En diciembre de 2024 finalizó el mayor estudio que se ha realizado hasta ahora, que explora los efectos del consumo reciente y a lo largo de la vida de cannabis sobre la función cerebral durante las tareas cognitivas.
La investigación, que identificó una asociación entre el consumo intensivo de cannabis a lo largo de la vida y una menor activación cerebral durante tareas de memoria de trabajo, incluso después de descartar la influencia del consumo reciente, se realizó con una muestra de 1003 adultos jóvenes de entre 22 y 36 años, para identificar cómo impacta el consumo de cannabis sobre la función cerebral, utilizando datos del Proyecto Conectoma Humano.
Los resultados publicados en la revista médica JAMA Network Open mostraron que el consumo intensivo de cannabis a lo largo de la vida se asoció con una menor activación cerebral en la tarea de memoria de trabajo, particularmente en regiones como la corteza prefrontal dorsolateral, la corteza prefrontal medial y la ínsula anterior. Esta asociación se mantuvo incluso tras excluir a los participantes con consumo reciente de cannabis, lo que sugiere que los efectos pueden ser duraderos.
“A medida que el consumo de cannabis continúa creciendo a nivel mundial, estudiar sus efectos sobre la salud humana se ha vuelto cada vez más importante. Al hacerlo, podemos proporcionar una comprensión integral tanto de los beneficios como de los riesgos del consumo de cannabis, lo que permitirá a las personas tomar decisiones informadas y comprender plenamente las posibles consecuencias”, dijo el primer autor del estudio, Joshua Gowin, profesor doctorado adjunto de radiología en la Facultad de Medicina de la Universidad de Colorado.
Impacto en la memoria de trabajo y otras funciones cerebrales
Los investigadores hallaron que el cannabis tenía un efecto estadísticamente importante en la función cerebral durante las tareas de memoria de trabajo, lo que significa que es muy poco probable que el impacto observado se deba a la casualidad. Este efecto se observó tanto en los consumidores de cannabis recientes como en los que habían consumido cannabis durante toda su vida. El impacto fue menos significativo en las otras tareas.
El estudio también examinó el efecto del consumo reciente de cannabis. Aquellos que dieron positivo en las pruebas de orina mostraron un peor desempeño y una menor activación cerebral en tareas de memoria de trabajo y motoras. Sin embargo, estas asociaciones no se mantuvieron tras corregir la tasa de falsos descubrimientos, lo que indica que el impacto del consumo reciente podría ser menos significativo en comparación con el consumo a largo plazo.
No se encontraron asociaciones significativas entre el consumo de cannabis y el desempeño en otras tareas cognitivas, como evaluación emocional, lenguaje o procesamiento social. Además, el estudio no identificó una relación entre el diagnóstico de dependencia del cannabis y la función cerebral, lo que sugiere que la frecuencia y la duración del consumo podrían ser factores más determinantes que el nivel de dependencia clínica.
“Aplicamos los estándares más altos a nuestra investigación, estableciendo umbrales rigurosos para la significación estadística en las siete pruebas de función cognitiva. Para minimizar el riesgo de falsos positivos, empleamos la corrección de la tasa de descubrimiento falso (FDR). Si bien algunas de las otras tareas indicaron un posible deterioro cognitivo, solo la tarea de memoria de trabajo mostró un impacto estadísticamente significativo”, agrega Gowin.
El aumento en la legalización del cannabis en diversos países ha generado un incremento en su consumo, así como en la percepción de que es una sustancia inofensiva. Sin embargo, este estudio resalta la necesidad de comprender mejor los efectos cognitivos y cerebrales del consumo prolongado de cannabis. Los hallazgos sugieren que la memoria de trabajo, una función esencial para la resolución de problemas y la toma de decisiones, podría verse afectada por el consumo intensivo.
Los investigadores también destacaron la importancia de la abstinencia antes de realizar tareas cognitivamente exigentes, dado que el consumo reciente se asoció con un peor desempeño. Señalaron que, aunque algunos efectos del cannabis pueden desaparecer después de pocas semanas de abstinencia, otros podrían ser más persistentes en consumidores intensivos.
Líneas futuras de investigación
El estudio tiene limitaciones aseguran sus investigadores, incluyendo su naturaleza transversal, lo que impide establecer relaciones de causalidad. Además, no se analizaron factores como la dosis, la concentración de tetrahidrocannabinol (THC) o la vía de administración del cannabis.
Los autores enfatizan la necesidad de estudios longitudinales a gran escala para evaluar con mayor precisión cómo el consumo de cannabis afecta la función cerebral y por cuánto tiempo persisten estos efectos.
Gowin menciona que su investigación también sugiere que abstenerse de consumir cannabis antes de realizar una tarea cognitiva podría ayudar a mejorar el rendimiento.
“Las personas deben ser conscientes de su relación con el cannabis, ya que la abstinencia repentina también podría afectar su cognición. Por ejemplo, los consumidores habituales pueden tener que ser más cautelosos”, dice Gowin.
Y concluyó: “Todavía quedan muchas preguntas por responder en relación con el efecto del cannabis sobre el cerebro. Ahora se necesitan estudios a gran escala y a largo plazo para entender si el consumo de cannabis altera directamente la función cerebral, cuánto duran estos efectos y cuál es su impacto en los distintos grupos de edad”.
Estos hallazgos contribuyen al debate sobre los riesgos del consumo prolongado de cannabis y podrían ser clave para el diseño de políticas de salud pública que busquen informar a la población sobre los efectos potenciales del cannabis en la función cognitiva.
Con información de Infobae