio del año escolar 2024-2025, el ministro de Educación, Héctor Rodríguez, hizo un llamado a los docentes jubilados a regresar a dar clases en las escuelas públicas ante la ausencia de personal en ese sector. No obstante, algunos profesores retirados consideran que las condiciones actuales en el sistema educativo en Venezuela son inadecuadas para su regreso a las aulas.
Fátima* comenzó su carrera como docente en el sistema público en 1995. Dio clases de Historia y Geografía en colegios del municipio Sucre, en el estado Miranda, pero se jubiló en el año 2021 y decidió no regresar a las aulas por las condiciones en las que laboró durante sus últimos años de docencia.
“Fueron 25 años de servicio. En los últimos años que me desempeñé como subdirectora de un liceo ya se observaba el descontento y la politización del sistema educativo, así que lo que quería era ya jubilarme. Después de eso no pensé en volver, por más que amo mi profesión, bajo esas condiciones”, expresó Fátima en entrevista para El Diario.
La docente recuerda que veía deficiencias en el sistema educativo en el momento que se jubiló en cuanto a la calidad del contenido que se impartía. Sin embargo, lo más determinante en su decisión de no volver era la falta de beneficios y un salario digno.
También dijo que al momento de su jubilación, las instituciones en las que laboró presentaban filtraciones, poca iluminación en las aulas y problemas de ventilación.
“Aparte de eso está la precariedad en el uso de materiales de apoyo, desaparece la biblioteca tradicional y en su lugar la sustituyen por los libros de la Colección Bicentenario. Nosotros teníamos joyas de muchos autores en distintas áreas, pero todos esos libros desaparecieron”, explicó.
Aclaró que uno de los liceos donde trabajó fue remodelado recientemente y le instalaron aires acondicionados. Pese a eso, considera que la ausencia de beneficios laborales y de calidad educativa tiene mayor peso a la hora de pensar en volver a dar clases.
Lo que debe cambiar
A juicio de Fátima, es muy difícil dar vuelta atrás por la situación en la que se encuentran los planteles públicos. Ella mantiene contacto con sus colegas y otros trabajadores que aún siguen en las escuelas del Estado y sabe que muchos de los profesores especializados se jubilaron sin intención de volver y los que aún no están en capacidad de retirarse migraron a la educación privada.
“Hay demasiado déficit en áreas primordiales como Física, Química y Matemáticas. Hay profesores que dan Química y son de Biología, así como hay profesores integrales que te están dando Historia y Geografía, no son especialistas. Yo soy profesora en Ciencias Sociales egresada del pedagógico e hice mi especialidad a nivel de posgrado en Historia, o sea, tengo las condiciones para dar ambas ambas asignaturas”, detalló.
Es consciente de que los afectados indirectos de la crisis laboral de los docentes son los niños y adolescentes que estudian en el sistema público. Por ello, insiste en que es necesario mejorar las condiciones de trabajo de los maestros para volver a tener un sistema educativo competitivo.
“Las condiciones que el profesional jubilado exigiría para volver ante todo deben centrarse en la parte económica, es decir, un salario digno acorde a sus logros alcanzados como profesional”, instó.
En la actualidad, el salario promedio de los docentes es de unos 18,34 dólares al mes, lo que representa el 3,5 % del costo de la canasta y supone un déficit del 96,5 %, de acuerdo con el reporte más reciente del Centro de Documentación y Análisis de la Federación Venezolana de Maestros (Cendas-FVM).
Invertir en la asistencia social
Fátima sugirió que se deben recuperar los pagos de primas por antigüedad, escalafón y profesionalización. También se debe brindar una póliza de HC acorde a la realidad del país y los costos de los centros de salud privados.
“La parte social es fundamental porque los jubilados son una población que estamos por encima de los 48 años de edad. También es importante que se nos pague el bono de alimentación de 40 dólares porque los jubilados no contamos con él”, expresó.
Fátima considera que sería interesante poder volver a las aulas con un sistema de educación menos tradicional y más participativo para los estudiantes. Asegura que en la actualidad es un reto despertar el interés de los alumnos en ciertos temas, por lo que darles la oportunidad de vivir nuevas experiencias en pro del aprendizaje es algo que deberían evaluar las escuelas públicas.
La docente explicó que con los incentivos necesarios, los maestros podrían subsistir incluso con un único puesto en una escuela pública. En consecuencia, dejaría de ser necesario reducir el horario a tres días de clase a la semana como está ocurriendo en muchos planteles.
Ser docente requiere mucho compromiso
Fabiana* trabajó durante 32 años en la educación pública. Hace énfasis en que esos años fueron ininterrumpidos de forma literal, porque nunca se ausentó por motivos de salud.
“Nunca tuve permisos laborales, uno solamente cuando tuve a mi hija por cesárea. Las veces que necesité que me operaran de algo, lo programé para que fuera en agosto, durante las vacaciones escolares, para no dejar a mis niños solos”, dijo Fabiana para El Diario.
El esfuerzo que imprimía en su labor no le pesaba. Asegura que en sus primeros años de docencia sentía que era una profesión bien remunerada y con lo que ganó pudo comprarse su primer vehículo. En el año 2016 recibió su jubilación y para ese momento las condiciones en las que trabajaban los maestros ya eran complejas.
Además de dar clases, fue subdirectora de un centro preescolar, coordinó centros de ciencias para estudiantes y fundó una escuela en el estado Nueva Esparta.
A pesar de que ya le habían retirado los beneficios laborales, luego de su jubilación se mantuvo como directora de la escuela que fundó, porque no había llegado algún profesional que pudiera asumir el rol de director. Se mantuvo allí también porque sentía que la labor que se realizaba en el plantel era importante.
“Lo que hacíamos en ese barrio de Porlamar (Nueva Esparta) era como un rayito de luz. Los representantes cuidaban que nadie fuera a hacerle daño a la escuela, pues los niños estudiaban ahí y el personal se planificaba, se supervisaba y era consciente de que tenían que trabajar en pro de los niños”, agregó.
Condiciones para volver a las aulas
Desde lo educativo, Fabiana considera que para volver a trabajar en una escuela pública es necesario que a los docentes les permitan trabajar con grupos pequeños de alumnos. Añadió que el déficit de profesores en el sistema público puede llevar a que los maestros que allí se mantienen sean sobreexplotados.
“Las condiciones serían las mismas que ponían cuando trabajaba de docente, que era tener un grupo de hasta 25 alumnos, que es lo que maestro puede manejar. Poner en un salón 30 o 40 niños no es lo ideal porque no les das ningún aprendizaje y los maestros se queman”, indicó.
Explicó que en el caso de tener aulas con una gran matrícula es necesaria la incorporación de un docente auxiliar y así poder garantizar una atención personalizada a cada estudiante.
En segunda instancia, coincide en que se le debe ofrecer al maestro un seguro de vida y de HCM (hospitalización, cirugía y maternidad) acorde a la realidad del país y que se refuerce la capacidad operativa del Instituto de Previsión y Asistencia Social para el personal del Ministerio de Educación (Ipasme).
En cuanto al salario, la profesora espera que se logre acordar un sueldo con el que se pueda cubrir la canasta básica alimentaria que, de acuerdo con la Federación Venezolana de Maestros, se ubicó en 539 dólares en el mes de octubre.
“Para ser un buen maestro se debe tener un buen seguro, unas buenas condiciones en la escuela, trabajar con luz, con agua, con alimentación y tener la intención de mejorar. Siempre se puede mejorar, pero para eso es necesario que se termine con la burocracia en el sistema educativo”, explicó.
Aclaró que la vocación del docente no tiene nada que ver con trabajar sin cobrar, pasando hambre o autoexplotarse laboralmente. Insistió en que es justo que los maestros puedan vivir bien para poder darle lo mejor de sí a los niños y adolescentes que ven clases con ellos.
Fabiana también cree que para brindarle la mejor educación a los niños y adolescentes no solo es necesario que el Ministerio de Educación haga reformas, sino que es importante que la sociedad y las familias asuman un rol educativo también.
“A los niños actualmente hay que educarlos en casa. El primer educador es papá y mamá y deben ayudar a los niños, respetarlos, amarlos y sobre todo educarlos”, enfatizó.
*Los nombres de las docentes entrevistadas fueron cambiados por motivos de protección.
Con información de Unión Radio
