La procesión del Cristo de la Salud es la costumbre religiosa y cultural más representativa de Zaraza. Desde 1857 los zaraceños celebran el Año Nuevo de una manera única: caminando detrás de la imagen del Cristo de la Salud, razón por la que en 2021 la tradición llanera fue elevada como Patrimonio de Venezuela.
Las actividades comienzan en la madrugada de cada 1 de enero con el repique de las campanas de la iglesia San Gabriel Arcángel. Adentro del templo, los devotos del Cristo de la Salud rezan el rosario y, con la bendición del párroco, cargan en hombros la imagen rodeada de flores.
El recorrido de aproximadamente seis horas comienza en la calle Comercio y peregrina por casi la totalidad del pueblo, hasta terminar nuevamente en la iglesia, donde se celebra la primera Eucaristía del año.
La manifestación llanera, además de ser la única en el país que se realiza el primer día del año, engloba una serie de expresiones culturales y folclóricas que la hacen singular. El «joropo devocionario» da la bienvenida a la procesión en varios puntos del recorrido. Con arpa, cuatro y maracas, los artistas locales ofrecen sus versos y composiciones en honor al Cristo y la tradición.
Por el año 1854, Venezuela sufría los estragos de la epidemia del Cólera Morbus. Según varios cronistas locales, esta epidemia llegó a la población de Zaraza entre 1855 y 1856. La mortalidad fue de tal extremo que no hubo tiempo para velorios ni entierros. Se improvisó un cementerio donde, al amanecer, se abrían grandes fosas comunes, las llenaban de cadáveres durante el día y por las noches las cubrían con tierra.
Las crónicas populares, entre ellas las del cronista Francisco Gustavo Chacín, relatan que una niña llamada Carmen Díaz, poco antes de morir por la enfermedad, contó a sus padres haber visto en sus sueños a personas flacas y débiles que el primer día del año cargaban en hombros una imagen de Cristo.
Según el relato de la niña, en esa procesión iban los enfermos del «vómito negro», mientras un joven comía un fruto amarillo,que ella intentó quitarle para calmar su sufrimiento, pero no pudo. Contaba la niña, según la crónica de Chacín, que el resto de las personas en procesión sí pudieron consumir el fruto y caminaban contentas porque con ello se salvarían de la enfermedad.
Poco tiempo después, un hombre que pasaba por la calle Libertad caería de bruces sintiendo los síntomas de la enfermedad y, recordando el sueño de la niña, tomó jugo de limón, rogándole a Dios que le concediera salud. Con asombro se produjo su mejoría y al sentirse sano prometió cumplir el sueño de la niña. Así, el primero de enero del año 1857, a las tres de la mañana fue sacado en procesión, por vez primera, la imagen del Cristo de la Salud.
Con información de Infozaraza