El núcleo interno de la Tierra es menos sólido de lo que se creía y está cambiando

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Foto: Archivo

El núcleo interno de la Tierra podría estar experimentando cambios en su superficie, según un estudio científico. La investigación detectó modificaciones estructurales cerca del centro del planeta, lo que aporta nueva información sobre esta dinámica. La zona cercana al núcleo interno podría experimentar una deformación viscosa que altera su forma.

Los autores de la Universidad del Sur de California (USC) plantearon que el tema ha sido objeto de debate durante años, pero la mayoría de los trabajos se han enfocado en su rotación. John Vidale, catedrático de Ciencias de la Tierra en la Facultad de Letras, Artes y Ciencias Dornsife de la USC y principal investigador del estudio, explicó que los científicos “no se propusieron definir la naturaleza física del núcleo interno”. Sin embargo, los datos obtenidos sugieren que “la superficie cercana al núcleo interno de la Tierra sufre cambios estructurales”, señaló.

El hallazgo publicado en Nature Geoscience postuló que la actividad topográfica dentro del núcleo podría influir en su rotación, afectando de manera sutil la duración del día. También podría estar relacionada con el proceso de desaceleración del núcleo interno, un fenómeno que ha despertado el interés de la comunidad científica.

Situado a más de 4800 kilómetros bajo la superficie terrestre, el núcleo interno se encuentra rodeado por el núcleo externo, compuesto por material fundido. Hasta ahora, la idea predominante era que se trataba de una esfera sólida, siempre de acuerdo a estos expertos. La investigación de la USC tenía como objetivo seguir el proceso de desaceleración del núcleo, pero durante el análisis de sismogramas de varias décadas, Vidale observó datos que llamaron su atención: “Un conjunto de datos de ondas sísmicas se destacó curiosamente del resto”, indicó. “Más tarde, me di cuenta de que estaba mirando la evidencia de que el núcleo interno no es sólido”.

Para el estudio, los investigadores analizaron datos sísmicos de 121 terremotos ocurridos entre 1991 y 2024 en 42 puntos cercanos a las Islas Sandwich del Sur, en la Antártida. Las ondas sísmicas fueron captadas por estaciones receptoras en diversas ubicaciones, incluidas Fairbanks, Alaska, y Yellowknife, Canadá. Los datos obtenidos en la segunda de estas estaciones mostraron propiedades inusuales que no habían sido detectadas previamente.

Vidale reconoció que, en un principio, los resultados le generaron dudas. “El conjunto de datos me desconcertó”, afirmó. Sin embargo, el equipo refinó su técnica de análisis y pudo concluir que las formas de onda sísmicas reflejaban actividad física adicional dentro del núcleo interno. Los cambios observados pueden explicarse como modificaciones temporales en la forma del núcleo. Según la investigación, su superficie cercana experimenta una deformación viscosa, lo que provoca un desplazamiento en su límite externo. La causa más probable de este fenómeno es la interacción con el núcleo externo.

“Se sabe que el núcleo externo fundido es turbulento, pero no se había observado que su turbulencia perturbara a su vecino, el núcleo interno, en una escala de tiempo humana”, comentó Vidale. “Lo que estamos observando en este estudio por primera vez es probablemente que el núcleo externo perturba al núcleo interno”.

El investigador destacó que este descubrimiento permite explorar dinámicas que hasta ahora habían permanecido ocultas en el interior de la Tierra. También podría contribuir a mejorar el conocimiento sobre el campo térmico y magnético del planeta.

Otra investigación reciente sobre el núcleo de la Tierra

Anteriormente, a mediados de 2024, otro estudio publicado en Nature presentó evidencia sobre la rotación del núcleo interno de la Tierra. La investigación analizó datos sísmicos y propuso un modelo que sugiere variaciones en la velocidad de rotación del núcleo a lo largo del tiempo. Vidale fue coautor de este último estudio y explicó que en décadas anteriores el núcleo interno giraba más rápido que la Tierra. Sin embargo, este patrón cambió alrededor de 2008, cuando el núcleo comenzó a desacelerarse y, en algunos momentos, a moverse en sentido contrario al planeta.

Los investigadores examinaron, de manera similar, datos sísmicos de terremotos ocurridos en las Islas Sandwich del Sur entre 1991 y 2023, además de registros de pruebas nucleares realizadas entre 1971 y 1974. Comparando la llegada de las ondas sísmicas en distintos momentos, identificaron cambios en la velocidad y dirección de rotación del núcleo. “Hemos argumentado sobre esto durante 20 años, y creo que esto lo confirma”, afirmó Vidale, quien consideró que los nuevos datos resolvieron el debate sobre el movimiento del núcleo interno.

El estudio determinó que la rotación del núcleo sigue un ciclo de aproximadamente 70 años. En la década de 1970, giraba ligeramente más rápido que la Tierra, pero en 2008 comenzó a desacelerarse, según los expertos. Para 2023, las mediciones indicaron que había iniciado un leve movimiento en sentido opuesto. Según los cálculos del equipo, el ciclo de desaceleración y aceleración podría repetirse, y en un período de cinco a diez años el núcleo volvería a aumentar su velocidad.

Algunos especialistas advirtieron que todavía quedan interrogantes por resolver. Lauren Waszek, profesora en la Universidad James Cook, sostuvo que es necesario profundizar la investigación para comprender mejor estos procesos. Destacó que la inaccesibilidad del núcleo interno y la cantidad limitada de datos disponibles representan un desafío para los científicos. “Necesitamos más datos y herramientas interdisciplinarias mejoradas para investigar esto más a fondo”, afirmó.

Los científicos han mostrado interés en el impacto que las variaciones en la rotación del núcleo podrían tener sobre el campo magnético terrestre. Aunque aún no se comprende completamente su influencia, una menor velocidad de giro podría afectar la generación del campo magnético, fundamental para la protección del planeta contra la radiación solar.

Los cambios en la rotación del núcleo pueden medirse, pero resultan imperceptibles para quienes habitan la superficie terrestre. Vidale explicó que estas variaciones alteran la duración del día en apenas milésimas de segundo. “¿En términos del efecto en la vida de una persona? No puedo imaginar que signifique mucho”, agregó.

Estudiar el núcleo interno no solo ayuda a entender su comportamiento, sino que también aporta información sobre la formación del interior profundo del planeta y la interacción entre sus diferentes capas. Las fronteras donde se encuentran materiales líquidos y sólidos generan un área de particular interés debido a su posible actividad. “Podríamos tener volcanes en la frontera del núcleo interno donde lo sólido se encuentra con el líquido”, sugirió Vidale.

Waszek consideró que nuevas tecnologías y metodologías serán clave para esclarecer definitivamente la estructura y la rotación del núcleo interno. “Las metodologías novedosas y próximas serán centrales para responder las preguntas en curso sobre el núcleo interno de la Tierra, incluida la de la rotación”, concluyó.

Con información de Infobae