El consumo de alimentos ultraprocesados provoca unas 57.000 muertes prematuras al año en Brasil, el equivalente al 10 % de los óbitos registrados en el país, según un estudio divulgado este jueves por el centro estatal de investigaciones en salud Fundación Oswaldo Cruz (Fiocruz).
De acuerdo con el estudio, el consumo de estos alimentos industrializados, como bebidas gaseosas, espagueti instantáneo o galletas con rellenos, es responsable de unas seis muertes por hora en el gigante latinoamericano.
Según los responsables del estudio, el consumo de ultraprocesados eleva en cerca del 50 % el riesgo de muerte relacionada a enfermedades cardiovasculares y en un 12 % el riesgo de muerte por diabetes tipo 2.
Los propios investigadores reconocen que los números pueden ser mayores ya que el estudio se limitó a examinar las muertes por enfermedades provocadas por el consumo de ultraprocesados de las que más se tienen datos científicos.
La investigación de Fiocruz en asociación con el Núcleo de Estudios Epidemiológicos en Nutrición y Salud (Nupens) de la Universidad de São Paulo (USP) concluyó que el consumo de productos ultraprocesados tiene un impacto económico anual de cerca de 10.400 millones de reales (unos 1.785 millones de dólares) en Brasil.
Casi la décima parte de ese valor equivale a lo que el sistema público de salud gasta por año en hospitalizaciones, atenciones ambulatorias y medicinas de pacientes con enfermedades provocadas por el consumo de los ultraprocesados.
La cifra también incluye los 263,2 millones de reales (unos 45 millones de dólares) que el Estado gasta por jubilaciones precoces y licencias médicas de los pacientes hospitalizados.
Los mayores gastos, sin embargo, de cerca de 9.200 millones de reales (unos 1.579 millones de dólares), se refieren a los impactos indirectos causados por la salida del mercado de trabajo de personas en edad productiva.
Los ultraprocesados, que reciben ese nombre ya que pasan por diversos procesos industriales, son alimentos ricos en sal, azúcar, grasas saturadas y carbohidratos, y pobres en vitaminas y minerales, además de contener ingredientes poco conocidos, colorantes artificiales, aromatizantes y otros aditivos.
EFE