Aunque hay grados de peligrosidad según la especie. Las medusas son animales caracterizados por tener forma de campana invertida, con tentáculos que cuelgan de ellas. Son de los animales marinos más temidos, pero su peligrosidad es algo que todavía no está claro para muchos.
Aunque las medusas parezcan animales sencillos y no agresivos, la realidad es que han desarrollado mecanismos sorprendentes para poder obtener su alimento y defenderse de posibles amenazas. Todas las medusas tienen integradas en el tejido externo unas células llamadas cnidoblastos o cnidocitos, que contiene dentro el mecanismo para picar e inyectar veneno.
Ellas se mantienen a la deriva, o nadando sin mucha dirección, pero es justamente el sistema de defensa el que interactúa con el medio, activándose ante cualquier estímulo. Dado que todas las medusas tienen cnidocitos, y reaccionan ante cualquier estímulo, podemos decir que sí, las medusas son peligrosas.
Ahora bien, la peligrosidad de las medusas radica en la especie, porque no todas tienen la misma fuerza, ni la misma forma de estructura para picar, que tampoco se ubica siempre en la misma zona. Algunas medusas emiten sencillos piquetes que se sienten como descargas eléctricas con reacciones localizadas, pero otras pueden causar efectos sistémicos de gran peligro para las personas.
Cómo pican las medusas
Las medusas reciben el estímulo externo mediante el contacto con una prolongación como una espina, llamada cnidocilio, que siempre está extendido hacia fuera. Este es el primer paso, y entonces activa la respuesta de defensa de la medusa.
El cnidocito, que es la célula completa, contiene un complejo sistema dentro al que se le llama nematocisto o cnidocisto, que consta de un filamento enrollado con una punta. Puede tener o no espinas, y se conecta a una cápsula basal que contiene veneno. Dichas células son especialmente abundantes en los tentáculos, para poder defenderse, y en los tentáculos orales cercanos a la boca, que sirven para obtener el alimento.
El filamento interno se despliega como si fuera un arpón cuando el cnidocilio manda la señal, abriendo una tapa llamada opérculo para poder salir, e introduciéndose en la amenaza o presa. Puede traspasar diferentes capas de la piel, y esto es lo que determina la gravedad y peligrosidad de la picadura.
Finalmente, se inyecta el veneno de la cápsula dentro de la víctima o amenaza, hacia su piel y sus vasos linfáticos, capilares sanguíneos y nervios.
Los venenos de medusa están frecuentemente formados por proteínas y polipéptidos, y suelen ser citolíticos, es decir que rompen las células, y neurotóxicos, que tienen efecto sobre el sistema nervioso. También pueden ser citotóxicos, vasoconstrictores, cardiodepresivos, entre otros efectos más.
¿Qué hacer si te pica una medusa?
Cuando el dolor de la picadura no es demasiado fuerte no hay que preocuparse, pero hay que esperar hasta 2 horas porque los síntomas de algunas especies se presentan tarde. Cuando hay dolor muy elevado, lo primero que hay que hacer es salir de inmediato del agua, porque hay riesgo de ahogamiento por el estado en el que entra el cuerpo.
Después se deberá lavar con una disolución de vinagre al 5% durante 30 segundos, sin frotar. De no tener a mano, se usa agua de mar, pero nunca agua dulce ni orina, como suele recomendarse.
Posteriormente se aplica hielo en la zona afectada.
Después de estas acciones inmediatas, se debe ir a una unidad médica para que remuevan manualmente los nematocistos, y donde se aplicará una vacuna antitétanos preventiva.
En cuanto al tratamiento posterior, se aplica yodo sobre las heridas, y de ser demasiado el dolor, se puede usar analgésico.
Para evitar riesgos, siempre es mejor prevenir. Si se bucea en zonas de medusas hay que usar trajes protectores. Nunca deben tocarse directamente, ni si quiera si están muertas porque sus células siguen picando.
Con información de Ecología verde