Una nueva investigación que se ha llevado a cabo en Inglaterra y en la que se han analizado datos de 9.065 personas ha encontrado una relación entre una mayor exposición a la contaminación ambiental durante las primeras etapas de la vida y el riesgo de desarrollar trastornos psicóticos y depresión durante la juventud. Los resultados del estudio se han publicado en la revista científica JAMA Network Open y también revelan que los individuos que habían estado más expuestos al ruido durante su infancia y adolescencia tenían más probabilidades de sufrir ansiedad.
El estudio ha sido realizado por un equipo de científicos de diversas instituciones, incluida la Universidad de Bristol. «La niñez, la adolescencia y la edad adulta temprana son períodos críticos para el desarrollo de trastornos psiquiátricos: en todo el mundo, casi dos tercios de los afectados se enferman a la edad de 25 años. Nuestros hallazgos se suman a un creciente conjunto de evidencia, de diferentes poblaciones, lugares y utilizando diferentes diseños de estudio, lo que sugiere un impacto perjudicial de la contaminación del aire (y potencialmente de la contaminación acústica) en la salud mental», ha declarado la Dra. Joanne Newbury, investigadora postdoctoral Sir Henry Wellcome en la Facultad de Medicina de Bristol de la Universidad y autora principal del estudio.
Los investigadores afirman en su artículo que “los resultados de este estudio de cohorte proporcionan evidencia novedosa de que la exposición temprana a partículas en suspensión está asociada prospectivamente con el desarrollo de experiencias psicóticas y depresión en la juventud”, y que también han encontrado una asociación con la ansiedad, e insisten en la apremiante necesidad de realizar más investigaciones que analicen el impacto de la contaminación atmosférica y acústica, ya que consideran que “las intervenciones para reducir la exposición a la contaminación del aire y el ruido (por ejemplo, zonas de aire limpio) podrían mejorar potencialmente la salud mental de la población”.
“El estudio confirma la evidencia sobre el efecto de la contaminación urbana sobre la psicosis y la depresión, previamente observada en adultos, en niños y en jóvenes. Y muestra, en una de las primeras veces, un papel del ruido en la niñez y juventud en la ansiedad en estas etapas”, ha destacado Jordi Sunyer, investigador en el ISGlobal y profesor de Medicina Preventiva y Salud Pública en la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona, que no ha participado en esta investigación, en declaraciones a SMC España.
Impacto de la contaminación en el neurodesarrollo y la salud mental
Jon Andoni Duñabeitia, director del Centro de Investigación Nebrija en Cognición, ha señalado en declaraciones al mismo medio que “el estudio presenta una muestra muy cuidada de la que se han ido obteniendo datos a diferentes niveles, incluyendo aspectos relacionados con la salud mental en diferentes momentos del tiempo, desde el embarazo de las madres hasta la edad adulta. Además, estos datos longitudinales se combinan con datos existentes sobre la contaminación del aire y acústica de diferentes momentos en el tiempo obtenidos de fuentes objetivas. El estudio desarrolla una serie de análisis estadísticos muy certeros que tienen en cuenta posibles variables moduladoras de los efectos, y las conclusiones están bien fundamentadas en los hallazgos”.
Duñabeitia ha explicado que este estudio “presenta dos tipos de evidencia que nos invitan a replantearnos el impacto de la contaminación en el neurodesarrollo y en la salud mental a lo largo de la infancia y la juventud. Por un lado, esta investigación desvela que la exposición a pequeñas partículas contaminantes en el aire durante el embarazo y, en algunos casos, durante la infancia, tiene un efecto potenciador de problemas de salud mental relacionados tanto con episodios psicóticos, como con síntomas de depresión durante la adolescencia y juventud”.
Y añade que, por otro lado, “este estudio muestra cómo la exposición a contaminación acústica durante la infancia y adolescencia está asociada a una mayor presencia de ansiedad en las personas.
Estos resultados enlazan directamente con recientes metaanálisis que demuestran también el impacto de la exposición a pequeñas partículas contaminantes durante el embarazo en el peso de los recién nacidos, especialmente en Europa, poniendo de manifiesto la relevancia de la contaminación ambiental en el neurodesarrollo y la salud cognitiva y mental”. “El estudio no presenta ninguna deficiencia notoria y los resultados están correctamente fundamentados en aproximaciones estadísticas sólidas”, concluye.
En opinión de Sunyer “El ALSPAC (The Avon Longitudinal Study of Parents and Children) es de los mejores estudios de cohortes prospectivos desde el inicio del embarazo hasta la edad adulta en el mundo”. Sin embargo, advierte que “se precisan nuevos estudios en que la medida de los trastornos psiquiátricos y de la contaminación y el ruido sea más válida para confirmar estos resultados, así como realizarlos en otras zonas para demostrar que no son únicos en el sur de Inglaterra”.
Con información de WebConsultas