El ayuno intermitente tiene potencial para proteger contra el hígado graso

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Foto: Archivo

El hígado graso no alcohólico es la enfermedad crónica del hígado más común y puede tener graves consecuencias, ya que si no se trata adecuadamente puede provocar inflamación hepática (esteatohepatitis asociada a disfunción metabólica), cirrosis, e incluso cáncer de hígado. Esta enfermedad está estrechamente relacionada con la obesidad, un problema de salud pública a nivel mundial que está asociada al aumento de los casos de fallo hepático y cáncer de hígado.

Mathias Heikenwälder, del Centro Alemán de Investigación del Cáncer (DKFZ) y la Universidad de Tübingen, explica que el ciclo destructivo de una dieta poco saludable, la obesidad, la inflamación hepática y el cáncer de hígado causa grandes sufrimientos y representa una carga considerable para los sistemas de salud. Por ello, su equipo investigó si introducir cambios simples en la dieta podría interrumpir este proceso mortal.

Estudios anteriores ya han demostrado que el ayuno intermitente es efectivo para reducir peso y aliviar ciertos trastornos metabólicos, y el equipo de Heikenwälder ha probado en ratones si este enfoque también puede proteger al hígado de la degeneración grasa y la inflamación crónica.

Los animales se alimentaron con una dieta alta en azúcares y grasas, similar a la dieta occidental típica. Un grupo de ratones tuvo acceso constante a la comida. Como se esperaba, estos animales ganaron peso y grasa corporal y desarrollaron inflamación hepática crónica. Por otro lado, los ratones del otro grupo no comieron dos días a la semana (ayuno intermitente 5:2), pero podían comer todo lo que querían los otros días.

A pesar de la dieta alta en calorías, estos animales no aumentaron de peso, mostraron menos signos de enfermedad hepática y tenían niveles más bajos de biomarcadores que indican daño hepático. Curiosamente, la resistencia al desarrollo de un hígado graso fue independiente de la ingesta calórica total, ya que los animales compensaban las raciones perdidas al final de los períodos de ayuno.

El patrón dietético más eficaz contra la inflamación hepática

Experimentando con diferentes variantes de ayuno intermitente, se encontró que varios factores determinan la protección contra la inflamación hepática: el número y la duración de los ciclos de ayuno, así como el inicio de la fase de ayuno. Un patrón dietético de 5:2 funciona mejor que uno de 6:1; las fases de ayuno de 24 horas son mejores que las de 12 horas. Una dieta especialmente no saludable requiere ciclos de dieta más frecuentes.

El equipo de Heikenwälder también exploró el trasfondo molecular de la respuesta al ayuno. Compararon la composición proteica, las vías metabólicas y la actividad genética en el hígado de los ratones en ayuno y no ayuno. Destacaron dos actores principales responsables de la respuesta protectora del ayuno: el factor de transcripción PPARα y la enzima PCK1, que trabajan juntos para aumentar la descomposición de los ácidos grasos y la gluconeogénesis, e inhibir la acumulación de grasas.

Los estudios en muestras de tejido de pacientes con esteatohepatitis asociada a disfunción metabólica también mostraron el mismo patrón molecular con reducciones en PPAR α y PCK1. Además, cuando ambas proteínas fueron genéticamente desactivadas simultáneamente en las células hepáticas de los ratones, el ayuno intermitente no pudo prevenir ni la inflamación crónica, ni la fibrosis.

Por otro lado, el medicamento pemafibrato imita los efectos de PPARα en la célula. Este fármaco es un modulador selectivo de PPARα aprobado en Japón, que ha demostrado en estudios pivotales una acción positiva en los perfiles de lípidos y en la resistencia a la insulina de pacientes con diabetes tipo 2 e hipertrigliceridemia.

Los investigadores comprobaron que, aunque indujo algunos de los cambios metabólicos favorables observados con el ayuno 5:2, solo pudo imitar parcialmente los efectos protectores del ayuno. “Esto no es sorprendente, ya que con el pemafibrato sólo podemos influir en uno de los dos actores clave. Desafortunadamente, todavía no está disponible un fármaco que imite los efectos de la PCK1”, explica Mathias Heikenwälder.

Finalmente, Heikenwälder y su equipo investigaron si la dieta 5:2 también podría aliviar la inflamación hepática crónica existente. Después de cuatro meses adicionales de ayuno intermitente 5:2, los ratones mostraron mejores valores sanguíneos, menos hígado graso e inflamación y, sobre todo, desarrollaron menos cáncer de hígado y tenían menos focos cancerígenos en el hígado.

“Esto demuestra que el ayuno intermitente 5:2 tiene un gran potencial, tanto en la prevención de esteatohepatitis asociada a disfunción metabólica y cáncer de hígado, como en el tratamiento de la inflamación crónica del hígado”, resume el investigador principal Heikenwälder. “Los resultados prometedores justifican estudios en pacientes para averiguar si el ayuno intermitente protege contra la inflamación crónica del hígado como se ha observado en el modelo de ratón”.

Este régimen de ayuno se considera fácil de integrar en la vida cotidiana, ya que los días de ayuno se pueden adaptar a las necesidades personales y no se prohíben alimentos específicos. Heikenwälder destaca que, aunque siempre habrá personas que no puedan mantener una dieta estricta a largo plazo, seguirán investigando combinaciones de fármacos que puedan imitar completamente los efectos protectores del ayuno.

Con información de Web Consultas